El uso prolongado de pantallas y la escasa exposición a la luz natural están acelerando el aumento de la miopía infantil en todo el planeta, un trastorno visual que preocupa cada vez más a los especialistas.
En el Día Mundial de la Visión, pediatras y oftalmólogos alertaron que factores como la tensión ocular y la reducción de actividades al aire libre juegan un papel fundamental en el desarrollo de esta condición.
“Es importante señalar que el uso de pantallas puede estar asociado al aumento de la miopía en la infancia, aunque no es el único factor que interviene en el desarrollo de la misma”, advirtió consultada por Infobae la médica pediatra especialista en usos y efectos de las tecnologías de información y comunicación en niños y adolescentes, Silvina Pedrouzo (MN 86.397).
Al tiempo que, la además presidente de la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), recalcó que “la miopía es una condición multifactorial influenciada por genética, ambiente y hábitos visuales”.
Miopía: una condición en aumento a nivel global
La miopía se convirtió en una de las principales causas de discapacidad visual prevenible y de ceguera a nivel mundial. En muchos países, las cifras de personas afectadas por este trastorno están en aumento.
En Singapur, por ejemplo, hace solo 40 años la prevalencia de miopía en jóvenes no llegaba al 30%. Hoy, cerca del 85% de los jóvenes de ese país son miopes, según señaló el médico oftalmólogo y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI) Leonardo Fernández Irigaray (MN 86.779), quien resaltó que un fenómeno similar se ha observado en Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong y otras regiones de Asia.
En Argentina y Latinoamérica, los porcentajes actuales de miopía en jóvenes se sitúan por debajo del 10-20%, pero el incremento observado en otras partes del mundo encendió las alarmas entre los profesionales de la salud. “Hoy podemos evitar el desarrollo de la miopía y también intentar detener su progreso”, aseguró Fernández Irigaray en diálogo con Infobae.
Para ello, la exposición regular a la luz natural es clave, un factor que tanto la pediatría como la oftalmología destacan de manera conjunta.
El uso de pantallas y sus efectos en la salud visual
Uno de los problemas más frecuentes relacionados con el uso prolongado de dispositivos electrónicos es el llamado cansancio ocular digital, una condición que, según Pedrouzo, provoca síntomas como “ojo seco, prurito ocular, visión borrosa y dolor de cabeza”. Estos síntomas suelen ser transitorios, pero si persisten, es fundamental consultar con un oftalmólogo.
Por su parte, Fernández Irigaray advirtió sobre el síndrome visual informático, que abarca una gama más amplia de síntomas, como irritación conjuntival, visión doble, cefaleas, mareos y dolores en el cuello, espalda, brazos y manos. “El uso prolongado de dispositivos en visión cercana podría favorecer el desarrollo de miopía en los niños y llevarnos a una nueva pandemia de este trastorno visual”, alertó el especialista.
Para mitigar estos efectos, los profesionales recomiendan aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos de uso de pantallas, descansar 20 segundos mirando algo que esté a 20 pies (aproximadamente seis metros) de distancia. Además, es importante que el dispositivo se mantenga a una distancia adecuada de la vista y en un ángulo ligeramente inclinado hacia abajo para evitar una fatiga ocular innecesaria.
La importancia de las actividades al aire libre
Estudios recientes demostraron que la exposición al aire libre no solo retrasa la aparición de la miopía, sino que también ayuda a frenar su progresión. En Taiwán, el Ministerio de Educación implementó una política que obliga a los niños a pasar al menos dos horas al aire libre todos los días, lo que resultó en una notable disminución de los casos de miopía entre la población infantil.
Un experimento en Guangzhou, China, donde se obligó a los niños a pasar 40 minutos adicionales al aire libre durante los recreos, también arrojó resultados positivos. En palabras de Fernández Irigaray, estos estudios confirman que “cuanta más exposición al aire libre tienen los niños, menor es la progresión de la miopía”.
Además de sus beneficios para la visión, la exposición a la luz natural tiene efectos significativos en la salud física y mental. La activación de la vitamina D en la piel y la reducción de la depresión emocional son solo algunos de los beneficios de estar al aire libre.
Revisiones oftalmológicas en la infancia
Tanto Pedrouzo como Fernández Irigaray coincidieron en la importancia de realizar controles oftalmológicos regulares desde edades tempranas.
La SAOI estableció un calendario de revisiones para detectar cualquier alteración visual en los niños: al nacer, a los seis meses, al año, a los tres años, a los cinco años, y posteriormente de manera anual.
Es fundamental que los padres y los pediatras refuercen la necesidad de estas revisiones y de fomentar hábitos visuales saludables. Tal como señaló Pedrouzo, “promover actividades al aire libre y limitar el tiempo de pantalla es clave para mitigar el riesgo de desarrollar miopía”.
En el marco del Día Mundial de la Visión, Fernández Irigaray hizo un llamado a la prevención. “Protejamos educando a los más pequeños y seamos responsables del cuidado de nuestro cuerpo”, subrayó sobre la importancia de generar conciencia sobre los riesgos asociados al uso excesivo de pantallas y la falta de actividades al aire libre. Con políticas adecuadas, revisiones oftalmológicas y la adopción de hábitos visuales saludables, es posible frenar el avance de la miopía y proteger la salud visual de las futuras generaciones.