
El 4 de enero de 2015, Elvira Kruzich, de 82 años, fue atropellada en Necochea por Gonzalo Márquez, quien viajaba solo a bordo de su motocicleta. La mujer, que se disponía a cruzar la avenida 59 –cruce calle 50– con el objetivo de realizar las compras del día, fue derivada rápidamente al hospital. En la ambulancia, durante el traslado, falleció.
Cuatro años y nueve meses más tarde, el juez Mario Juliano dio inicio al juicio oral y público que enfrentó en la sala a Márquez y a los hijos de la víctima. El magistrado a cargo del Juzgado Correccional fue quien relató el caso en su cuenta de Twitter: “El secretario me avisa que tengo un debate por un homicidio culposo en un accidente de tránsito. Me dicen que los familiares de la víctima quieren una pena de efectivo cumplimiento, que están muy enojados, que no quieren ningún acuerdo”.
“Entro a la sala de audiencias y veo a un imputado muy conmocionado. Le pido sus datos y se larga a llorar. Llamo a los abogados a mi despacho. Les pregunto si no ven la posibilidad de que el imputado y los familiares tomen contacto personal. Me dicen que sí. Hacemos pasar a todos a la sala”, contó el juez.
Una de las personas que ingresaron fue Sergio Díaz, hijo de Kruzich, quien junto a su hermano Daniel escucharon atentamente lo que Márquez tenía para decirles. “Se dio media vuelta e hizo mención a cómo le había cambiado la vida aquel episodio. Aseguró que tiene sueños repetitivos y pesadillas constantes. Él quería pedirnos disculpas y yo entendí lo que significaba aquella confesión. Estaba acompañado por su mamá y su papá”, contó Díaz a Infobae.

“Yo no había tenido contacto con él antes del juicio. El día que murió mi mamá yo viaje de Rosario a Necochea para visitarla. Nosotros somos de allá. Nos fuimos a estudiar a Rosario y nos quedamos a vivir ahí, pero mi mamá siguió viviendo sola en Necochea. Esa mañana fui a su casa, le toqué el timbre varias veces y no me respondía. Una vecina me dijo que no la había visto regresar desde que había salido y me asusté. Ella sabía que yo iba a ir. Entonces llamé al 911, ellos averiguaron y me dijeron que había una persona sin identificar en el hospital. Esa persona era mi mamá”, recordó Díaz.
Díaz supo durante el primer día del juicio que fue Márquez quien llamó a la ambulancia. Él acompañó a Kruzich al hospital y se quedó 20 horas en la guardia hasta que apareciera algún familiar. Allí también lo acompañaron sus padres. “Estuvo ahí con una cadena de oro que era de mi mamá. Quería entregársela personalmente a algún familiar, contar lo que pasó y pedirle disculpas. A las 20 horas se fue y le dejó la cadena a uno de los médicos que estaban de guardia. Sus papás se turnaban para acompañarlo en la guardia”, indicó Díaz, que al escuchar el relato sugirió que se levantara el juicio y se lleve a cabo un juicio abreviado.
Antes del requerimiento, Díaz se levantó de la silla y abrazó a Márquez, quien lloraba desconsoladamente. “Que hayamos buscado justicia durante todos estos años no significa que queramos venganza. No aceptamos el juicio abreviado en el comienzo de la causa porque queríamos saber qué había pasado”, manifestó Díaz.
El fiscal Eduardo Núñez, junto al abogado defensor del imputado, Juan Pablo Roselló, y el abogado Hernán Aued, representante de la familia de la víctima, acordaron llevar adelante este tipo de juicio por el delito de “homicidio culposo agravado por conducción vehicular”, con una pena de tres años de ejecución condicional, inhabilitación para conducir y una serie de tareas comunitarias que deberá cumplir durante la pena.

“Lo que hizo fue espontáneo. Con mi hermano vimos una persona quebrada, él estaba profundamente quebrado. Me pareció injusto meterlo en cana cuando se notaba arrepentido por lo que había hecho. No tuvo intención de matarla. Fue producto de su imprudencia. También nos sorprendió que el juez Juliano, apenas comenzó el juicio, nos pidió disculpas por el tiempo que se tardó en llegar hasta acá”, sostuvo Díaz.
“Pedí disculpas en nombre del Poder Judicial por el inexplicable tiempo que demandó tramitar una causa sencilla. Anticipé que iba a hacer lugar al acuerdo y agradecí las enseñanzas que nos dejaron, que nos hacen mejores personas y mejor sociedad", redactó Juliano en su cuenta de Twitter.
El juez continuó: "Salí y me encontré a los hermanos conversando con el imputado. Me acerqué. Les estreché la mano y les deseé suerte. Para mi sorpresa, un periodista de mucha trayectoria con lágrimas en los ojos me agradece. Dijo que era la primera vez que veía a un juez pidiendo disculpas”. Fue el propio Sergio Díaz quien ratificó esta situación: “Márquez salió acompañado de sus padres y seguía llorando. Quiso volver a abrazarnos y volver a pedirnos perdón”.
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