Mujeres de la UCR buscan romper la tradición machista y renovar las candidaturas en 2021

Por la ley de paridad habrá nuevos lugares expectables en las listas provinciales. Pero antes habrá que superar las resistencias partidarias. Los intentos en la provincia de Buenos Aires

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Las dirigentes mujeres de "Adelante, Buenos Aires", el oficialismo del radicalismo bonaerense. (Twitter)
Las dirigentes mujeres de "Adelante, Buenos Aires", el oficialismo del radicalismo bonaerense. (Twitter)

En febrero siete mujeres de la Unión Cívica Radical (UCR) fueron sancionadas por indisciplina por la conducción del partido. Se habían opuesto a que el médico Roberto Gómez sea candidato a presidir el comité capital de Catamarca, por una denuncia pendiente por abuso sexual. Las militantes tuvieron que recurrir a la Justicia Federal, no a sus correligionarios, para obtener la revocatoria de la sanción.

Ese mismo mes, en la Provincia de Buenos Aires, un comunicado con título “no queremos un radicalismo misogino” apuntó al diputado provincial radical, Walter Carusso. El texto, difundido entonces en plena efervescencia en la interna bonaerense entre Maxi Abad y Gustavo Posse, responsabilizaba al legislador de un ataque troll para desacreditar una denuncia de una militante.

Las anécdotas integran un historial de ninguneos, ausencias de reconocimiento y bloqueos a las mujeres radicales en la renovación de cargos. Sin embargo, en un sector del partido de Hipólito Yrigoyen saben que las elecciones legislativas de 2021 abren una oportunidad para redefinir los liderazgos y el perfil de la agrupación. Por la ley de paridad de género, la mitad de los cargos en juego corresponden a lugares destinados a las mujeres, y en 2023 habrá nuevos postulantes a las intendencias si se mantiene la restricción a la reelección indefinida.

“Siempre nos dicen ‘¿che, a quienes van a poner en las listas si no tienen mujeres?’ Bueno, sí tenemos y son muchas. Nuestro problema principal es la falta de visibilidad. Nos cuesta la visibilidad”, sostuvo en diálogo con Infobae la diputada nacional Karina Banfi.

A comienzos de mayo, Banfi fue una de las animadoras en el lanzamiento de la Mesa de Mujeres Radicales como parte del espacio “Adelante Buenos Aires” que encabeza el recientemente electo presidente de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad junto a la vicepresidenta e intendenta de General Arenales, Érica Revilla. La legisladora está realizando un “trabajo exploratorio” entre legisladoras, concejalas y militantes de la provincia de Buenos Aires para encontrar referentes con territorio.

“El desafío que tenemos las mujeres radicales es generar, desde adentro, liderazgos femeninos y que eso sea parte de la convivencia natural del partido. Que no solo sea por cumplir la paridad, sino que se valore el mérito y el liderazgo. Hoy solo tenemos como única intendenta a Érica Revilla. Eso va a cambiar estrepitosamente, estamos reclutando”, señaló Banfi.

La mesa chica de Juntos por el Cambio carece, en su configuración actual, de una mujer radical en ese espacio de decisión. La vicepresidenta de la Convención Nacional, Alejandra Lorden, es la primera bonaerense en integrar la conducción partidaria. Del sector de Evolución, que encabeza Martín Lousteau, resultó electa como presidenta del comité de la Ciudad de Buenos Aires, Mariela Coletta.

Una reunión de Zoom de la rama femenina del espacio que lidera el presidente electo del Comité Buenos Aires, Maximiliano Abad.
Una reunión de Zoom de la rama femenina del espacio que lidera el presidente electo del Comité Buenos Aires, Maximiliano Abad.

A ese grupo, ya con un primer recorrido realizado, se suman la joven diputada nacional y ex titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA) Josefina Mendoza, que este año renueva su banca; y las legisladoras bonaerenses Sandra París y Melisa Greco. En el resto del país aparecen Inés Brizuela y Doria (La Rioja), una de las tres intendentas de capitales provinciales, la legisladora Gabriela Burgos (Jujuy), que se propone encabezar la lista de Juntos por el Cambio; Roxana Reyes (Santa Cruz) o la diputada nacional Lorena Madzen (Río Negro), entre otras.

La falta de avances se manifiesta en reproches y molestias abiertas por la ausencia de figuras femeninas en los espacios de decisión. La exclusión silenciosa genera trifulcas y ruido interno.

El monopolio sigue siendo masculino, aunque ha mejorado mucho”, reconoció la vicepresidenta partidaria Alejandra Lorden. “La paridad partidaria y legislativa vienen a saldar el debate, ahora hay que levantar más el perfil. Estoy convencida que la mujer le hace mejor a la política y producen más proyectos”, completó.

Por fuera de la estructura partidaria, los liderazgos femeninos de Juntos por el Cambio están ocupados por los otros dos socios de la coalición, entre ellos las presidenciables Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal (PRO); y la influyente Elisa Carrió (Coalición Cívica). En el Frente de Todos, el rol preponderante lo ejerce de manera incuestionable la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner.

Sin embargo, la ascendencia de los nuevos perfiles partidarios y generacionales, como Maxi Abad y Martín Lousteau, dan nuevo aire a la proyección de las mujeres. “En su primer discurso de asunción Maxi Abad dijo más de seis veces la palabra ‘mujeres’ como objetivo del grupo de trabajo. Hay una vocación de que el cambio venga por los jóvenes y las mujeres, porque son estos sectores los que traen las ideas nuevas y progresistas”, sostuvo Banfi.

Erica Revilla, la vicepresidenta de la UCR bonaerense. (Twitter)
Erica Revilla, la vicepresidenta de la UCR bonaerense. (Twitter)

Renovación cultural y perspectivas hacia 2023

Las dificultades en la participación política de las mujeres no es exclusiva del radicalismo. Según un informe oficial sobre paridad de la secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, que incluye un relevamiento federal de los concejos deliberantes, las mujeres en los órganos legislativos comunales alcanzan un 40 por ciento. Sin embargo, esos guarismos están por debajo de la proporción demográfica, donde las mujeres constituyen la mitad más uno de la población. En las intendencias, las mujeres solo ocupan un 12% de los cargos ejecutivos. Y en la Provincia de Buenos Aires ejercen funciones solo 6 en municipios: es decir, el 4 por ciento.

La intendencia es un rol que la mujer no ha querido y no ha pensado para ella. Tampoco hubo hombres que querían darle esa responsabilidad. Creo que hay ahora muchas más mujeres con ganas de serlo, es algo que se va a ver en todos los partidos”, sostuvo Alejandra Lorden.

Aún hoy persiste en la estructura radical las ideas de que las mujeres necesitan mostrar su “mérito” para ocupar una lista. Un requisito que a los varones, por lo general, no se le exige a la hora de postularse a un cargo, suelen protestar las mujeres del partido.

“Yo soy de las que no se quejan y se imponen por trabajo, mostrando territorialidad”, comentó Lorden. “En las internas radicales saqué 2000 votos de diferencia en mi sección y en Saladillo, mi municipio, obtuve 1000 votos contra 67. Es el trabajo que tenemos que hacer, la mujer se tiene que preparar”, agregó.

La provincia de Buenos Aires es uno de los distritos pioneros en paridad electoral, desde que se aplicó por primera vez en las elecciones de 2017. Ese año, ingresaron casi el doble de diputadas que en 2015, y en 2019, las mujeres sumaron casi diez puntos en cada cámara: de 37% en 2017 a 48% de diputadas en 2019 y, en el caso del Senado, de un 33% al 43 por ciento.

(Twitter)
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En las concejalías municipales ocurrió un registro similar. En 2017, en promedio, las mujeres concejalas representaban un 45%, mientras que en 2015 habían sido un 33%. Con la ley de paridad, en ningún municipio la proporción de electas fue inferior al 30% del total, mientras que en 2015 esto sucedió en el 32% de los municipios.

Son datos sugestivos, ya que los partidos mayoritarios cuentan, según el mismo informe oficial, más de 50% de mujeres afiliadas. La participación no se replicaba en los lugares de gestión.

En lo legislativo, la dificultad está en el armado de las boletas. Aunque se cumplan los requisitos legales, los varones suelen tener más posibilidades de ser electos porque encabezan cada alianza electoral. Si se eligen tres cargos de una boleta, por ejemplo, y una mujer va en el segundo lugar, lo que ocurrirá es que -por el criterio de la paridad- dos varones terminen integrando en el cuerpo legislativo, en vez de dos mujeres. En las cámaras altas, donde hay menos chances de resultar electo, el sesgo es mayor.

“Lo más difícil es poner mujeres que encabecen las listas. Eso permite generar igualdad en el recinto”, evaluó Karina Banfi.

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