El mejor truco casero para ahuyentar a las palomas del techo o el jardín

La presencia de las palomas en casa puede ser un peligro para la salud de las personas, además de afectar el ornato de la ciudad, advierte el Ministerio de Salud (Minsa). Tanto si es en el techo o el jardín de una casa, las palomas pueden ser realmente molestas. Estas aves, aunque a veces parezcan inofensivas, tienden a llenar de excremento cualquier superficie donde se posan.

Además del daño estético y la corrosión que sus heces provocan en techos, terrazas y muebles de jardín, existe un peligro aún mayor: sus excrementos son portadores de diversas enfermedades. Muchas de estas enfermedades, como la histoplasmosis o la criptococosis, se contraen al inhalar el polvo que se libera cuando las heces secas son removidas durante la limpieza.

Por estas razones, es fundamental conocer trucos caseros efectivos para mantener a las palomas alejadas de nuestro hogar sin hacerles daño. Entre las diferentes alternativas disponibles, hay un método que se destaca por su simplicidad, bajo costo y eficacia: el uso de objetos de color plateado.

El truco más efectivo para ahuyentar a las palomas consiste en aprovechar objetos decorativos de color plateado o con acabados metálicos. Las superficies brillantes y reflectantes resultan muy incómodas para las palomas, ya que alteran su percepción visual y las desorientan. Esto las lleva a evitar esas zonas.

Algunos de los objetos que puedes utilizar incluyen campanillas de metal, atrapasueños con hilos plateados, mangueras metálicas, manteles o fundas de sillas en tonos plateados y, si es posible, techos o estructuras pequeñas pintadas o recubiertas de material reflectante. Otro truco casero muy sencillo y efectivo es colgar antiguos CDs o DVDs de una cuerda, permitiendo que giren con el viento. El reflejo de la luz en sus superficies genera destellos intermitentes que resultan muy molestos para las palomas.

Lo ideal es colocar estos objetos en zonas estratégicas donde las palomas suelen posarse, como aleros, cornisas, árboles o pérgolas del jardín. Además de ser una solución práctica, los elementos plateados pueden integrarse fácilmente a la decoración exterior, manteniendo el entorno estéticamente agradable.

Aunque el plateado es el color más efectivo para disuadir a las palomas, existen otros colores que también resultan útiles para mantenerlas alejadas: el rojo y el naranja.

El rojo, por ser un color de alta intensidad, actúa como una señal de advertencia en la naturaleza. Para las palomas, puede indicar peligro o áreas a evitar. El naranja, por su parte, también es un color muy visible y de gran contraste en entornos naturales, provocando un efecto de alerta similar.

Incorporar objetos de colores rojo y naranja en el jardín o en el techo, como cojines, macetas, banderas, o elementos decorativos, puede complementar el uso del plateado para reforzar la estrategia de disuasión. Combinar varios colores vibrantes aumentará la incomodidad visual de las palomas, reduciendo su presencia de manera efectiva.

El color plateado, especialmente cuando tiene un acabado brillante o reflectante, afecta la visión de las palomas de varias maneras. Estas aves dependen en gran medida de su agudeza visual para orientarse y detectar amenazas. Las superficies plateadas reflejan la luz solar de forma intensa y cambiante, generando destellos repentinos y movimientos de luz que resultan confusos y molestos para las palomas.

Además, el brillo constante puede ser interpretado como una señal de peligro o como un obstáculo difícil de calcular. Esto genera un instinto de evasión, llevando a las palomas a evitar zonas donde estos reflejos son frecuentes. En definitiva, el uso del color plateado crea un ambiente visualmente hostil para ellas, reduciendo considerablemente su interés en permanecer en el área.

Las palomas suelen posarse en los techos de las casas porque encuentran en ellos un lugar seguro y elevado para descansar, vigilar su entorno y protegerse de posibles depredadores. Además, la altura les permite tener una vista amplia de la zona, facilitándoles encontrar alimento y detectar amenazas con rapidez.

Otro motivo es que los techos, sobre todo los de superficies planas o con tejas, ofrecen estabilidad y calor, factores que resultan atractivos para las palomas. Algunos techos también les brindan pequeñas grietas o rincones donde pueden anidar y resguardarse del viento o la lluvia.

Las palomas ingresan a los jardines de las casas en busca de alimento, agua y refugio. Suelen sentirse atraídas por restos de comida, migas, frutas caídas o semillas en comederos de aves. También buscan lugares tranquilos y seguros para anidar, como aleros, techos o árboles frondosos. Los jardines con fuentes de agua o zonas sombreadas resultan ideales para descansar, especialmente en días calurosos. Además, si no se toman medidas para alejarlas, pueden acostumbrarse al entorno y regresar con frecuencia.

Las palomas, especialmente en entornos urbanos, tienen varios depredadores naturales. Entre ellos figuran las aves rapaces como los halcones peregrinos y los gavilanes, que cazan palomas en pleno vuelo gracias a su velocidad y agilidad. También los búhos, principalmente durante la noche, representan una amenaza importante para estas aves.

En zonas rurales o abiertas, otros depredadores como zorros, gatos salvajes y serpientes también atacan a las palomas, especialmente a los ejemplares jóvenes o a los que anidan en el suelo. En la ciudad, tener un gato doméstico puede ser sorprendentemente útil para ahuyentar palomas que se acercan a los techos o jardines de una casa.

En el caso de las ciudades, los gatos domésticos, por naturaleza, son depredadores y su sola presencia suele ser suficiente para disuadir a estas aves en ambientes urbanos. Su instinto cazador los lleva a patrullar constantemente su territorio, lo que reduce la frecuencia con la que las palomas se posan en las áreas vigiladas. Aunque no todos los gatos cazan activamente, el olor y la actividad felina bastan para mantener alejadas a muchas aves.

Las heces de las palomas están compuestas principalmente por ácido úrico, una sustancia blanca y pastosa que representa la forma en que estas aves eliminan el nitrógeno de su organismo. A diferencia de los mamíferos, que excretan urea disuelta en orina líquida, las aves eliminan el ácido úrico en estado semisólido, mezclado con los residuos sólidos de su sistema digestivo. Esta característica hace que las deposiciones de paloma tengan un aspecto blanquecino en su superficie, aunque también contengan restos marrones o verdosos producto de los alimentos digeridos.

Además del ácido úrico, las heces de las palomas contienen bacterias, hongos, restos de semillas, minerales y, en ocasiones, parásitos. Esta mezcla puede resultar corrosiva para superficies como el metal, la piedra y la pintura, debido a su pH ácido.

Las palomas, aunque comunes en entornos urbanos, pueden ser portadoras de diversas enfermedades que afectan a los humanos. Entre las más conocidas se encuentran la criptococosis, la histoplasmosis y la psitacosis. Estas enfermedades se transmiten principalmente a través de las heces secas de las aves, que al descomponerse liberan esporas u organismos patógenos en el aire. Las personas inhalan estas partículas sin notarlo, lo que puede causar infecciones respiratorias y otras complicaciones, especialmente en individuos con sistemas inmunológicos debilitados. Por ello, es importante evitar el contacto directo con sus excrementos y mantener limpias las áreas donde anidan o se alimentan.

Para limpiar las heces de palomas en techos y jardines, es importante protegerse con guantes, mascarilla y gafas, ya que estos desechos pueden contener bacterias y hongos. Primero, humedece las heces con agua para evitar que el polvo se disperse. Luego, usa una pala o cepillo para recoger los residuos. En superficies duras, limpia con una mezcla de agua y cloro (1 parte de cloro por 10 de agua). Finalmente, enjuaga bien y desecha los materiales usados.

Las palomas son aves que se adaptan fácilmente al entorno urbano y suelen encontrarse en zonas donde pueden acceder con facilidad a alimento y refugio. Es común verlas en plazas, parques, mercados, estaciones de transporte y azoteas de edificios, donde encuentran restos de comida y espacios para anidar. También frecuentan calles peatonales y zonas comerciales con alta afluencia de personas. Estas áreas ofrecen seguridad relativa frente a depredadores y condiciones favorables para su supervivencia. Su presencia es menos frecuente en zonas industriales o residenciales alejadas del centro, donde el acceso a alimento y refugio es más limitado.