Un silencio que dice mucho
Al recibir la pregunta, Mario Irivarren optó por no hablar sobre el tema. “Yo no voy a responder absolutamente nada más que tenga que ver con el incidente de la boda de hace tres meses. Esa es mi respuesta”. Su negativa marcó distancia respecto a una amistad que pareció resistir durante años tanto en el programa como fuera de cámaras, lo que provocó reacciones en el set.
Frente a la situación, Alejandra Baigorria fue invitada al escenario para comentar la respuesta de quien fuera uno de sus amigos más cercanos.

“Yo tampoco ya no quiero seguir tocando el tema. Me parece una pregunta muy simple para mí responderla. Mario es mi amigo de hace muchos años, no tengo que decir más, porque si yo hubiera dicho más no sería su amiga. Espero que sepa todo lo que he tenido que aguantar todo este tiempo porque es mi amigo y yo lo quiero y lo voy a querer siempre”, dijo, desmintiendo a su amigo.
Incluso, aclaró que no ahondaría más porque solo le importaba lo que pensara Mario de ella: “Mi amistad siempre la he demostrado y nadie más que él lo sabe. Es de mi parte, no puedo responder por él”.
Además, remarcó: “La amistad de tantos años, tantas cosas vividas, tantas cosas contadas y sobre todo tantas cosas que hemos hecho el uno por el otro, no hay algo que lo pueda romper, para mí, más sabiendo todo lo que he tenido que aguantar todo este tiempo por él”.
Alejandra Baigorria afectada emocionalmente
Fuera del set, Baigorria manifestó el impacto emocional que vivió a raíz de la controversia: “A mí me da hasta ganas de llorar, porque si lo diría no sería una amiga. No quiero seguir causándole problemas a él, quiero que sea feliz y si él es feliz con Onelia, no tengo problema. No tengo nada en contra de Onelia, en contra de nadie”.

Respecto al origen del conflicto, la empresaria recordó que todo comenzó en su boda cuando su Mario Irivarren coincidió con su expareja Vania Bludau y su entonces novia Onelia Molina generando comentarios que derivaron en una separación y en ciertos señalamientos hacia Baigorria. “Esto se hubiera arreglado mucho antes de señalar a alguien con un dedo a quien no tuvo la culpa como fui yo. Después, le deseo lo mejor”, afirmó tajante.
Al referirse a la reconciliación entre Irivarren y Molina, Alejandra se mantuvo firme en su posición: “Muy bien, cada uno es dueño de su vida y sus decisiones, y si él es feliz, está bien, para mí es suficiente. No puedo mandar en el corazón de nadie ni nadie en el mío”.

El paso de los años y la exposición pública ponen a prueba los vínculos, y en esta ocasión, la historia entre Mario Irivarren y Alejandra Baigorria mostró que la amistad, aunque herida por la polémica y la presión mediática, sigue siendo un asunto personal sobre el que ambos prefieren ya no opinar más en público.
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