Sofía Reyes: “No soy una santa, no soy buena o mala, soy una mujer y puedo hacer todo lo que quiera”

“Las canciones van a hacer lo suyo al final del día”, afirma la artista que ya no vive la presión de que cada lanzamiento sea un éxito. Además en esta charla con Teleshow habla sobre la pisada fuerte de las mujeres en la industria musical, adelanta sus ganas de ser parte de un reality musical, y confiesa que desde el desamor escribe mejor

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Sofia Reyes: “Hoy sale una canción y la gente a las dos semanas ya quiere escuchar algo nuevo"

Sofía Reyes llega a la entrevista con Teleshow con una sonrisa que anticipa este momento pleno en su vida y en su carrera. A sus 26 años, la artista mexicana acaba de editar Mal de amores, su primer disco en seis años, que ya llegó al cuádruple platino y refleja parte de las emociones vividas en este tiempo. “Ha sido un proceso largo, intenso, divertido, de mucho descubrimiento y exploración”, resume al comienzo de la charla sobre un trabajo inspirado en parte por su separación de Ricky Montaner, y que incluye colaboraciones con Becky G, Rita Ora y María Becerra, con quien grabó “Marte”, un feat que le permitió alcanzar el tope en las escuchas semanales en nuestro país en las plataformas digitales.

En su nuevo trabajo, Sofía se muestra madura y comprometida con su tiempo, acompañando este momento histórico en el que la mujer pelea por sus derechos y reivindicaciones en todas las áreas, la industria de la música incluida. Un problema que vivió en los comienzos de su carrera, cuando a su manager le aconsejaron que se buscara un artista varón. Cada vez más plantada como artista, Sofía hoy se permite cantarle al goce femenino y al propio, y a tender lazos con sus colegas que están en la misma pelea.

Durante su visita a los estudios de Infobae, la cantante contará otros secretos de las composiciones del nuevo álbum, y hablará de su lucha diaria contra la auto exigencia. Y como un ejercicio de ida y vuelta, va a conectar este presente exitoso con aquella infancia en la que siempre estuvo dando vueltas sus ganas de ser cantante. En esa abuela pianista, a quien se quedaba horas mirándola tocar. En esas canciones que giraban en su discman mientras su cabeza fantaseaba con un presente bastante parecido a este, con sus canciones derribando fronteras y formando parte de la vida de la gente.

"Marte", de Sofía Reyes y María Becerra

—Empezaste de muy chica en la música. ¿Siempre fue ese camino o pudo haber sido de otra manera?

—Empecé a tocar el piano a los seis, siete años, y siempre me ha gustado. Mi casa es muy musical: mi papá toca el bajo y compone, mi mamá hace cerámica, ninguno se dedica al arte, pero es una pasión que llevan y son talentosísimos los dos. Mi abuela materna toca el piano clásico y la veía tocar todo el tiempo y me enseñaba. Me ponía la canción “Estrellita dónde estás”, y buscaba las notas en el piano y cada vez que las encontraba, era un logro. Luego mi papá me enseñó en la computadora con Garage Band cómo usar los canales para los diferentes instrumentos. Y yo encontraba sonidos, los iba armando y luego le agregaba voz.

—Cambió mucho la música desde aquel tiempo hasta hoy. Y también la forma de comunicarla.

—Total. Y uno tiene que estar al tanto de cómo se mueven las cosas. Con las redes sociales, sale una canción y está al alcance de mucha gente muy rápido, entonces pasan dos semanas y la gente ya quiere escuchar algo nuevo porque hay un consumo constante que antes no se daba. Por esa parte, era importante para mí sacar este álbum y concretar esta etapa. Ahora ya llevo un mes de promoción y al regreso a Los Ángeles me voy a meter al estudio a seguir haciendo música.

—¿Qué parte disfrutás más? ¿El estar de gira mostrando tu música o meterte de lleno en el estudio?

—Un poco de las dos. Me encanta viajar y me encanta hacer promoción, pero hay cierto punto donde después de dos, tres semanas de hacer algo repetitivamente, sea la actividad que sea, tu cuerpo te empieza a pedir un pequeño cambio. Al menos a mí me pasa así. Y ahorita que llevo mucho tiempo de promo, sueño con llegar a mi casa y entrar al estudio a crear nueva música. Pero después de haber estado en cuarentena tanto tiempo, lo que soñaba era salir y viajar. Me gusta ese balance.

—Otra cosa de estos tiempos son los realities de música. De hecho en Argentina tu ex, Ricky Montaner, fue jurado. ¿Te puedo llegar a ver en algo semejante en algún momento?

—Me encantaría. ¡Invítenme! Siempre he querido ser juez en uno de estos realities. Siento que la pasaría increíble. Sería como la que llora todo el tiempo. Pero dura, eh: sería dura pero sensible.

—Bien, tomamos nota. ¿Cómo sos a la hora de componer? ¿En qué momento sentís que una canción ya está terminada?

—Casi nunca siento que las canciones estén terminadas. Y hay canciones que entraron al álbum muy al final que ahorita todavía escucho y digo: “Si hubiera tenido más tiempo, hubiera cambiado esto”. Por eso estoy trabajando con mi equipo en aprender a dejarlas ir, tanto a las canciones como a los videos.

—¿Estas muy pendiente de las visualizaciones y de la repercusión de tu música?

—Sí, especialmente con la música nueva voy midiendo la data, cómo va el álbum, que realmente es muy nuevo todavía. Como hay muchas canciones que no son sencillos, no están igual de expuestas y la gente las empieza a descubrir en el álbum. Entonces me interesa mucho ver cómo realmente estas canciones se van moviendo.

—¿Para el mal de amores “tequila con canciones”, como decís en el tema con Becky G?

—Sí. Y más cosas. Mucha terapia. Viajar. Y escribir lo que siento, que es parte de la terapia.

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—¿Cuándo se escribe mejor? ¿Cuándo el corazón está contento o cuando hay un desamor?

—Lamentablemente, en mi caso ha sido desde un desamor que mejor he escrito en mi vida, pero estoy ahorita en un momento más bonito donde ya no tengo el corazón roto y donde también me siento muy inspirada y muy enamorada en la vida, y eso me emociona. Me siento muy creativa también desde otro lado, entonces estoy explorando esa parte. Cuando tuve el corazón roto la cantidad de canciones que salían eran muy bonitas.

—”Gracias al que me rompió el corazón”.

—Exacto.

—¿Hoy estás enamorada?

—No lo sé, eh. Me lo cuestiono. Me hago la misma pregunta, porque enamorado uno puede estar de mil cosas: de tus papás, de tus hermanos, de tus hijos, de tus amigos, de la vida….

—Yo te digo un amor de pareja.

—Sí, pero hablando de pareja no lo sé. Me lo cuestiono todavía.

—¿Y estás con ganas de enamorarte?

—Creo que enamorarse siempre es bonito, ¿no? Porque uno dice: “Ay, no estoy con ganas de enamorarme”, pero cuando te enamoras es el mejor sentimiento al final del día. Siento que uno siempre tiene ganas de estar enamorado.

Me gustó una frase de Mal de amores: “No soy una santa, soy una mujer”. ¿Habla de vos?

—Sí, esta canción siento que está inspirada en esta persona que a mí me gustaba mucho y yo sentía como un fuego dentro de mí que me hizo cuestionarme tantas cosas. Como mujer, y como mexicana, creo que todo el tema de la sexualidad es como muy tabú y siempre nos han dicho: “Tú, como mujer, no puedes hacer esto, está mal visto”. Entonces, reprimimos mucho nuestra sexualidad, y me imagino que en Latinoamérica en general tenemos que platicarlo más. Entonces más bien era poder, como mujer, abrazar mi feminidad. Y también, es una etapa donde ya no me siento tan niña, me siento más mujer. La canción se cuestiona qué está bien y qué está mal: no es que sea una santa, no soy buena o mala, soy una mujer, y puedo hacer todo lo que quiera, y si siento este fuego en mí, está bien. Es como una conversación conmigo misma.

—Bueno, es una discusión que se está dando en el mundo la de las mujeres, la conquista de derechos. La sexualidad tiene que ver con esto, con el derecho a disfrutar, al placer.

—Se reprime mucho, hay mucha culpa con sentir esa sexualidad, sabes, o querer vivir ciertas experiencias o tal, o disfrutar. Tengo muchas amigas que se castigan o se sienten culpables por probar ciertas cosas con su pareja o tal. Entonces es ese cuestionamiento.

—Festejo mucho esta nueva generación de artistas mujeres latinas que tiene una fuerza enorme y que avanza en esta conquista de derechos que lleva décadas. ¿Cómo se llevan entre ustedes?

—Muy bien. De hecho, ahorita mi sencillo es con María Becerra, “Marte”. Y ha sido increíble, pasamos todo un día juntas haciendo unas cosas especiales sobre “Marte” y es muy bonito para mí ver que es una cosa genuina, que a mí me dé orgullo el éxito que ella está teniendo y viceversa. Lo mismo me pasa con otras mujeres con las que he colaborado, como Becky G, Anita, Rita Ora, The Change; son conversaciones de humano a humano, o sea sin ningún show. Estamos en otro trip y me da mucho gusto.

—¿Es más difícil para las mujeres el mundo de la música?

—Creo que por eso mismo estamos ahorita como hablando y alzando nuestra voz y creyéndonosla, y poniendo nuestro talento afuera y colaborando una con la otra. Creo que la industria misma sentía que no se nos daba tanto ese espacio, a lo mejor porque se creía que la gente que lo consumía pedía más consumir a hombres. Y eso desde premios en los que eran puros hombres los que cantaban a la aparición de talentos nuevos. A mí me pasó. Mi manager, Charlie (Guerrero), siempre me cuenta que cuando me empezaron a manejar le decían: “¿Pero por qué una mujer? Es más fácil trabajar un proyecto con un hombre, que las mujeres son más sentimentales, luego se embarazan…”. Pero ellos creyeron en mí. Y creo que mientras más lo hagamos nosotras mismas y más nos apoyemos entre nosotras todo va a cambiar. Y creo que está pasando.

—Si tuvieras que elegir un tema que te cambió la vida, ¿cuál sería?

”1, 2, 3″, definitivamente, tanto como artista para adentro, como para afuera, hacia el mundo: me hizo experimentar qué es tener una canción que explota. Si no, a lo mejor estaría en la búsqueda de tener una canción que sea número uno.

—Algo se cumplió.

—Sí. Y luego le perdí el miedo a sacar una canción que no sea tan grande como “1, 2, 3″, y entendí que las canciones van a hacer lo suyo al final del día. Que pase lo que tenga que pasar.

—Por un lado, hay algo que tranquiliza, porque ya sabés que ese lugar lo alcanzaste entonces baja un poco la exigencia. Pero también dejó una vara muy alta.

—Eso, dejó una vara muy alta, pero por esa misma vara al principio me puse mucha presión de cuál va a ser la siguiente canción que sea más grande que “1, 2, 3″. Y luego entendí que no se trata de eso y que, si busco constantemente esa canción, no voy a ser feliz porque estoy poniendo mi enfoque en algo que no tiene realmente valor. Y sentí que mientras todo sea más honesto y más auténtico, y yo lo disfrute, ya está. Lo demás es consecuencia.

—Además, se tiene que dar una conjunción de cosas para que una canción explote, y muchas exceden al artista.

—Sí, es como el tiempo perfecto en el que muchas cosas se tienen que acomodar. Hay canciones que me gustan, pero a lo mejor no son tan favoritas, y por alguna razón son más grandes de lo que yo pensaba.

—¿Cómo cuáles?

”Llegaste tú”. Me gusta, pero no es mi favorito. Y en México, todo el mundo se casó con esa canción, a un nivel impresionante. Y tiene más de 200 millones de reproducciones. Y lloro cada vez que veo que una persona escogió mi canción para ese momento. Y luego hay canciones que a mí me fascinan como “Échalo pa´ca” o “Corbata”, con Jhay Cortez, pero no explotaron como otras. No sé por qué será. Son muchas cosas como tú dices, muchas piezas que tienen que coincidir.

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