
La inteligencia artificial (IA) se convirtió en una herramienta que despierta fascinación y temor a partes iguales. Sus aplicaciones ya están presentes en sectores como la salud, la educación, las finanzas o la comunicación, y su potencial para transformar la sociedad es indiscutible.
Sin embargo, esa misma capacidad plantea interrogantes sobre el rumbo que podría tomar su desarrollo y sobre los riesgos que ya comienzan a manifestarse.
Bernard Marr, experto en tendencias futuras y transformación digital, expone en un análisis para Forbes siete riesgos principales asociados con esta tecnología. Desde la pérdida de empleos hasta la amenaza de una inteligencia artificial fuera de control, se trata de escenarios que generan inquietud entre especialistas y ciudadanos.
Marr advirtió que estos miedos no son simples conjeturas, sino problemas concretos que requieren una atención urgente por parte de gobiernos, empresas y organismos internacionales.
1. Impacto en el empleo
Uno de los riesgos más visibles es la sustitución de trabajadores humanos por sistemas automatizados. El análisis destacó que sectores como la ingeniería de software, la actuación de voz y el diseño gráfico ya muestran ejemplos de reemplazo.

La situación se agrava ante la falta de planes de respuesta coordinada. Organismos como el Foro Económico Mundial alertaron sobre esta amenaza, pero los gobiernos todavía no diseñan políticas efectivas que acompañen a los trabajadores en una transición que podría acelerarse con la expansión de la IA.
2. Daño ambiental
El impacto ecológico de la inteligencia artificial es otro motivo de preocupación. Los centros de datos que permiten operar modelos de lenguaje consumen energía en cantidades comparables a las de países pequeños.
Además, generan emisiones contaminantes y niveles de ruido que afectan al entorno, y requieren un uso intensivo de agua en un contexto global marcado por la escasez.

De acuerdo con Marr, muchos defensores de la IA argumentan que las eficiencias logradas compensarán estos daños. Sin embargo, los beneficios aún son mayormente teóricos, mientras que el impacto ambiental ya está ocurriendo y constituye un problema real que se intensifica con la creciente demanda tecnológica.
3. Vigilancia y privacidad
La IA amplía de manera significativa las posibilidades de monitoreo masivo. Empresas y gobiernos disponen de herramientas para recopilar y procesar enormes volúmenes de datos personales, generando dudas sobre los límites de la privacidad en los próximos años.
Marr señaló que varios ámbitos donde este fenómeno se vuelve evidente: la supervisión laboral en tiempo real, la expansión de cámaras con IA en calles, hogares y vehículos, y la aplicación de sistemas de reconocimiento facial por parte de las fuerzas de seguridad. El temor central es que ningún espacio quede fuera del alcance de una vigilancia constante y automatizada.
4. Armamentización de la IA
El uso militar de la inteligencia artificial es considerado un riesgo inmediato. En la guerra entre Ucrania y Rusia ya se desplegaron perros robot para labores de reconocimiento y logística, y existen ametralladoras autónomas capaces de apuntar a objetivos con autorización humana.

Aunque los sistemas letales totalmente autónomos no se implementaron todavía, Marr advirtió que esto podría ser solo cuestión de tiempo. Entre los escenarios más temidos figuran drones cazadores-asesinos y ciberataques basados en IA, capaces de destruir infraestructuras críticas en regiones completas.
5. Robo de propiedad intelectual
La manera en que se entrenan los modelos de IA generativa genera un conflicto directo con los derechos de los creadores. Obras de autores, artistas y profesionales son utilizadas como insumo sin compensación, lo que derivó en protestas y procesos legales contra las grandes tecnológicas.
Marr explicó que compañías como OpenAI y Google invierten enormes recursos para obtener cada vez más datos de entrenamiento. Este proceso refuerza el temor de que los intereses corporativos prevalezcan por encima de los derechos de los artistas y que se consolide un sistema donde la propiedad intelectual humana quede desprotegida.
6. Desinformación y manipulación
La propagación de información falsa es otro de los riesgos destacados. La IA facilita la creación de videos deepfake, imágenes manipuladas y narrativas diseñadas para viralizarse en redes sociales. Estas herramientas son utilizadas para desestabilizar democracias, socavar la confianza en la ciencia y debilitar el periodismo basado en hechos.

El funcionamiento algorítmico de la inteligencia artificial añade un problema adicional: refuerza los contenidos con los que los usuarios tienden a estar de acuerdo, creando así cámaras de resonancia. Este efecto amplifica creencias preexistentes y puede empujar a individuos hacia posiciones extremistas.
7. Inteligencia artificial fuera de control
El último de los riesgos descritos por el análisis publicado en Forbes remite a una posibilidad inquietante: una IA descontrolada que evolucione de manera autónoma y actúe fuera de los intereses humanos.
Aunque parece un escenario lejano, numerosos investigadores consideran necesario trabajar en salvaguardas y mecanismos de transparencia que permitan mantener el control sobre el desarrollo de estas tecnologías.

Referencias culturales como Frankenstein, 2001: Odisea del espacio, Terminator o Matrix ilustran desde hace décadas este temor. Actualmente, aunque la distancia entre ficción y realidad sigue siendo considerable, el debate científico se centra en evitar que la autonomía de la IA se convierta en un riesgo tangible.
Gobernanza y acción necesaria
El análisis de Marr enfatiza que “el miedo por sí solo no es una estrategia”. Reconocer los riesgos resulta indispensable, pero se requiere además la construcción de marcos éticos, salvaguardas y regulaciones internacionales que orienten el desarrollo de la IA hacia un uso seguro y beneficioso.
En un escenario en el que las aplicaciones de la inteligencia artificial se expanden de forma acelerada, la ausencia de una respuesta global coordinada aumenta la urgencia de establecer medidas de control.
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