La argentinidad es un término abstracto que recoge validez en confines prácticos. Respira teorías y conceptos que apelan al sentimiento, la nostalgia y la melancolía. Y se nutre de situaciones pragmáticas, tangibles, reales. La argentinidad es una definición afincada en comportamientos, códigos de conducta, convenciones y expresiones sociales, valores y sentidos capaces de construir patrones comunes que hacen la identidad del ser argentino. Los casos son variados. Comer un alfajor tal vez sea un culto a la argentinidad.
Los sabores, los olores, el hábito de consumo rememoran costumbres autóctonas del país. La globalización donó los canales para que alfajores arraigados a la idiosincrasia argentina se consigan en Brasil, en España, en Estados Unidos. La experiencia se supone gastronómica pero es más: desencadena recuerdos, ilustra instantes, recupera juegos, vacaciones, seres queridos. Simula ser un viaje hacia otro lugar y otro momento.
El "concepto Havanna" habla de la argentinidad como producto de exportación. La tradicional cadena de alfajores traspasó las fronteras en la conquista de dos horizontes: la vinculación con los clientes argentinos desperdigados por el mapa y la seducción de potenciales compradores. Su principal estímulo es el deseo de convertirse una compañía de alcance mundial reconocida por sus productos argentinos
"La afinidad con la marca es maravillosa, es un volver a estar en Argentina por un rato cada vez que se ingresa a nuestros locales en cualquier parte del mundo. Quienes alguna vez visitaron nuestro país, reconocen ese ambiente familiar; y quienes añoran hacerlo, acceden a esa experiencia, descubren nuestras costumbres, nuestros sabores. En Brasil, por ejemplo, son realmente fanáticos de los alfajores, ¡es impresionante! Después de los argentinos, los brasileños son quienes más los consumen", informó Alejandro Alcedo, Gerente de Operaciones de la compañía radicada en Mar del Plata, en diálogo con Infobae.
Alcedo afirmó que el alfajor es el mismo, no importa el lugar donde sea consumido: "Diseñamos formas de exportarlos para que mantengan la calidad cuando desembarquen allí. Son producidos en nuestra fábrica de Mar del Plata, de manera exactamente igual a los que consumimos en nuestro país" . Así como también se mantiene inalterable la receta secreta del producto insignia de la firma. "La marca vendió su primer alfajor en enero de 1948: es decir, son 70 años de historia manteniendo los estándares de calidad, la excelencia de nuestras materias primas, sin degradar jamás la fórmula y sosteniendo la venta exclusiva en locales especialmente pensados para no perder la calidad del alfajor", agregó.
Como el tango, la Patagonia, el malbec, el fútbol, los futbolistas y la pasión futbolera, Arcor, las publicidades y los publicistas, los lácteos, son materia de exportación. Por año vende millones de alfajores fuera de los límites del país, más del diez por ciento de su producción. Tiene 220 locales en Argentina y 85 fuera del país: Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Chile, Perú, Bolivia, México, España y ahora Estados Unidos.
La firma acaba de abrir en Miami su primer local abierto, en el marco de un ambicioso plan de apertura comercial de ser el primero de los 80 establecimientos que la firma abrirá en el país estadounidense. El gran logo de la H, un alfajor, un conito y la frase an argentine tradition ilustran la entrada. Es su local más grande del mundo: 550 metros cubiertos y 220 metros semicubiertos, se puede desayunar, almorzar, merendar o cenar, y adquirir todo el catálogo de productos originales basados en el dulce de leche. "Cada vez que exportamos nuestros productos y abrimos locales en el exterior, la marca funciona como embajadora de nuestro país, representando con orgullo los valores más reconocidos de los argentinos: creatividad, calidad, y calidez", sentenció Alcedo.
"La idea es hacerlos sentir 'como en casa'. Para ellos es la posibilidad de reencontrarse con los sabores tradicionales y tan auténticos del país. Havanna forma parte de nuestra historia individual, personal; está presente en nuestras memorias de la infancia, de los momentos felices… es una marca que los argentinos tenemos incorporada como nuestra. Y en el exterior, esta familiaridad se potencia", concluyó Mariano Oliva, argentino radicado en los Estados Unidos y el socio operador del grupo inversor que posee la Master Franquicia de Havanna -True Brands Company LLC-. La firma ya recibió 20 pedidos para abrir franquicias en ciudades de Norteamérica, desde Canadá hasta Nueva York. De Argentina, al mundo.
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