Círculos en el tiempo

El desafío espiritual de este tiempo es hacer de nuestro pequeño mundo tan circular, un mundo más recto siendo nosotros más rectos

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“Denme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Arquímedes explicaba así el principio de la palanca, como parte de su inagotable creatividad inventiva. En su frase no sólo resume su teoría física, sino que traduce lo que en ocasiones necesita el alma. Un punto de apoyo. Un refugio donde apoyarnos, y así hacer girar de nuevo al mundo.

Son escasos los datos de la vida personal de Arquímedes, pero su legado en el misterio de la geometría y las matemáticas lo utilizamos hasta el día de hoy. Obsesionado por descubrir los secretos circulares del universo, escribió su tratado “Sobre la medida del círculo”, siendo incluso sus últimas palabras antes de morir en Siracusa: “No molesten a mis círculos”.

Mientras Arquímedes descubre círculos en el espacio, el texto bíblico de esta semana descubre círculos en el tiempo. Nos detalla una extensa lista de fechas y días sagrados del calendario, que repetimos en celebraciones y efemérides desde hace siglos. Vivimos atrapados en el tiempo cíclico de la naturaleza. Días y noches, inviernos y primaveras, que se repiten como las historias que trae el pasado. La vida, la muerte y después, otra vez la vida. Una generación que se va y otra generación que viene. Un mundo circular en el espacio y en el tiempo.

En la Biblia, la imagen del círculo aparece por primera vez en el comienzo de la historia, en el origen de todo. En el momento en que Dios expulsa a Adán y Eva del Paraíso, coloca una “espada de fuego que giraba” para que cuidara las puertas del Jardín del Edén (Génesis 3:24). Una espada es recta. Sin embargo esa misma espada girando, genera visualmente un círculo. Esa imagen es la que separa nuestra Tierra del Paraíso.

Según los místicos de Tzefat de la Kábala del Ariza”l, el mundo de las formas geométricas, refleja en su simbología al mundo de los valores. Desde esa mirada, lo recto habla de lo correcto, de lo ético, lo moral, aquello que - al ser derecho - se ajusta al derecho. Lo recto genera orden y equilibrio. Marca que hay un arriba y un abajo, un adelante y un detrás, una derecha y una izquierda. Determina límites y a la vez, testifica lo diverso desde un punto al otro de la recta. Lo recto es la ley de la ética que habita dentro del Ser Humano.

Por otro lado, lo circular es todo lo contrario. Dentro del círculo todo está mezclado, todo desordenado. El círculo no tiene principios, ni rumbos, ni destinos. Todo igual, repetitivo y constante como el tiempo cíclico. Lo circular es la ley amoral de la naturaleza, carente de distinción ética alguna.

Esa es la diferencia entre el Paraíso y nuestra Tierra. El paraíso es el mundo de lo recto, como la espada. Mientras que el nuestro es un mundo circular, incendiado y sin rectitud. Vivimos en un mundo circular en el tiempo, en el espacio, y en la dimensión de su ética. En este mundo circular somos testigos constantes de su falta de principios, de sentido y de rumbo. Nos vemos caer como individuos y como sociedad en los mismos errores del ayer, en las mismas historias que ya sufrimos. Un mundo circular donde todo está mezclado, corrupto, desordenado y confuso. Donde somos parte de una cadena cíclica de historias repetidas.

Insistimos en querer vivir en un mundo recto, en la rectitud que esperamos y que creemos tener. Esperamos que todo se mida y funcione desde nuestra perspectiva de lo recto, pero nos frustramos y caemos al descubrir que el mundo en verdad, es circular. Aspiramos a que las cosas estén atravesadas por la ética, por nuestra ética, mientras que el mundo se maneja por las reglas de su propio destino.

Cuando vemos al mundo en un mapa, incluso el mapa es recto, horizontal y plano. Marcamos con seguridad cuál es el Norte, el Sur, y cuál el Occidente y el Oriente. Sin embargo, en la realidad del Cosmos eso es sólo una ficción. Un diseño de nuestra aspiración. En el Cosmos no hay Norte, ni hay Sur. Es sólo nuestra necesidad de que el mundo tenga límites y orden. La necesidad espiritual de que el mundo sea más recto.

En esa tensión continua vivimos nuestros días y noches circulares. Nuestro tiempo repetido. En la tensión de vivir una vida en modo natural y cíclico aceptando resignados que las cosas simplemente son de esta manera, o bien aspirando a vivir en modo ético y recto. Todo se reduce a la elección de vivir en la Tierra, o en el Jardín.

Amigos queridos. Amigos todos.

¿Cuál es entonces la solución? Nos dicen los místicos de la Kábala, que el Mundo Venidero será el mundo donde ya no vivamos una vida repetida y circular, sino una plena de rectitud, rumbo y sentido. Pero esa respuesta no siempre nos es suficiente. Lo que debemos comprender, es que el Mundo Venidero no es una ficción, ni una leyenda, ni un mundo paralelo al nuestro. El Mundo Venidero es el que viene, es el mundo que viene en el próximo minuto, en la siguiente línea, en la próxima hora, el próximo año. El Mundo Venidero, viene y llega hacia nosotros a cada instante. El desafío espiritual de este tiempo es hacer de nuestro pequeño mundo tan circular, un mundo más recto siendo nosotros más rectos.

Somos un punto indispensable en la sucesión de puntos de la recta de la humanidad. El Mundo Venidero llega cuando nos sabemos ese punto tan imprescindible. Podemos ser ese punto. Ese punto de apoyo. Sólo entonces podremos mover al mundo entero.

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