Cómo prevenir intoxicaciones alimentarias en las fiestas: recomendaciones clave frente al calor

Las altas temperaturas facilitan el desarrollo de bacterias en la comida. Medidas simples permiten reducir riesgos

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El calor del verano favorece
El calor del verano favorece la proliferación de bacterias en los alimentos, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias en esta época (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las altas temperaturas que trae el verano durante las fiestas de fin de año exigen prestar especial atención a la manipulación y consumo de alimentos.

El calor facilita la proliferación de bacterias que pueden provocar intoxicaciones, por lo que la seguridad alimentaria se vuelve un aspecto fundamental en esta época.

Evitar enfermedades depende de prácticas simples pero esenciales, como la correcta conservación, la higiene y la elección de ingredientes adecuados. Incorporar estos hábitos permite disfrutar de las celebraciones y los días de calor sin riesgos para la salud.

Qué factores aumentan el peligro de intoxicaciones alimentarias

Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), el aumento de la temperatura acelera el crecimiento de bacterias como Salmonella, Escherichia coli y Clostridium botulinum (botulismo). Estos patógenos producen enfermedades por transmisión alimentaria (ETA), definidas como infecciones o intoxicaciones derivadas del consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos, parásitos o sustancias tóxicas generadas por ellos.

Estos cuadros pueden afectar la salud de forma aguda o crónica. Los síntomas más frecuentes asociados a las ETA incluyen diarrea, vómitos, fiebre y dolor abdominal. El SENASA identifica como poblaciones de mayor riesgo a niños, adultos mayores, embarazadas y personas inmunocomprometidas, que requieren especial atención en el manejo de los alimentos.

Las enfermedades por transmisión alimentaria
Las enfermedades por transmisión alimentaria pueden provocar síntomas como diarrea, vómitos, fiebre y dolor abdominal tanto en adultos como en niños (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por su parte, el Ministerio de Salud señala que el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos aumenta durante el verano debido a la combinación de calor y humedad, que favorecen el desarrollo microbiano en los productos alimenticios. El organismo subraya la importancia de extremar los cuidados en la compra, preparación y almacenamiento para proteger la salud.

Recomendaciones fundamentales para reducir el riesgo de contaminación en la comida

El SENASA detalla una serie de medidas básicas para evitar intoxicaciones. Entre ellas, destaca la necesidad de mantener siempre la cadena de frío: “Guardar carnes, lácteos, huevos y pescados a menos de 5 °C. No dejar los alimentos más de 2 horas afuera de la heladera. ¿Los llevás a otro lugar? Hacelo en conservadora y con hielo”. Esta recomendación cobra especial relevancia durante las fiestas y celebraciones, cuando la comida suele permanecer fuera del refrigerador por períodos prolongados.

Otra medida clave es asegurar la cocción completa de alimentos: “Carnes, aves, pescados y huevos deben estar bien cocidos. Nada de ‘un poquito rosado’ o ‘así está bien’. En verano, mejor asegurarse”, puntualizan. Esta indicación apunta a eliminar microorganismos que pueden sobrevivir en alimentos poco cocidos.

El organismo también alerta sobre la contaminación cruzada, que ocurre al usar tablas o utensilios para alimentos crudos y cocidos sin una limpieza adecuada. El consejo es “usar tablas y utensilios diferentes para alimentos crudos y cocidos. Lavar bien manos, mesadas y elementos después de manipular alimentos sin cocinar”.

Separar tablas y utensilios para
Separar tablas y utensilios para alimentos crudos y cocidos previene la contaminación cruzada que puede causar enfermedades peligrosas (Freepik)

El Ministerio de Salud complementa estas recomendaciones y advierte sobre la importancia de comenzar las compras por los productos no perecederos y dejar para el final carnes, pescados, lácteos y congelados. Además, aconseja verificar la temperatura de conservación de los productos en el supermercado y colocar inmediatamente en la heladera o freezer los alimentos que requieren frío.

En cuanto a la higiene, tanto el SENASA como el Ministerio de Salud coinciden en la necesidad de lavar manos y superficies con frecuencia, así como frutas y verduras antes de consumirlas, para evitar tanto la contaminación microbiana como la presencia de productos químicos.

En relación al agua, el SENASA indica: “Si no tenés seguridad de la calidad del agua, hervila 3 minutos o usá desinfectantes habilitados. ¡Ojo con el hielo! Usa agua segura para hacerlo y no lo toques con la mano”.

Para la descongelación segura, ambas fuentes oficiales acuerdan en que nunca debe realizarse a temperatura ambiente. El SENASA sugiere pasar los alimentos del freezer a la heladera o utilizar el microondas, y el Ministerio de Salud agrega que en el caso de porciones pequeñas, pueden cocinarse directamente sin descongelar previamente.

Alimentos que favorecen el bienestar en verano

Optar por comidas livianas y
Optar por comidas livianas y de menor densidad calórica ayuda al cuerpo a adaptarse mejor a las altas temperaturas del verano (Imagen Ilustrativa Infobae)

La dieta debe ajustarse a las necesidades calóricas de cada estación. Durante el verano, el cuerpo requiere menos energía para mantener la temperatura, por lo que resulta adecuado elegir comidas livianas y de menor densidad calórica. Una alimentación adaptada a los días de calor ayuda al organismo a responder mejor a las altas temperaturas y mejora el bienestar general.

Para este período, el Dr. Daniel López Rosetti recomienda en una nota de Infobae reducir el consumo de grasas saturadas presentes en carnes rojas, embutidos y grasas sólidas. Estas aportan muchas calorías y demandan mayor esfuerzo digestivo, lo que puede incrementar la sensación de calor corporal. La clave está en aumentar la ingesta de agua, fibras y proteínas magras, ya sean de origen animal, como pescado y pollo sin piel, o de origen vegetal, como lentejas, porotos, garbanzos y arvejas.

Las frutas y verduras frescas cumplen un papel esencial gracias a su bajo contenido calórico, su aporte de agua y su riqueza en fibra. La fibra contribuye al equilibrio del sistema digestivo, ayuda a mantener la saciedad, regula los niveles de colesterol y azúcar en sangre y disminuye la inflamación crónica.

Reducir el consumo de grasas
Reducir el consumo de grasas saturadas y aumentar la ingesta de agua, fibras y proteínas magras, como el pescado, mejora el bienestar en la temporada estival (Imagen Ilustrativa Infobae)

Consumir alimentos de temporada como sandía, fresas, cerezas, moras, maíz dulce, pimientos y calabacines agrega color y variedad a la mesa, además de sumar vitaminas, minerales y fitonutrientes. Los antioxidantes presentes en estos productos colaboran en la prevención de enfermedades crónicas y en el combate de procesos inflamatorios.

La hidratación adecuada también se fortalece al incorporar frutas y verduras con alto porcentaje de agua, como melón, pepino, durazno y frutillas. Estas opciones ayudan a mantener los niveles de líquidos necesarios para el funcionamiento óptimo del organismo durante los días de calor intenso.

Ante cualquier duda sobre la seguridad de un alimento o la correcta preservación de la comida durante el verano, tanto el SENASA como el Ministerio de Salud coinciden en priorizar la higiene, el control de la cadena de frío y una dieta basada en alimentos frescos, seguros e hidratantes como medidas fundamentales para evitar intoxicaciones y complicaciones.