Así reaparece Daniel Cango, el torturador de ‘Los Michis’: el preso con 61 cadenas perpetuas recluido en Challapalca

En una entrevista exclusiva con Panorama, el líder criminal narra desde la prisión más inhóspita del país los métodos de terror que impuso con su banda, las traiciones internas y el impacto de su encierro tras cuatro años de aislamiento

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Daniel Cango, alias el Torturador, durante una confesión exclusiva ante las cámaras de Panorama desde el penal de Challapalca. | Panorama

Daniel Cango Mendiola, conocido como “el Torturador”, vuelve a escena tras cuatro años bajo el máximo aislamiento del penal de Challapalca, donde cumple sesenta y un cadenas perpetuas. Su figura resurge en medio de un relato estremecedor sobre la brutalidad que lo consagró como uno de los criminales más temidos del país. Su historia, reconstruida desde la celda más inhóspita de Perú, fue revelada en exclusiva por Panorama, programa que documentó los horrores cometidos por él y la organización que encabezó: Los Michis.

Con apenas veintiún años, Daniel Cango se posicionó como el líder absoluto de una red criminal que operó sin piedad en Lima norte. Testimonios, evidencias gráficas y grabaciones apuntan a un régimen de terror desplagado por su organización, caracterizado por la tortura, la extorsión y el asesinato, y sellado por una marca: el numeral tallado a navaja sobre el cuerpo de las víctimas.

Un dominio bañado en sangre

El ascenso de Daniel Cango no tuvo reparos. Su grupo, Los Michis, se abrió paso controlando el cobro de cupos en megaproyectos de construcción en Ancón y zonas de influencia de Lima y Callao. El jefe, apodado “Gordo Daniel” en los bajos fondos y “el Torturador” entre quienes conocían de cerca el expediente, disfrutaba cada etapa previa al crimen: la tortura, el amedrentamiento y la humillación de sus enemigos. Los audios y videos obtenidos por Panorama exponen escenas donde las víctimas, amarradas y golpeadas, son sometidas a brutales golpizas antes de perder la vida, mientras los verdugos documentan el suplicio.

La reaparición del criminal más temido del norte: qué dijo Daniel Cango desde Challapalca, donde purga múltiples cadenas perpetuas | Panorama

El método de Los Michis era reconocible: tras capturar a sus rivales, mutilaban dedos y lenguas, marcaban la piel con cortes y ejecutaban a quienes se interponían en sus planes. Testigos relataron cómo, luego de la tortura, los cuerpos eran abandonados en descampados de Ancón. En el caso de Isaac, conocido como “Mono Gringo”, el desenlace quedó grabado para siempre en el barrio: tras ser amarrado y amordazado, sufrió una ejecución con múltiples disparos, todo bajo órdenes directas del líder.

Un clan de violencia y traiciones

Los Michis funcionaban como una maquinaria letal que iba más allá del simple enfrentamiento territorial. Bajo el mando de Daniel, más de treinta individuos —entre extorsionadores, sicarios y policías corruptos— actuaban coordinados para garantizar la supremacía del grupo. Las llamadas e interceptaciones telefónicas, reproducidas por Panorama, ilustran la frialdad y la estructura jerárquica del clan: desde la recopilación de información de operativos hasta el uso de policías para montar intervenciones falsas, acallar denuncias rivales y sembrar pruebas.

El círculo de confianza de Cango era reducido y peligroso. Las traiciones se volvieron frecuentes; incluso su “número dos” planeó atentar contra su familia. Las delaciones y venganzas dentro y fuera de la organización eran moneda corriente. La policía identificó a agentes como Luis Alberto Aramburo Zapata, alias Wamba, y Junior Gómez Rivera, quienes filtraban operativos a cambio de favores y recompensas.

El rostro de la violencia
El rostro de la violencia criminal: Daniel Cango Mendiola, conocido como el Torturador, narró desde el penal de máxima seguridad su papel al frente de Los Michis, banda responsable de decenas de muertes. | Panorama

“El numeral”: la firma del horror

El sello de Daniel Cango era un corte con forma de numeral grabado en la piel de sus víctimas. Era la marca de la muerte, el distintivo del dolor que infligía. Sobrevivientes y familiares narraron a Panorama el horror de encontrar estos símbolos en los cuerpos: piernas abiertas, torsos desgarrados y rostros irreconocibles tras las sesiones de tortura. Una madre, rota en llanto, describió las marcas que dejaron en su hijo: “Le cortaron la pierna, lo señalaron aquí, le hicieron el numeral...”.

Las ejecuciones no eran azarosas ni impulsivas; respondían a un patrón de poder y control. Cada víctima pasaba por un proceso de tormento físico diseñado para arrancar confesiones o enviar mensajes a los enemigos de la banda. Los escenarios de los crímenes —búnkeres ocultos, cámaras bajo piscinas, autos en descampados— eran elegidos para garantizar el sufrimiento y el sigilo.

Prisión, confesiones y aislamientabsoluto

Tras la detención, la vida de Daniel Cango dio un giro definitivo. El Poder Judicial le impuso más de diez condenas a cadena perpetua, acumulando un récord de sesenta y un penas máximas en un proceso que involucró a otros diecinueve miembros de su grupo y a efectivos policiales cómplices. El expediente judicial documentó cincuenta hechos delictivos: desde asesinatos y secuestros agravados hasta extorsión y tráfico de drogas.

La reaparición del torturador de
La reaparición del torturador de ‘Los Michis’: Daniel Cango, el preso con más cadenas perpetuas, habla desde Challapalca | Panorama

Cango Mendiola fue relegado a la celda helada de Challapalca, donde la temperatura apenas supera los seis grados bajo cero y el aire escasea a más de cinco mil metros de altura. Allí, rodeado de los criminales más peligrosos del país y aislado de los suyos, el líder de Los Michis rompió el silencio ante Panorama. Admitió su participación en diecinueve secuestros—diecinueve vidas truncadas por su decisión y su mando—y reconoció, aún con voz temblorosa, que la traición llegó desde su círculo más íntimo. “Tengo ya cuatro años y medio que no puedo abrazar a mi madre ni a mis hijos... eso choca”, confesó.