Una creación de diseño funcional puede cambiar el curso de la historia. Para Louis Vuitton, "la simple visión de un maleta puede poner la mente en movimiento" y eso fue lo que hizo el joven francés que inmigró a París con sólo 16 años con un don por el trabajo artesanal combinado con la innovación.
Con más de un centenario de éxito, el comercio familiar es un ultrarefinado imperio de la moda que extiende sus diseños a accesorios, joyas, fragancias, mobiliario y una línea prêt-à-porter femenina y masculina.
De espíritu visionario y sofisticado, Louis Vuitton conquistó mercados cosmopolitas en más de 90 países, y su reciente y esperado regreso a la Argentina -con una pop store -trae las últimas novedades del universo fashion.
Como un importante legado, el inigualable savoir faire, de este layetier emballeur -algo así como fabricante de cofres y valijas- fue heredado por generaciones, instalando objetos que modificaron el día a día. Hizo cambiar la manera de viajar de la alta sociedad europea, a través de la implementación de un material ligero que recubría sus maletas conocido como Trianon, sumado a sistemas de máxima seguridad, un cierre único difícil de romper con dos hebillas de resorte, tumbler, que aún sigue vigente y es parte de las piezas de cada temporada.
La funcionalidad se complementó con el estilo de la mano de famoso Monogram, el inmediatamente reconocible y tan imitado patrón a cuadros. El origen de esta estampa se remonta a 1896, cuando Georges Vuitton empleó las iniciales 'LV' como un homenaje a su fallecido padre Louis Vuitton. Patentado, hoy es el sello más distintivo, reviste los hits de cada temporada, como la icónica cartera Speedy. Esta bolsa, símbolo total de época, se creó en 1930 bajo el nombre Express. Su fama empezó en los años 60 luego de que la casa francesa reinterpreta el diseño creando un tamaño especial para la diva Audrey Hepburn.
Convertido en objeto de deseo, la marca de lujo se encuentra entre las más replicada del mundo, por lo que la firma utiliza meticulosos procesos para asegurar la autenticidad. El más conocido: el color de las asas debe cambiar a marrón oscuro, luego de su uso. De no ser así, es falsa.
Además, los complementos pasan por una serie de pruebas de durabilidad extrema, como dejarla caer desde una altura de 4 metros con un peso de 3,5 kg en su interior, someterla a rayos UV para asegurar que no se decolore o abrir y cerrar los cierres cerca de 5.000 veces para confirmar su calidad.
Los aniversarios son la fecha elegida para resignificar las piezas más amadas. Para conmemorar el centenario de la lona Monogram en 1996, Louis Vuitton invitó a una serie de diseñadores -Romeo Gigli, Manolo Blahnik, Isaac Mizrahi, Vivienne Westwood- a crear objetos de equipaje únicos. La colección resultante se expuso por todo el mundo, acercando el espíritu de innovación y colaboración de la marca a los amantes de las tendencias.
Ya habiendo alcanzado la influencia predominante en la industria de alta gama, la fima apuesta a más. En 1997, decidió lanzarse a la conquista del prêt-à-porter, y lo hizo de la mano de Marc Jacobs, quién asumió el desafió de mantener el legado. Por un tiempo, puso en "modo pausa" la famosa estampa para centrarse en la creación de piezas donde el género noble vestía cada silueta femenina.
Desde 2013, ese rol recae en el talentoso Nicolas Ghesquiére, quien resignifica esa valiosa herencia la acerca al mundo millennial y a la era deportiva, con la introducción, por ejemplo, de las famosas sneakers Archlight, las bolsas hardware en clave riñonera y la segunda era de la logomania, todos guiños fashionistas que reinan entre los amantes de moda.
"Parece contradictorio pero es un activo para Louis Vuitton tener dos caras: el lujo y la ropa deportiva. La gente quiere vestir bien pero también quiere, por ejemplo, un rompevientos", explicaba el director artístico en un nota a Vogue.
Para el Mundial celebrado en Rusia, la firma francesa presentó el estuche donde se guardó la Copa del Mundo y lanzó diseños exclusivos con el irrepetible monogram como estrella.
Para la moda masculina, el trabajo de Kim Jones en la marca, a la que llegó en 2011, fue revolucionario para la firma. Sus colecciones fusionaban trajes de lujo con ropa deportiva, complementos refinados con piezas extravagantes. Fue el inicio de la gran trasnformación de LV hacia un una identidad contemporánea.
Hoy, Virgil Abloh -DJ, arquitecto y diseñador- renovó de pies a cabeza toda la línea masculina presentando un lujo más relajado con nuevas siluetas, colores flúo, zapatillas grandes y bolsos más pequeños, conectando a la marca a un público poco alcanzado antes.
Un bául-ropero-armario fue, entonces, el puntapié inicial para el imperio de la moda más famoso y rentable del mundo.
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