
Existe una tendencia, casi natural pero muy propia nuestra, de entender la realidad de manera subjetiva y apriorística, prejuzgando las situaciones y, por ende, describiéndolas erróneamente, lo que lleva a adoptar soluciones equivocadas.
Si bien es absolutamente cierto que el abandono tanto de perros como de gatos y la falta de conciencia acerca de la importancia de la castración provocan la existencia de muchos animales literalmente abandonados en la calle, la situación no es estrictamente así.
En nuestro país, el perro y el gato en situación de calle (lo cual no es lo mismo que vivir siempre en la calle) tienen una realidad que, si no se investiga a fondo, puede parecer lo que no es. ¿Hay abandono de animales en Argentina? Claro que sí, pero el abandono total, liso y llano, no es de la magnitud con la que se describe, lo que hace que los verdaderos responsables de la situación que vemos y sufrimos no se sientan aludidos. Y si no veo el problema, soy parte de él.
El fenómeno en Argentina se conoce como “perro o gato semi domiciliado”, que es aquel animal que duerme en la casa, recibe de vez en cuando algún tipo de atención básica y pasa la mayor parte del día en la calle, territorializándose en el barrio y generando todos los problemas que un animal en situación de abandono genera, aunque no esté totalmente abandonado.

Cualquier animal en la calle puede provocar accidentes de tránsito en los que él mismo sea la víctima o cause sufrimiento a terceros. En la calle, un perro puede formar jaurías, lo que resulta en incidentes de agresión con graves consecuencias. Además, el fecalismo vial es otro de los problemas, a lo que se suma la transmisión de enfermedades.
Todo esto desemboca en una grave situación de maltrato y crueldad, contemplada y castigada por leyes anacrónicas y sin soluciones rápidas a la vista. Se combate este semi abandono (que así debería llamarse) con castraciones masivas llevadas a cabo por el Estado Nacional, los gobiernos provinciales y los municipales, con la invalorable acción de una gran cantidad de organizaciones solidarias. Sin embargo, nada parece ser suficiente y da la impresión de que estamos llenando un balde con agujeros.
La castración por sí sola no es suficiente, ya que, aunque limite en el mejor de los casos el crecimiento poblacional desmesurado, no cambia los hábitos ni las costumbres de la población. Estos perros, incluso cuando están castrados, siguen considerando la calle como su dominio, causando los mismos problemas y, sobre todo, siendo víctimas de crueldad y abandono.

Abordar el problema de los animales abandonados es una política de Estado solidaria, loable e inevitablemente necesaria. Desde las organizaciones se intenta mitigar el problema aumentando las castraciones y con el funcionamiento de refugios y hogares de tránsito. Pero, ¿es esta la solución? Con las pruebas a la vista, sin duda no lo es.
Resulta necesario educar, además de castrar, refugiar y atender; es fundamental intentar cambiar actitudes y brindar contención a los animales en el hogar. Cuando se incluyan en la formación educativa materias y temas transversales afines, nuestra sociedad cambiará en este y en muchos otros sentidos, reconociendo claramente el problema y buscando una solución efectiva.
Mientras tanto, el Día Internacional del Animal Sin Hogar, el 19 de agosto, servirá como una jornada que permita poner claramente el tema sobre la mesa y buscar la solución a través de la tutoría responsable, mediante la castración y la educación. El problema es tan grande que requiere la acción de todos: el Estado en sus diferentes niveles, la educación formal, no formal e informal, y cada individuo que, con su acción voluntariosa, pretenda cambiar esta triste pero innegable realidad.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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