Celdas sin luz, una visita al mes y dos horas de patio: así se vive en el nuevo pabellón A1, el régimen carcelario de máxima seguridad

Una investigación de Cuarto Poder accedió al área más restringida del penal Ancón I, donde los internos del nuevo régimen cumplen medidas extremas de aislamiento y vigilancia permanente

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El nuevo régimen A1 implementado por el INPE busca reforzar el control sobre los internos de alta peligrosidad con un modelo de encierro total, basado en disciplina, restricción y monitoreo constante. | Cuarto Poder

El Perú estrenó esta semana el régimen A1 de seguridad extrema, el modelo más severo del sistema penitenciario nacional, diseñado para recluir a los internos más peligrosos del país. La medida se aplicó por primera vez en el penal de Ancón I, donde 45 reclusos —la mayoría provenientes del penal Castro Castro— fueron trasladados bajo un fuerte operativo del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) del Instituto Nacional Penitenciario (INPE).

De acuerdo con una investigación de Cuarto Poder, este nuevo sistema busca cortar toda comunicación ilícita desde las cárceles, un problema que en los últimos años permitió que líderes de bandas criminales siguieran extorsionando, planificando asesinatos y dirigiendo redes desde prisión. En las imágenes difundidas por el programa, se observa a los internos ingresando a sus nuevas celdas rapados, uniformados y esposados, mientras el personal del INPE supervisa la entrega de cada pabellón.

El apagón eléctrico y la clausura total

El cambio más radical de este régimen es el apagón eléctrico. En las celdas unipersonales, de apenas cuatro por dos metros, no hay tomacorrientes ni enchufes. Todos los puntos de electricidad fueron sellados con cemento, los ductos de desagüe clausurados y las instalaciones clandestinas retiradas. Solo se mantiene un foco empotrado, protegido con una rejilla metálica y pernos asegurados desde el exterior.

Según explicó el director de Ancón I a Cuarto Poder, la intención es evitar el uso de celulares y artefactos eléctricos, que durante años fueron utilizados para mantener contacto con redes criminales. La medida, que ya comenzó en 16 penales de Lima y Callao, se extenderá progresivamente a otros establecimientos del país. “No hay posibilidad alguna de conexión eléctrica. Todo ha sido revisado, sellado y reforzado”, afirmó el funcionario.

Durante el recorrido, el reportero
Durante el recorrido, el reportero de Cuarto Poder mostró cómo los tomacorrientes de las celdas serán cubiertos con cemento para impedir que los internos los manipulen o los usen con otros fines. | Cuarto Poder

El programa mostró cómo las paredes y techos fueron completamente despejados para eliminar los cables ocultos utilizados por los reclusos para cargar baterías y comunicarse desde el encierro. En varios pabellones, el INPE halló celulares escondidos dentro de las puertas metálicas y detrás de los lavaderos. La institución asegura que el apagón carcelario es una respuesta directa a esa infiltración tecnológica.

Disciplina, aislamiento y control permanente

El régimen A1 impone un modelo de control absoluto. Los reclusos permanecen solos en sus celdas, con solo una o dos horas de patio al día y una visita mensual. Los uniformes color crema —elegidos para facilitar su identificación visual— reemplazan cualquier prenda personal. “No es una imitación de modelos extranjeros, sino una necesidad de orden y disciplina”, señaló un alto funcionario del INPE a Cuarto Poder.

Además, todos los internos fueron rapados como parte del protocolo de seguridad. Según las autoridades, algunos escondían objetos punzantes o armas en el cabello. Si un interno intenta autolesionarse para ser llevado a la enfermería, la atención médica se realiza dentro de su propia celda. Si incumple reglas o provoca desórdenes, también se le sanciona sin salir de ese espacio. “El principio es simple: no hay privilegios ni desplazamientos innecesarios”, explicó el jefe del GOES.

Los internos permanecerán 22 horas
Los internos permanecerán 22 horas al día en sus celdas, sin acceso a enchufes ni conexiones eléctricas, bajo un régimen cerrado especial. | Foto: Presidencia del Perú

Las cámaras del reportaje mostraron cómo los pasadizos permanecen vacíos, los puentes de comunicación internos cerrados y los custodios patrullan de manera permanente el nuevo pabellón tres de Ancón I, remodelado para albergar a 162 internos. Cada puerta metálica fue reforzada, y los reclusos son registrados antes y después de cada salida al patio.

Los rostros del régimen A1

Los 45 internos trasladados al pabellón A1 tienen en su mayoría sentencias por homicidio, secuestro, extorsión y sicariato. Entre ellos figuran nombres vinculados a las bandas más violentas del país y a crímenes de alto impacto.

El reportaje dominical identificó a Adam Smith Lucano Cotrina, alias 'El Jorobado’, procesado por extorsión y considerado uno de los cabecillas del crimen organizado en Lima Norte. También fue trasladado Yohairo Arancibia Sevillano, alias JJ, exintegrante de la Policía Nacional, vinculado al asesinato del cantante de Armonía Diez, Paul Flores. Ambos fueron ubicados en las celdas del segundo nivel del pabellón de máxima seguridad.

Durante la inspección al pabellón
Durante la inspección al pabellón A1, las cámaras de Cuarto Poder registraron la presencia de “JJ”, identificado por las autoridades como el brazo armado de ‘El Monstruo’. | Cuarto Poder

Junto a ellos se encuentran reclusos extranjeros como John Parra Carrizo y Homero Stefano Ponce Díaz, ambos de nacionalidad venezolana, condenados por secuestro y homicidio, además de Kevin Cabrita Rondón, responsable del asesinato de dos compañeros de vivienda en San Juan de Lurigancho. Las imágenes muestran a los internos respondiendo con monosílabos durante el registro: nombre, delito, nacionalidad, sentencia. Ninguno mira directamente a la cámara.

Durante la inauguración del pabellón, Cuarto Poder captó el momento en que El Jorobado gritó su inocencia ante las autoridades presentes, entre ellas el presidente José Jerí, el ministro de Justicia Eduardo Martínez y el alto mando del INPE.

El Estado frente a los “monstruos” de la prisión

Agentes del Grupo de Operaciones
Agentes del Grupo de Operaciones Especiales del INPE y de la Dinoes participaron en el operativo realizado durante la madrugada. | Foto: Presidencia del Perú

El pabellón A1 de Ancón I representa el nivel máximo de encierro en la escala penitenciaria peruana. La administración recae en el director Gavidia, con experiencia previa en penales de alta complejidad como Challapalca. El resguardo exterior y las operaciones internas están a cargo del GOES, mientras que equipos del Ministerio de Transportes y Comunicaciones rastrean señales de internet clandestinas enviadas desde viviendas vecinas a los penales.

El INPE plantea replicar esta experiencia en otros establecimientos del país y concentrar en estos espacios a los internos que representan mayor riesgo. De acuerdo con la investigación de Cuarto Poder, cada uno de los confinados equivale, por su nivel de peligrosidad, a entre 20 y 50 reos comunes.