
Una vez más, el gobierno de Jair Bolsonaro marcó distancia con Alberto Fernández y tomó una resolución que daña a su estrategia geopolítica. La administración brasileña oficializó su decisión de no acompañar al candidato de Argentina, Christian Asinelli, al frente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), una relevante institución multilateral de crédito financiero. En su lugar apoyará al colombiano Sergio Díaz-Granados, más afín al perfil ideológico y a la mirada regional bolsonarista.
El nuevo desplante entre los principales socios comerciales del Mercosur no es sorpresa. En la Casa Rosada lo esperaban. La consumación del apoyo al candidato Díaz-Granados -con foto oficial incluida- se produjo ayer en Itamaraty, en la sede de la Cancillería brasileña. El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos França lo visibilizó al recibir una nutrida delegación con emisarios del presidente colombiano Iván Duque, integrada por su jefe de Gabinete, Maria Paula Correa, la viceministra de Adriana Mejía, los embajadores Darío Montoya y Andrés Rugeles y el propio Sergio Díaz-Granados.
La agenda sobre la que conversaron está vinculada a la pulseada por la presidencia de la CAF, ya que se abordaron asuntos como integración económica de la región y el financiamiento destinado al desarrollo de las inversiones y el comercio en América del Sur. “Brasil y Colombia tienen visiones comunes en relación a varios temas, como la defensa de la democracia, los derechos humanos, la libertad y el libre mercado en la región y en el mundo”, compartieron desde Itamaraty.
Tras concretarse la cumbre entre ambos países, el ministerio de Economía de Jair Bolsonaro se encargó de no dejar margen a dudas de que apoyará a Sergio Díaz-Granados, algo que fue festejado en las redes sociales a última hora de anoche por la jefa de Gabinete de Iván Duque. Brasil destacó la “larga trayectoria de colaboración con los intereses brasileños” del candidato colombiano, “además de compartir un abanico de valores e iniciativas que Brasil quiere impulsar en CAF”, señala el comunicado de prensa.

“Entre las líneas de acción propuestas por Brasil, y plenamente apoyadas por Díaz-Granados, destacan el fortalecimiento sustancial de las operaciones con el sector privado; la mejora y modernización del sistema de gobierno de la entidad; y una serie de acciones destinadas a llevar a CAF a una mayor transparencia en sus operaciones y en sus relaciones con accionistas y entidades en general”, completó.
La confirmación de Brasil deja en claro el marco de alianzas del gobierno de Alberto Fernández en su pulseada por el liderazgo regional. La CAF está integrada por 19 países y 13 bancos privados. Las naciones integrantes son Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, España, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Trinidad & Tobago, Uruguay y Venezuela.
Cada apoyo pesa diferente al interior del organismo para designar al futuro presidente ejecutivo. Desde sus orígenes en 1968, la región andina tiene preeminencia en la CAF: Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela suman con un voto doble.
De ese grupo, Alberto Fernández ya cuenta con el acompañamiento de Luis Arce (Bolivia) y Nicolás Maduro (Venezuela). Ecuador y Perú dieron su aval a la candidatura de Sergio Díaz-Granados, pero en el caso peruano esto ocurrió antes de que se impusiera en las elecciones presidenciales Pedro Castillo, que forma parte del espectro ideológico del Frente de Todos. Las conversaciones están abiertas y hubo pedidos para que se hagan consultas con la diplomacia peruana. Si bien no se descarta un viraje tras el recambio político que sigue judicializado, la gestión saliente de Lima recién se concretaría el 28 de julio, después de los comicios de la CAF.

Desde Europa, el presidente español Pedro Sánchez y el portugués Antonio Costa serían más proclives al candidato de Alberto Fernández. Las relaciones exteriores con ambas naciones se afianzaron tras la gira presidencial en Madrid y Lisboa. Ahora bien, cuentan con una participación del 4% del organismo.
Alberto Fernández propuso para la presidencia de la CAF a un hombre de su confianza, Asinelli, ex legislador porteño, dirigente del PJ porteño y cercano al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz. Después de la competencia fallida para encabezar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del cual se apropió entonces el gobierno de Donald Trump, la apuesta es dirigir otro organismo de financiamiento regional. Para ello tendrá que juntar 10 votos, pero el desenlace sigue incierto.
La puja en la CAF deja expuesta la distancia cada vez mayor de Argentina con sus socios del Mercosur, a la hora de diseñar una estrategia conjunta de inserción en el mercado mundial. Uruguay y Paraguay, con una idiosincrasia aperturista al libre mercado, no emitieron aún que posición adoptarán, pero el historial reciente en las relaciones diplomáticas no son auspiciosos después de varios desencuentros con la gestión de Alberto Fernández. Se espera que apoyen a Díaz-Granados por su compromiso con Colombia.
De hacerse con la banca, Asinelli tendrá influencia durante cinco años sobre una cartera de créditos e inversiones de 28.000 millones de dólares. La jugada es ambiciosa, ya que sería la primera vez que un país que no es parte de los fundadores de la CAF forma integrarían la conducción del organismo.
El candidato argentino conoce los vericuetos de esa entidad financiera. Es un experto del sistema: Asinelli trabajó cuatro años con Enrique García, el predecesor del peruano Luis Carranza. Su tesis de doctorado en la Universidad de San Martín (UNSAM) es una investigación sobre la temática, con título “La Banca multilateral en América Latina: ¿Patrón o socio del desarrollo regional?”.
Según ese trabajo, el destino del financiamiento de la CAF depende de la orientación ideológica de los deudores. Es decir, aquellos países con gobiernos de orientación “pro estado tenderán a tomar créditos de inversión, mientras que los de tendencia pro mercado preferirán los créditos de ajuste”, dice su hipótesis.

Díaz Granados cultiva un perfil más político que su contendiente. De profesión abogado por la Universidad Externado de Colombia, se desempeñó como ministro de Comercio, Industria y Turismo entre 2010 y 2013 durante el período del presidente Juan Manuel Santos. Actualmente es el director ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para Colombia y Perú.
La Banca de Desarrollo de América Latina no suele estar en el centro de la atención en el Cono Sur por su ADN andino. Sin embargo, este proceso de renovación de autoridades atraviesa por un curioso tembladeral y juego de movimientos en toda la región.
Todo comenzó cuando el peruano Luis Carranza presentó su renuncia por acusaciones de acoso laboral. Desde entonces, la CAF está en manos de un interinato. Cuando se abrió la vacante para las elecciones, Colombia postuló al entonces ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, pero finalmente a un día del cierre de la presentación de las candidaturas se retractó y propuso Díaz-Granados. La postulación de Christian Asinelli también fue sobre el filo. El 5 de julio será el día en que se celebren los comicios internos.
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