Interactivo: cómo murió Nisman, según las pericias de la Junta Médica y la Gendarmería

Dos animaciones ilustran las teorías contrapuestas

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Cómo murió Nisman, según la pericia de Gendarmería

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La pericia que realizaron los especialistas de la Gendarmería Nacional llegó a la conclusión de que el fiscal Nisman fue asesinado por dos sicarios que previamente lo drogaron y lo golpearon.

Para realizar el estudio construyeron en el subsuelo del edificio Centinela una réplica exacta del baño donde tuvo lugar el supuesto crimen. Según el informe que elaboraron, al momento de recibir el disparo de la Bersa calibre .22, Nisman estaba ubicado con su torso erguido, mirando la bañera, y a unos 40 centímetros de la misma. Uno de los dos sicarios lo puso en esa posición, con la pierna derecha apoyada en el piso y la izquierda flexionada. Mientras, el tirador se paró por detrás y, tomando el cabello de la víctima con su mano izquierda, sostuvo el arma con la derecha.

Tras efectuarse el disparo se eyectó la vaina y gotas de sangre fueron expulsadas hacia el vanitory. Luego, el tirador dejó el arma en el lugar donde se encontró y abandonó el baño. Finalmente, el hombre que sostenía al fiscal, sin soltarlo, lo manipuló hasta ubicarlo de espaldas a la puerta y frente al espejo, y luego lanzó hacia atrás el cuerpo, que cayó con la cabeza junto a la puerta.

Cómo murió Nisman, según la pericia de la Junta Médica

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La Junta Médica que analizó el caso por segunda vez en mayo de 2015 estuvo compuesta por 13 peritos del Cuerpo Médico Forense. En su informe planteó que no encontró indicios que confirmaran la hipótesis del homicidio.

Mientras la querella afirmó que la muerte fue 36 horas (+/-cuatro) antes del inicio de la autopsia -que empezó a las 8 del lunes 19 de enero-, los peritos sostuvieron que no pudo haber sido más de 24 horas antes. Para unos fue el sábado; para la mayoría, el domingo.

El documento de la junta ratificó que Nisman tenía en su mano el signo en los dedos que la autopsia había referido como espasmo (el dedo índice y el pulgar en semiflexión y los otros tres, flexionados), pero concluyó, no obstante, que eso no podía interpretarse en solitario como una prueba de que se hubiera disparado. Otro punto tratado fueron las marcas de golpes que tenía el cuerpo. Dos en la cabeza, internos, que la junta vinculó con los efectos del disparo, y tres en las piernas que, según la opinión mayoritaria, no puede saberse de cuándo son.

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