
Un policía principiante, que nunca había investigado un asesinato, comía un sándwich de lomito sobre una mesa donde quizá había huellas. Un perito decía por lo bajo a un colega que Nora Dalmasso, la víctima, seguro había muerto en un juego sexual. Un cura la tapaba para que no quedara expuesta su desnudez. En la habitación donde la mujer de 51 años fue hallada después de que la estrangularan y violaran, en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto, entraron 23 personas cuando sólo debían haber ingresado los debían trabajar en la escena del crimen.
Antes de ellos, la madrugada anterior, había entrado el asesino, aquel 26 de noviembre de 2006.
Después de ellos, en julio de 2007, entró un hombre con pipa -al estilo Sherlock Holmes- que había examinado más de cien escenas del crimen. Ese hombre es uno de los peritos con más prestigio y experiencia en casos policiales argentinos.
Ese hombre, Raúl Osvaldo Torre, miró el lugar donde se cometió el crimen como si buscara aprehender lo inasible. El instante atroz, íntimo e irrepetible en que el asesino y la víctima se encuentran por única vez.
“El crimen quedó impune”, dice Torre poco más de 15 años después del femicidio. Piensa con su pipa, que ya no fuma pero mantiene el ritual de llevársela a la boca, y resalta: “Si aparece el asesino y confiesa, el crimen igual quedará impune”.
Tiene autoridad para hablar de la causa. Junto a Osvaldo Raffo, ya fallecido, en su momento fueron contratados por Marcelo Macarrón para que realizaron un informe médico legal porque no confiaban en el oficial.

Por entonces el acusado era Facundo, el hijo de 19 años de Macarrón y Dalmasso, asistido -al igual que su padre- por el abogado penalista Marcelo Brito.
Ese informe criticó a quienes hicieron la autopsia por ser incompleta y resaltó que la escena del crimen había sido contaminada. Además dictaminó que Nora fue atacada por un depredador sexual que la golpeó, la violó y la estranguló durante más de cinco minutos.
El martes 5, el fiscal Julio Rivero decidió no acusar a Marcelo Macarrón, imputado en el juicio oral por ser el presunto autor intelectual del asesinato de su esposa, y el viudo quedó absuelto.
A lo largo del juicio, la defensa tuvo el informe de Torre, Raffo y del patólogo Juan José Fenoglio como una especie de as en la manga.
En resumen, el dictamen decía:
“La dinámica del hecho admite dos hipótesis principales:
1. Nora Dalmasso fue atacada hallándose de pie en la habitación donde fue encontrado su cuerpo sin vida, o fuera de aquella, arrojada al suelo, violada, estrangulada, y trasladada después a la cama. La tarea no era difícil. Según el protocolo de autopsia su talla era de 1,56 m. y pesaba 50 kg.
2. Nora Dalmasso fue sorprendida en la cama. Allí resistió la agresión sexual, el estrangulamiento y allí murió, arrinconada entre la cama y la pared.
La posible participación de otra persona en el hecho debe tenerse en cuenta.
Los hechos se sucedieron, aparentemente, en el siguiente orden cronológico:
Resistencia de la víctima, golpes en el cráneo, ataque sexual (violación), estrangulamiento palmar, ligadura del cuello y asfixia y muerte”.

-¿Le sorprendió que el fiscal declinara su acusación? -le preguntó Infobae a Torre.
-De ninguna manera. No había un solo indicio contra Macarrón. Nosotros con Raffo y Fenoglio siempre sostuvimos que no fue un crimen por encargo, sino un ataque sexual y un femicidio.
-¿Qué hubiese hecho si en el examen que hizo con sus colegas encontraba indicios contra Macarrón?
-Decirlo. Quien piensa que uno hace la pericia y la acomoda para quien lo contrata, está muy equivocado. Y sino que presenten pruebas. Pero nosotros habíamos ido cuando el acusado era el hijo, el chico Facundo. Un mamarracho. Esa acusación fue disparatada, como muchas cosas que ocurrieron.
-¿Nunca dudó de los Macarrón?
-No. De todos modos un criminalista o médico legista debe opinar o dejarse llevar por lo que analiza, por los elementos probatorios, indicios, sospechas. No por lo que dice la prensa o los implicados. O los abogados. Sólo por lo que vemos y estudiamos y podemos probar o acreditar.

-¿Qué opina sobre los peritos que afirman que hubo sexo consentido violento?
-No estoy de acuerdo. Ni Raffo lo estaba. Los análisis que presentamos, después de una investigación exhaustiva, marcaron que lo que hallamos fue probatorio de violencia carnal, no de juego amoroso. Nora Dalmasso no pudo resistirse.
-¿Un forense de Río Cuarto le dijo a Macarrón “tu mujer, fiesta total?
-No puedo aseverarlo. Habría que preguntárselo a Macarrón. Yo hablé con él en su momento, hasta se quebró en llanto, pero no puedo revelar la charla por secreto profesional. Quienes dijeron que fue un juego sexual, o siguió la teoría de los amantes, o que fue sexo consentido, no han demostrado profesionalismo. Hablaron de asfixiofilia. Un disparate total. Esa mujer fue estrangulada y violada. En Río Cuarto se dijo que con Raffo habíamos ido a embarrar la cancha. Y al final el FBI nos dio la razón.
-¿Cuál es su hipótesis?
-La que planteamos en su momento. Que ella no esperaba a nadie. Había salido con amigas. Volvió y pensaba dormir en la habitación de su hija porque la habitación matrimonial estaba en refacciones. Y el asesino probablemente la estaba esperando. Y la golpéo o quizá la drogó, no pudimos saberlo porque no se hicieron exámenes toxicológicos. Tampoco se hizo la necropsia, como marcó Raffo, lo que hubiera determinado con precisión los golpes que recibió.
-¿Fue torpeza de los pesquisas o cree que se quiso tapar la verdad?
-Lo que yo puedo afirmar es que se trabajó mal. Hubo gente inexperta. Valoro el aporte de Ricardo Cacciaguerra, un prestigioso forense de Córdoba, quien coincidió con Raffo y conmigo. Fue una violación. Pero lamentablemente hay gente que se cree detective. Hay médicos que se creen detectives. Yo trabajaba en escenas del crimen con doce médicos. De primera línea. Y cuando alguno de ellos me decía: “El asesino entró por acá y...”, yo los interrumpía y les pedía que analizaran el cadáver, que yo me ocupaba de investigar porque era el detective.
-La Justicia ordenó que se siga investigando.
-Lamentablemente el hecho prescribió. Por más de que aparezca un hombre a los gritos, en Plaza de Mayo, diciendo que mató a Nora y presenté pruebas irrefutables, no se lo puede juzgar ni detener. Se desgastó todo el esfuerzo de la acción pública al incriminar a gente inocente. Tal como dijimos hasta el hartazgo, junto a Raffo y Fenoglio, en nuestra investigación, el femicidio de Nora Dalmasso obedece a una mecánica de un delito contra la integridad sexual seguido de muerte y no a un homicidio por encargo. El asesino está libre. Y seguirá así por el resto de los días. La muerte de Nora Dalmasso seguirá impune. Eso es muy triste.
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