Cómo es “La Carolina”, el pueblo peatonal en medio de las sierras que guarda la memoria de la fiebre del oro

En pleno corazón de la provincia de San Luis, este pintoresco lugar ofrece el entorno perfecto para desconectar del ruido y sumergirse en la tranquilidad de la naturaleza

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Ubicado en las sierras de
Ubicado en las sierras de los Comechingones, La Carolina ofrece tranquilidad y un paisaje único. Fuente: Argentina.gob.ar

En el vasto territorio argentino, existen destinos que ofrecen una experiencia única, perfecta para desconectarse del ajetreo urbano y sumergirse en un entorno de tranquilidad y naturaleza. Entre ellos, se encuentra La Carolina. Este pueblo ubicado en la provincia de San Luis es uno de esos lugares “escondidos” que, lejos de la mirada masiva de los turistas, guarda en su historia y paisajes secretos que merecen ser descubiertos.

Ubicado en las sierras, este rincón parece desafiar el paso del tiempo, invitando a quienes se aventuran a conocerlo a una pausa profunda, alejada del ruido y la agitación

Cómo es “La Carolina”

Se encuentra a unos 900 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en la provincia de San Luis, en un entorno montañoso que forma parte de las sierras de los Comechingones. Este pequeño pueblo está situado a los pies del Cerro Tomolasta, dentro del departamento Coronel Pringles. Su ubicación privilegiada, entre las montañas, no solo le proporciona un paisaje único, sino también un ambiente de calma y aislamiento que la convierte en un destino ideal para quienes buscan alejarse del bullicio urbano.

Con menos de 300 habitantes, La Carolina mantiene su esencia de pueblo minero, siendo testigo de la época de la fiebre del oro que, a mediados del siglo XIX, convirtió a la región en un centro de actividad minera. Hoy en día, los vestigios de esa historia se mantienen intactos, visibles en las antiguas galerías subterráneas y en las construcciones de piedra que todavía se pueden admirar en sus calles. Este ambiente pequeño, rodeado por la majestuosidad de las sierras, ofrece a los visitantes una experiencia auténtica, en la que la tranquilidad, la naturaleza y la historia conviven en armonía.

La Carolina no solo es un refugio para los amantes de la historia y la naturaleza, sino también un punto de partida para explorar los secretos escondidos en el paisaje de San Luis.

Los visitantes pueden explorar galerías
Los visitantes pueden explorar galerías subterráneas y descubrir el legado minero de la región. Fuente: Argentina.gob.ar

La historia del pueblo

Tiene sus raíces profundamente marcadas por la fiebre del oro que arrasó la región en el siglo XIX. Durante esa época, a partir de 1840, el descubrimiento de yacimientos auríferos en las sierras de San Luis atrajo a miles de mineros que llegaron en busca de riquezas.

La minería se convirtió en la principal fuente de vida para el pueblo, trayendo consigo una gran actividad económica y social. Y, a medida que la fiebre del oro se fue apagando con el tiempo, la población comenzó a decrecer, aunque algunos de sus habitantes lograron mantenerse en la zona. Aún hoy, la esencia del lugar sigue presente en los vestigios de las antiguas minas y galerías subterráneas que, además de ser un atractivo turístico, son un testimonio palpable de aquella época dorada.

El pueblo conserva una arquitectura muy característica, con casas de piedra construidas por los propios habitantes, que han logrado mantener el estilo colonial y la estética rústica que lo distingue. Esta singularidad arquitectónica no solo transmite el legado de su pasado, sino que también embellece el paisaje, integrándose armoniosamente con el entorno natural, dándole un atractivo especial a los viajeros que buscan una experiencia auténtica, alejada del bullicio de las grandes ciudades.

Trekking al Cerro Tomolasta permite
Trekking al Cerro Tomolasta permite vistas panorámicas impresionantes de las sierras de San Luis. Fuente: Argentina.gob.ar

Qué actividades se pueden hacer

La Carolina no es solo un pueblo de historia; su entorno natural ofrece una variedad de actividades para aquellos que buscan aventura y conexión con la naturaleza. Los visitantes pueden participar en visitas guiadas por antiguas galerías subterráneas, donde conocerán cómo se extraía el oro en el pasado.

Además, pueden adentrarse en el mundo del “bateo” artesanal, una experiencia divertida que permite a los participantes intentar encontrar pequeñas partículas de oro, tal como lo hacían los mineros en tiempos antiguos. Esta actividad no solo es educativa, sino que también se convierte en una experiencia entretenida para toda la familia.

La naturaleza del pueblo también invita a la aventura. A solo unos minutos de ahí, se encuentran senderos para realizar trekking hasta el Cerro Tomolasta, desde donde se pueden apreciar vistas panorámicas impresionantes de las sierras. Para los que prefieren un ritmo más tranquilo, los paseos a caballo siempre son una excelente opción para recorrer los paisajes serranos.

La pesca en el Río Grande es otro de los atractivos que ofrece La Carolina, proporcionando un espacio perfecto para quienes disfrutan de la tranquilidad de las aguas en un paisaje rodeado por la vegetación y las montañas. Para aquellos interesados en el patrimonio histórico, la Gruta de Inti Huasi, situada a unos 20 kilómetros del pueblo, es un destino clave. Este refugio natural alberga restos arqueológicos de más de 8.000 años, haciendo de la visita un recorrido tanto histórico como paisajístico.

La Gruta de Inti Huasi,
La Gruta de Inti Huasi, cerca de La Carolina, resguarda restos arqueológicos de más de 8.000 años. Fuente: Argentina.gob.ar

Cómo se llega

Si uno partiera desde la Ciudad de Buenos Aires tendría que recorrer un largo recorrido, pero con una experiencia de desconexión que varios buscan. En auto, el viaje puede durar aproximadamente diez horas. Comenzando por la Ruta Nacional 8 hasta llegar a Colón, desde donde se sigue por la Ruta 50, se conecta con la Ruta Nacional 7 y, finalmente, se toma la Ruta Provincial 9 que lleva directamente al destino.