El oficialismo no libertario

Sólo las teocracias o las dictaduras -Irán o Venezuela actuales- creen en un dogma religioso o laico fijado por un líder mesiánico o una nomenclatura organizada como banda delictiva. La vedad es alcanzar consensos

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Javier Milei (Prensa Diputados)
Javier Milei (Prensa Diputados)

Nos hemos acostumbrado a dos categorías de actitudes frente al “Gobierno Libertario”. Una, es la “oposición dialogante”; la otra, la “oposición de bloqueo”. Hay una tercera actitud que, a mi juicio, es fundamental para consolidar el rumbo que decidiera la mayoría de la ciudadanía con su voto : el “oficialismo no libertario”.

¿Quiénes estamos en este lugar? Los legisladores del PRO, los peronistas republicanos, la mayoría de los radicales y los de la Coalición Cívica, la mayoría de los gobernadores, intendentes y legisladores provinciales y municipales, y un volumen de ciudadanos de aproximadamente el 30% de la población total.

La Libertad Avanza es una fuerza minoritaria que funciona en paralelo con otra, en la vereda de enfrente, que es la minoría kirchnerista. Es decir, la mayoría que sustenta al gobierno del presidente Milei no es libertaria, pero ha entendido y quiere el “cambio profundo” que la Argentina necesita para salir de la decadencia que nos domina desde hace 50 años.

Nadie discute -salvo los alocados golpistas de siempre- la legitimidad del Presidente Milei y el lugar que le corresponde en la cabecera de mesa de un gobierno de coalición. Y tiene que ser de coalición porque no hay partido hegemónico y seguramente no lo habrá, porque no es la tónica cultural occidental del siglo XXI el reproducir los liderazgos mesiánicos autoritarios del siglo XX. Tampoco, los Partidos Totalitarios -el Comunismo o el Nazismo-, que pretendían imponer sus “verdades absolutas” a sangre y fuego.

La “regla de juego” internacional y doméstica es la misma: convivir en paz y diversidad, sin fórmulas extremas ni “verdades reveladas”. Es la fórmula de nuestra Constitución y la de todas las constituciones occidentales. Sólo las teocracias o las dictaduras -Irán o Venezuela actuales- creen en un dogma religioso o laico fijado por un líder mesiánico o una nomenclatura organizada como banda delictiva. La verdad es alcanzar consensos.

¿Podemos hacerlo? Yo estoy seguro que sí. Es la voluntad de millones de argentinos, y es el mandato y el deber que pesa sobre los hombros del Presidente de la República y los de los líderes políticos y sociales manifiestamente dispuestos a cumplir el rol que la sociedad espera de nosotros.

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