
Cuando acompañó a Alberto Fernández al viaje a Bolivia, a la hora de sacarse la foto de rigor con el ahora ex presidente Evo Morales, Santiago Cafiero lucía un traje. Los que lo conocen saben que al próximo jefe de Gabinete no le gusta usar ese tipo de ropa, que todavía es parte de las obligaciones de la mayoría de los dirigentes políticos (aunque de la mano del PRO, el uso de la corbata bajó considerablemente). Cafiero prefiere prendas más cómodas y evita todo lo que puede ponerse un saco.
Hijo de Juan Pablo Cafiero y nieto de Antonio Cafiero, la mano derecha de Alberto Fernández se crió en San Isidro en una casa donde se respiraba peronismo y donde las discusiones políticas e ideológicas eran moneda corriente. Algo así era esperable con un abuelo que fue un emblema del PJ (fue el ministro más joven de Juan Domingo Perón en 1955) y que además ocupó bancas en la Cámara de Diputados y el Senado y gobernó la provincia de Buenos Aires; y con un padre, Juan Pablo, que también incursionó en política (fue ministro de Desarrollo Social de la Alianza; ministro de Justicia y Seguridad de Felipe Solá y embajador K ante el Vaticano). Antonio murió en 2014, pero Santiago suele consultar a su padre a la hora de la toma de decisiones.

Si bien el apellido Cafiero marida con la política, no todos de los 10 hijos, 40 nietos y más de 20 bisnietos que tuvo el ex ministro de Perón se metieron en el servicio público. Pero Santiago sí, y a los 15 años empezó a militar: por un lado, empezó a colaborar con la iglesia de la zona, la Santo Domingo Savio, y acompañaba a los curas Aníbal Filipini y Jorge García Cuerva en sus recorridas por la villa La Cava, en San Isidro.
Después de terminar la escuela secundaria en el colegio Estrada (había hecho la primaria en la Escuela n° 4 de la localidad del norte del conurbano bonaerense), Cafiero empezó Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cuando se recibió, hizo una maestría en Políticas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella y ahora se encuentra en el medio de un doctorado en Desarrollo Económico en la Universidad de Quilmes. Mientras se formaba no dejó su militancia y se afilió al Partido Justicialista a los 23 años.

Cuando terminó la facultad consiguió un trabajo en un banco, pero poco después empezó su carrera en la actividad pública en la gestión de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. Primero fue asesor en la Subsecretaría de Asuntos Municipales que dirigía Alejandro Arlía (2007-2008); director provincial de Industria (2008-2010); subsecretario de Industria, Comercio y Minería (2010-2011); viceministro de Desarrollo Social y subsecretario de Políticas Sociales (2011-2014); y subsecretario de Modernización (2014-2015).
Desde la presidencia del PJ de San Isidro, a la que accedió en 2008, construyó su poder local y se hizo con un lugar en el Concejo Deliberante entre 2009 y 2018. Además fue candidato a intendente de esa localidad en 2011 y 2015, pero no pudo derrotar a Gustavo Posse.

Tras las elecciones que catapultaron a Mauricio Macri a la presidencia en 2015, Cafiero se alejó de la actividad política. Por un lado, retomó su ayuda a los vecinos de la villa La Cava y abrió un comedor; y por otro inauguró una librería en San Isidro. Además, fundó una editorial y escribió junto a Ignacio Lohlé La independencia económica. El pensamiento de Antonio Cafiero, un libro que resultaría clave para su ahora estrecha relación con Alberto Fernández.

Cafiero tiene una buena relación con el intendente de San Martín Gabriel Katopodis, uno de los alcaldes que se sumaron al espacio del ex ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo en 2017, que buscó una banca en el Senado por la provincia de Buenos Aires. Al sumarse a ese grupo, Cafiero empezó a tejer un vínculo con quien era entonces el jefe de campaña de Randazzo, Alberto Fernández.
En la previa de las legislativas de 2017, el objetivo del ex ministro del Interior y Transporte siempre fue que Cristina Kirchner ahora sí le concediera la interna que nunca le habilitó con Daniel Scioli en 2015. Pero tras el pobre resultado electoral de Randazzo, Cafiero y varios de los que acompañaban al ex funcionario kirchnerista empezaron a pensar en la unidad del peronismo.

Poco después de la derrota electoral de 2017, en una cena en un restaurante porteño, Cafiero y Fernández compartieron la mesa con una decena de dirigentes del espacio de Randazzo. Algunos días después, Cafiero lo invitó a Fernández a la presentación de su libro. Al mismo tiempo, el ahora presidente electo también estaba en una cruzada personal por la unificación de las distintas vertientes del PJ y estaba recomponiendo su relación con Cristina Kirchner.
Fue en esa época que Cafiero empezó a armar un grupo de trabajo con economistas, dirigentes políticos y distintos profesionales que más tarde sería conocido como Grupo Callao, que desde entonces empezó a elaborar ideas y propuestas de las que ahora se alimentará Alberto Fernández.

Entre el aumento de su trabajo junto a Fernández y la crisis económica, tuvo que cerrar la librería, aunque el comedor en la villa La Cava sigue funcionando.
Admirador de Néstor Kirchner, Cafiero no tiene mucha relación con Cristina Kirchner y se maneja con absoluta confianza con Fernández, con quien almuerza en su departamento de Puerto Madero varias veces por semana y mantienen un diálogo casi constante por WhatsApp y a través de conversaciones telefónicas.
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