
Cuba cuenta con 84,3 médicos por cada 10.000 habitantes, una cifra que la sitúa por encima del resto de los países latinoamericanos. Solo ese dato ilustra la complejidad de evaluar la calidad médica en la región, ya que la densidad de profesionales no siempre se traduce en excelencia clínica, pero sí revela una apuesta por la formación y el acceso. En el otro extremo, Nicaragua y Honduras no superan los 10 médicos por cada 10.000 habitantes, lo que evidencia profundas desigualdades en la distribución de recursos humanos en salud. Este contraste obliga a matizar cualquier intento de responder de forma unívoca a la pregunta sobre qué país de América Latina tiene los mejores médicos, ya que la respuesta depende de múltiples dimensiones: calidad educativa, reconocimiento internacional, cobertura, infraestructura y reputación institucional.
En este contexto, Argentina logró en enero último un hito que habla de la calidad de su formación médica: por primera vez, los médicos formados en universidades acreditadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) podrán ejercer en el exterior sin necesidad de recertificar sus títulos. La Federación Mundial de Educación Médica (WFME) constató que la CONEAU cumple con los estándares internacionales más exigentes, lo que otorga a los títulos médicos argentinos una validez global hasta el 31 de enero de 2035, con revisiones anuales para garantizar el mantenimiento de la calidad. Según el Ministerio de Salud de Argentina, este reconocimiento coloca al país en un selecto grupo regional, junto a Colombia y Chile, cuyos sistemas de acreditación ya habían sido validados por la WFME.
El estatus de reconocimiento de la WFME implica que los egresados de carreras acreditadas por la CONEAU podrán acceder a mercados laborales que exigen este aval, como Estados Unidos, donde la Comisión Educativa para Graduados Médicos Extranjeros lo considera un requisito indispensable para ejercer la profesión.

La calidad de la formación médica en América Latina también se refleja en los rankings universitarios internacionales. Según el QS World University Rankings by Subject 2025, la Universidade de São Paulo (USP) de Brasil es la única institución latinoamericana ubicada entre las 100 mejores del mundo en medicina, al ocupar el puesto 73°. Brasil domina el panorama regional con ocho universidades en el top 15 latinoamericano, seguido por México (tres), Chile (dos) y Argentina (dos).
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se sitúa en el puesto 124° mundial, mientras que la Universidad de Buenos Aires (UBA) aparece en el rango 501-550°. La Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), aunque segunda en la región, destaca por su reputación entre empleadores, con 79,4 puntos sobre 100 en este indicador.
El análisis por países muestra que Brasil no solo lidera en cantidad de instituciones, sino también en producción científica y especialización en ciencias biomédicas. La USP mantiene una reputación académica sobresaliente y una puntuación perfecta en algunos indicadores regionales. México sostiene su prestigio a través de la UNAM y el Tecnológico de Monterrey, mientras que Chile y Argentina mantienen posiciones relevantes, aunque enfrentan desafíos de financiamiento y competitividad global.

La infraestructura hospitalaria constituye otro eje de comparación. El ranking 2025 publicado por Newsweek ubicó al Hospital Israelita Albert Einstein de Brasil en el puesto 22° mundial, el más alto para un hospital latinoamericano. En Chile, la Clínica Alemana de Vitacura y el Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile ocuparon los puestos 148° y 232° respectivamente. Colombia destacó con la Fundación Valle del Lili en el puesto 149° y la Fundación Santa Fe de Bogotá en el 239°. México figuró con el Hospital Médica Sur en el 203°.
La cobertura y el acceso a servicios médicos también presentan marcadas diferencias. Uruguay se distingue por su sistema de salud, que según el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), ofrece cobertura a 99% de la población y ocupa el puesto 35 entre 167 países a nivel mundial y se sitúa tercero en la región, detrás de Cuba y Costa Rica. El gasto en salud representa el 9,1% del PIB uruguayo, con un impacto económico indirecto relevante. No obstante, el sistema enfrenta desafíos en competencia, sostenibilidad financiera, eficiencia, tiempos de espera, calidad asistencial, regulación, tecnología, prevención y salud mental. El informe de CERES de 2024 propuso medidas como flexibilizar la movilidad entre prestadores, ajustar el cálculo de cápitas, crear una superintendencia financiera, fortalecer la regulación, mejorar los indicadores de calidad, integrar servicios, incentivar la radicación de especialistas y potenciar la prevención y la salud mental.
En cuanto a densidad médica y cobertura, Costa Rica y Colombia presentan cifras destacadas, con 29,5 y 27 médicos por cada 10.000 habitantes respectivamente, y altos índices de cobertura de servicios de salud: 85 para Costa Rica y 78 para Colombia en el UHC Service Coverage Index 2024 de la Organización Mundial de la Salud. Ambos países superan el umbral mínimo recomendado por la OMS de 44,5 trabajadores de salud por cada 10.000 habitantes y mantienen elevados niveles de acceso y calidad en la atención. En tanto, Cuba cuenta con 84,3 médicos cada 10.000 habitantes.

La evaluación de qué país tiene los mejores médicos en América Latina exige considerar múltiples variables: densidad de profesionales, calidad y reconocimiento internacional de la formación, infraestructura hospitalaria, cobertura y acceso, así como la percepción social y los resultados en salud.
La supremacía brasileña en los rankings universitarios y hospitalarios, la cobertura casi universal uruguaya y el reciente reconocimiento internacional de la formación médica argentina, la calidad de las universidades mexicanas, el crecimiento en su eficiencia y educación en el caso chileno, los programas de especialización costarricenses, sumados al su desarrollo emergente en calidad asistencial colombianos y la densidad médica cubana, configuran un mapa regional diverso, donde la excelencia se expresa de formas distintas según el indicador elegido.
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