Peste porcina africana en España: cómo se protege Argentina ante un riesgo sanitario de alto impacto

Tras la detección de peste porcina africana en jabalíes de España, Argentina refuerza controles y bioseguridad para evitar la entrada de un virus de alto impacto productivo

Guardar
Tras la detección de peste
Tras la detección de peste porcina africana en jabalíes de España, Argentina refuerza controles y bioseguridad para evitar la entrada de un virus de alto impacto productivo

La reciente detección de jabalíes silvestres positivos a peste porcina africana (PPA) en Barcelona encendió alertas sanitarias más allá de Europa.

Aunque la enfermedad no está presente en Argentina ni en Sudamérica, su capacidad de viajar a través de mercancías o residuos mal manejados llevó al SENASA a suspender temporalmente las importaciones porcinas de riesgo desde España.

La medida busca resguardar un estatus sanitario construido durante décadas y considerado estratégico para la producción porcina nacional.

SENASA suspende temporalmente las importaciones
SENASA suspende temporalmente las importaciones porcinas de riesgo desde España. . (Rafael Bastante / Europa Press)

Por qué la PPA representa un riesgo tan serio

La PPA no afecta a los humanos ni altera la inocuidad de los alimentos, pero provoca alta mortalidad en cerdos domésticos y silvestres. El virus puede transmitirse por contacto directo o indirecto y permanecer durante largos períodos en el ambiente o en diversos productos porcinos.

Ese comportamiento vuelve incluso pequeños descuidos —un alimento no declarado, un residuo mal gestionado— en una vía potencial de ingreso. Su eventual llegada al país generaría un fuerte impacto productivo y comercial, por lo que la prevención adquiere un rol central.

Controles reforzados y restricciones en frontera

Tras la notificación oficial de España y su comunicación a la OMSA, el SENASA intensificó los controles en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos. Solo se autorizan productos que garanticen la inactivación del virus, como jamones madurados por más de seis meses, productos cocidos, tripas saladas tratadas adecuadamente y alimentos para mascotas extrusados o enlatados.

En cambio, salazones, chorizos secos y jamones con menor maduración no pueden ingresar al país debido al riesgo sanitario que representan.

Viajeros y residuos: detalles que importan

La normativa vigente prohíbe que los viajeros ingresen productos porcinos, independientemente del país de procedencia. El organismo también refuerza la inspección de residuos de aviones y buques provenientes de países donde la PPA es endémica, ya que esa vía puede favorecer la diseminación del virus si no se gestiona correctamente. En un escenario de alerta, cada pequeño gesto preventivo suma.

Bioseguridad en granjas: la barrera más cercana

El SENASA insiste en fortalecer la bioseguridad en los establecimientos porcinos, especialmente porque no existe una vacuna disponible.

Limitar ingresos innecesarios, controlar movimientos de personas y vehículos, y revisar el origen de insumos se vuelve indispensable.

Además, quienes hayan estado en contacto con cerdos o jabalíes en países donde circula el virus no deben ingresar a granjas argentinas, ya que la ropa o el calzado pueden actuar como vehículo del patógeno.

Detectar y notificar a tiempo

Ante signos clínicos inusuales —aumento de la mortandad, fiebre, abatimiento, manchas o enrojecimiento de la piel— se debe notificar de inmediato al SENASA. Los mismos signos pueden aparecer en jabalíes y también requieren alerta.

Estos casos corresponden exclusivamente a porcinos y no representan un riesgo para las personas. Aun así, la vigilancia temprana y la comunicación con el SENASA son fundamentales para evitar que una enfermedad de alto impacto productivo alcance al país.

La combinación de controles fronterizos, responsabilidad individual y bioseguridad en las granjas permite sostener un estatus sanitario que Argentina protege desde hace décadas y que sigue siendo esencial para la estabilidad del sector.

Fuente: Senasa