James Mattis, jefe del Pentágono, de "perro loco" a "perro sabio": la importancia de su visita a la Argentina

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El secretario de Defensa de EEUU, general retirado de los Marines James Mattis (REUTERS)
El secretario de Defensa de EEUU, general retirado de los Marines James Mattis (REUTERS)

Los sectores contrarios a los EEUU en nuestra región, y en muchos casos pese a que ahorran dinero bien o mal habido en dólares y visitan con frecuencia Miami, Las Vegas y New York, vienen advirtiendo desde ámbitos políticos, periodísticos y académicos, sobre las peligrosas implicancias de la gira que lleva a cabo esta semana el secretario de Defensa, el general retirado de los Marines James Mattis.

Ellos, en varios casos, advierten que su sobrenombre siempre fue "perro loco" Mattis. En otras palabras, la idea es transmitir la imagen de un despiadado y cruel guerrero. Más allá de la ingenuidad o picardía que albergan los que propalan esto, cabe recordar que ese mote se lo ganó en sus épocas de joven oficial de los Marines o sea cuando su campo de operaciones y responsabilidades era lo táctico y operacional. Hace mucho tiempo que Mattis navega otros planos más amplios como son el estratégico militar propio de la alta política global.

De hecho, ha sido de los pocos Ministros de esas sensibles áreas que perduran desde el primer día del gobierno de Trump, que introdujo cambios tanto en el Consejo de Seguridad Nacional, CIA, Homeland Security y Departamento de Estado.

Este militar retirado es considerado a lo largo de estos dos años de gestión como un consejero prudente y con la cabeza fría, tan importante en la política internacional. En otras palabras, un perro sabio más que rabioso.

¿Que lo trae por unos días a Brasil, Argentina, Chile y Colombia? En especial a él y a su Pentágono que tiene como áreas más calientes y sensibles el Pacífico por el ascenso económico y militar de China y sus crecientes cadenas de islas artificiales militarizada, a Europa del Este por el activismo de la Rusia de Putin, al Medio Oriente y la guerra civil en Siria y con un Irán en acelerada y creciente tensión con EEUU así como la inconclusa guerra en Afganistán y la difícil convivencia en Irak con sus gobernantes chiítas pro iraníes. Herencia de la innecesaria invasión a Irak en el 2003, que se constituyó en un preciado regalo a los fundamentalista iraníes.

Afortunadamente nuestros países no están entre los focos de tensión mundial, pero no por ello dejan de tener interés geopolítico para Washington. En especial, en un mundo que va dejando atrás el periodo unipolar iniciado con el colapso soviético para asumir rasgos más multipolares en el plano Interestatal así como también la difusión y creciente impacto de actores no estatales como el terrorismo en red, el narcotráfico, la piratería informática, los flujos de capitales privados que ingresar o egresan de uno o más países en segundos guiados por versiones, clichés, avaricias o miedos.

En el caso de Brasil, a partir del presente año Washington ha comenzado a reactivar y reforzar las visitas y contacto públicos y privados con Brasilia. El periodo de esperar y mirar iniciado en 2014 en medio de la tormenta política, judicial y económica del Lava Jato y el colapso de Lula y el PT, está llegando a su fin. En el campo militar, este año el Pentágono decidió transferir una amplia gama de armamento usado pero en óptimo estado a las FFAA de Brasil.

Asimismo, por primera vez Brasilia ordenó la participación de una comisión de marinos brasileños en el ejercicio naval más importante que encabeza los EEUU en Pacífico. Maniobras durante las cuales Chile tuvo una activa participación con medios navales.

En cuanto a Colombia, se ha constituido en las últimas dos décadas en el principal aliado militar de Washington en la región. La colaboración económica, de inteligencia, entrenamiento y con armamentos fue clave para forzar a las FARC a firmar la paz. Asimismo, este año Colombia se erigió en el primer socio global de la OTAN en América Latina. En esta categoría también figuran países como Afganistán, Australia, Japón, Mongolia, Irak, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Pakistán.

Ese categoría no implica ser miembro pleno y activo de la famosa alianza atlántica ni compromisos de Defensa mutua, pero sí abre un espacio amplio de cooperación. Tanto sea en los casos de Brasil como Colombia, Washington asume el rol activo y creciente que tendrán en el colapso sin final a la vista en Venezuela.

Para el Pentágono la cuestión no se reduce a lo humanitario, sino también a las repercusiones que una estallido final tenga sobre los recursos petroleros así como por el rol cubano, iraní, ruso y chino en Caracas y en el Caribe. Una zona históricamente sensible a los recaudos geopolíticos de Washington. En lo que respecta a toda nuestra región y especial a Argentina y Brasil, un tema de potencial interés es la decisión de Washington y de sus aliados de la OTAN de poner en funcionamiento el Cuartel General de Defensa del Atlántico.

En este sentido, la potenciación de la Marina rusa y en especial de sus fuerza submarinos y misiles de largo alcance y alta precisión pasibles a ser lanzados desde barcos, sumergibles y aviones de amplio radio de acción, es uno de los factores que han generado esta decisión. Otro factor de interés para los EEUU es el creciente rol diplomático, económico, en el área de telecomunicaciones y en seguridad y Defensa de China en América Latina, siendo ya uno de los primeros socios comerciales de nuestros países.

En el caso argentino, a eso se suma la base de monitoreo especial que opera el Estado chino en Neuquén y la decisión de avanzar en la financiación a partir del 2022 de una nueva central nuclear Argentina, la primera que operera con uranio levemente enriquecido, por un valor de 9 mil millones de dólares.

Pasando al potencial temario de Mattis nuestro país, cabe destacar la visión tanto de las administraciones Obama y ahora Trump de considerar el gobierno de Cambiemos como un ejemplo de alejamiento pacífico y vía electoral de proyectos populistas crecientemente radicalizados y amigables con Venezuela e Irán.

A ello se suma la posibilidad de reactivar y usar plenamente la categoría de Aliado Mayor Extra OTAN otorgada por Washington a la Argentina en 1997 y aún vigente. También, la Casa Rosada ha pedido hace pocas semanas autorización al Congreso para un conjunto amplio de maniobras militares con EEUU y países de la región, como el Gringo Gaucho a desarrollarse con un portaaviones nuclear americano a fines de noviembre y comienzos de Diciembre, el Panamax y el Unitas en el 2019.

En momentos que desde el gobierno nacional se impulsa una reforma de largo plazo de nuestras FFAA, la existencia de una activa y fluida interacción con países afines como EEUU, Brasil, Chile, Colombia, Peru, Sudáfrica, Francia, Alemania, Italia, será de vital importancia. En este sentido, cabe esperar que el gobierno nacional aproveche de manera inteligente y con visión de mediano y largo plazo estas horas que tendrá con el Mattis.

Hombre que tiene a su cargo el manejo de casi el 40 por ciento del gasto militar de todo el mundo. Incluyendo los 24 satélites que a usted señora o señor lector lo guían vía GPS todos los días en sus vehículos.