
JUEVES, 2 de octubre de 2025 (HealthDay News) -- La exposición a largo plazo a una sustancia química utilizada en el desengrase de metales y la limpieza en seco podría aumentar el riesgo de enfermedad de Parkinson, señala un estudio reciente.
Las personas mayores que viven en lugares con los niveles más altos de tricloroetileno en el aire mostraron un riesgo un 10% mayor de Parkinson que aquellos en áreas con los niveles más bajos, informan los investigadores en la revista Neurology.
Además, el riesgo de Parkinson se cuadruplicó para las personas que vivían de una a cinco millas a favor del viento de una fábrica de Oregón que usaba el químico, encontraron los investigadores.
"La exposición a largo plazo al tricloroetileno en el aire exterior se asoció con un aumento pequeño pero medible en el riesgo de Parkinson", señaló la investigadora principal, Brittany Krzyzanowski, profesora asistente del Instituto Neurológico Barrow, en Phoenix.
"Estos hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencias de que las exposiciones ambientales podrían contribuir a la enfermedad de Parkinson", dijo en un comunicado de prensa.
Se sabe que el tricloroetileno (TCE) causa cáncer de riñón, y los estudios han relacionado el químico con cánceres de sangre y cáncer de hígado, según el Instituto Nacional del Cáncer.
Es un contaminante ambiental persistente en el aire, el agua y el suelo en todo Estados Unidos, anotaron los investigadores. Un informe de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) de 2000 estimó que hasta el 30% de los suministros de agua potable del país estaban contaminados con TCE.
En 2024, la EPA emitió una prohibición del químico para todos los usos comerciales y de consumo que estaba programada para comenzar en 2025. Sin embargo, la prohibición se suspendió a la espera de un desafío legal y el químico sigue en uso.
En el nuevo estudio, los investigadores usaron datos de Medicare para identificar a las personas mayores de 67 años recién diagnosticadas con Parkinson entre 2016 y 2018, y compararon a cada participante con otras cinco personas mayores que no tenían la enfermedad.
El Parkinson ocurre cuando las células cerebrales que producen el neurotransmisor dopamina mueren o se deterioran. Cuando eso sucede, las personas comienzan a tener problemas de movimiento que incluyen temblores, rigidez y dificultad con el equilibrio y la coordinación, según la Clínica Cleveland.
En total, el estudio incluyó a casi 222,000 personas con Parkinson y a más de 1.1 millones de personas sin la enfermedad, dijeron los investigadores.
Usando códigos postales y datos de la EPA, los investigadores mapearon la exposición de todos a las concentraciones de TCE al aire libre dos años antes de su diagnóstico.
Los investigadores concluyeron que las personas expuestas a los niveles más altos de TCE parecían tener un mayor riesgo de Parkinson, después de controlar otros factores de riesgo para el trastorno.
"Si bien el aumento en el riesgo fue modesto, la gran cantidad de personas expuestas al TCE en el medio ambiente significa que el impacto potencial en la salud pública podría ser sustancial", dijo Krzyzanowski.
El equipo también identificó varios "puntos calientes" geográficos donde los niveles de TCE al aire libre eran más altos, particularmente en la región del Cinturón de Óxido, así como tres instalaciones que operaban como las principales instalaciones emisoras de TCE del país en 2002.
Los resultados mostraron que el riesgo de Parkinson era mayor cerca de dos de las tres instalaciones.
En uno de esos sitios, el riesgo de Parkinson aumentó claramente cuanto más cerca vivían las personas de la instalación. Las personas que viven de una a cinco millas a favor del viento de una planta de baterías de litio en Lebanon, Oregon, tenían un riesgo más de cuatro veces mayor de Parkinson que las que vivían a 10 millas de distancia.
"Esto subraya la necesidad de regulaciones más estrictas y más monitoreo de los contaminantes industriales", dijo Krzyzanowski.
Los investigadores anotaron que su estudio no pudo establecer un vínculo causal directo entre el TCE y el Parkinson. Sus resultados solo muestran una asociación.
Pero informes anteriores también han relacionado el TCE con el Parkinson, dijeron los investigadores.
Por ejemplo, la contaminación por TCE del agua potable en Camp Lejeune, una base del Cuerpo de Marines en Jacksonville, Carolina del Norte, se ha relacionado con un riesgo 70% mayor de Parkinson entre los miembros del servicio estacionados allí.
Más información
La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. tiene más información sobre el tricloroetileno.
FUENTES: Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology), comunicado de prensa, 1 de octubre de 2025; Neurología, 1 de octubre de 2025
Últimas Noticias
Alarma por un brote inusual de gripe en Europa y Estados Unidos: qué se sabe sobre la nueva variante de H3N2
El impacto creciente en la temporada invernal debido a la circulación simultánea de distintos virus y un adelantamiento en los casos, genera una presión inédita en hospitales y sistemas de salud. Cuáles son las recomendaciones y qué tener en cuenta

El crudo relato de Lopérfido sobre vivir con ELA: “El Darío de antes de la enfermedad ya murió”
El ex director del Teatro Colón publicó un duro artículo en la revista Seúl en el que cuenta cómo la enfermedad transforma la vida, la percepción social y la autonomía personal. Su reflexión sobre la eutanasia y la “tortura” de ser “un padre limitado”

Más músculo y menos grasa abdominal, la fórmula avalada por la ciencia para mantener el cerebro joven y ágil
Estudios recientes subrayan el valor de la composición corporal como indicador clave de salud cerebral a largo plazo y ofrecen nuevas pistas sobre qué hábitos influyen realmente en la vitalidad mental más allá de la edad cronológica

Dos errores comunes en la alimentación pueden aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, alerta un experto
Pequeños hábitos en la mesa pueden tener un gran impacto en la salud a largo plazo; identificar y corregir ciertas elecciones cotidianas es esencial para mejorar el bienestar general

Cuando el cuerpo no avisa: cómo viven los pacientes con insensibilidad congénita al dolor
Una condición genética poco frecuente obliga a extremar cuidados y a depender de controles permanentes para evitar lesiones que suelen pasar desapercibidas. Especialistas y familias describen los desafíos cotidianos de crecer sin una señal clave para la supervivencia


