
Al referirse a su trabajo diario, Jessica comenta que “en alimentos, si no contás con diversos estándares, directamente no podés operar con muchas empresas“. En esta entrevista, repasa su rol dentro de la cadena productiva, la gestión de insumos sensibles, la trazabilidad, la relación con proveedores y las expectativas del sector.
¿Qué implica ser responsable de comercio exterior en la industria alimenticia?
Implica estar con los ojos bien abiertos todo el tiempo. Somos parte de un eslabón clave dentro de la cadena de un producto terminado y eso conlleva una responsabilidad muy grande.
Desde la importación de materias primas que se utilizan para la elaboración de aditivos, hasta la distribución de esos insumos a distintos sectores de la alimentación, todo tiene que estar perfectamente coordinado. Ahí empieza la corrida: establecer tiempos para poder cumplirle al cliente y que él, a su vez, pueda elaborar su producto.
También está el tema de la calidad, que es central. Las materias primas que se importan tienen que ser de grado alimenticio, no técnico. En aditivos no hay margen de error. Desde el proveedor, la documentación, el cierre de la operación, hasta el análisis de los documentos para evitar trabas en la nacionalización, todo tiene que estar muy controlado.
¿Con qué tipo de productos y aditivos trabajás en la operatoria diaria?
Me toca trabajar con materias primas que luego se mezclan con insumos nacionales o importados. Generalmente vienen en polvo y están muy ligadas a la industria avícola y a la industria pesquera.
En la avícola, por ejemplo, los aditivos se usan en procesos de inyección, para que el producto no pierda peso al congelarse y conserve sus características. En pesca, el uso es distinto y muy específico. Uno de los productos clave es el metabisulfito de sodio, que se utiliza para evitar la melanosis del langostino.
El langostino argentino es un caso muy interesante porque casi el 90% de la producción se exporta. Eso hace que haya una diversidad enorme de requisitos según el mercado de destino. El aditivo se espolvorea para evitar que el langostino se ponga negro, algo que sucede naturalmente apenas sale del mar.
¿Cómo es el proceso en la industria pesquera y qué particularidades tiene?
La pesca es un mundo enorme. Tenés campañas de Nación y de provincia, y eso define dónde y cómo se procesa el producto. Puede procesarse a bordo o en planta. Hay buques que hacen gran parte del proceso en el mar y otros que lo completan en tierra.
El langostino tiene que cumplir con tamaños específicos y hay prospecciones previas antes de habilitar la campaña. Zonas como Rawson o Puerto Madryn concentran gran parte de la captura. Ahí se ve la cantidad de buques, redes, procesos y controles que hay detrás de un producto que después vemos en una góndola o en un mercado internacional.
Además, hay certificaciones muy exigentes. En alimentos, si no contás con diversos estándares, directamente no podés operar con muchas empresas. Sin eso, no entrás.

Además de pesca y avícola, ¿qué otros productos forman parte de la operatoria?
El café es otro rubro importante. Se importa grano desde Brasil y se distribuye a tostadores de todo el país. Es un mercado que había decaído y hoy está en pleno crecimiento, con muchos tostadores pequeños que generan un movimiento interesante.
Ahí también hay un trabajo previo fuerte: muestras, prueba y, evaluación del tostado. La calidad final depende mucho del tostador, pero el insumo tiene que llegar en condiciones óptimas. Es un ejemplo claro de cómo el comercio exterior acompaña procesos productivos muy diversos.
Esta industria no necesariamente requiere cadena de frío, pero sí una trazabilidad muy cuidada. Algunos productos tienen una vida útil más corta, sobre todo los que forman parte de rebozados o mezclas con harinas.
La estacionalidad también influye. Podés tener problemas como gorgojos u otras alteraciones. Por eso el área de calidad es clave. No se revisa bolsa por bolsa, pero se hacen controles para evitar que un lote completo se pierda. La coordinación entre comercio exterior, calidad y producción es permanente.
¿Cómo ves hoy la situación de la industria alimenticia en términos operativos?
Hoy la veo un poco más liberada o aliviada. Para quienes importamos, los pagos al exterior son mucho más ágiles que en 2023, cuando la carga documental era enorme.
Hoy, con la factura, el despacho, la lista de empaque y algunas declaraciones juradas, el proceso es mucho más liviano. Ya no existen sistemas que durante años fueron cambiando de nombre y complejidad. Eso facilita mucho la operatoria.
Sí veo una contracción del mercado, porque hoy rige más el juego de oferta y demanda. Antes el foco estaba en el precio; hoy es más volumen-precio. Hay que vender más kilos para lograr la rentabilidad que antes se alcanzaba con menos.
Desde tu mirada, ¿cómo influye el comercio exterior en el consumidor argentino?
Influye muchísimo. Cuando empecé en la industria alimenticia, me di cuenta de que hay productos que dejás de consumir o que cambiás. El consumidor está cada vez más atento y eso obliga a la industria a perfeccionarse constantemente.
Las formulaciones cambian. Se buscan alternativas para bajar costos sin perder calidad. Para llegar a un producto de góndola intervienen muchísimos actores: productor, proveedor de aditivos, industria y logística. El comercio exterior atraviesa todo ese proceso.
¿Qué expectativas tenés para el futuro del sector?
Mis expectativas son que el comercio exterior llegue un poco más a las pymes. Los costos operativos siguen siendo altos y muchas veces exportar es una inversión enorme.
Veo un camino que se va allanando. Hay menos trabas y eso me entusiasma. Ojalá Argentina pueda seguir creciendo, consolidar una marca país y que cada pyme pueda decir “made in Argentina” en el exterior. Todavía falta mucho, pero cuando el país termine de despegar, creo que no nos para nadie.
Últimas Noticias
Más opciones, más competencia: cómo cambia el comercio exterior en la industria del bazar
Alejandro Yu Wei Wu, responsable de comercio exterior en una empresa importadora, analiza la apertura de importaciones, el rol de las redes sociales y los desafíos logísticos detrás de cada producto

Actualizan el régimen de embalajes de madera y se agilizan los procesos logísticos internacionales
La nueva resolución del SENASA incorpora controles diferenciados por riesgo, una declaración jurada digital y mayor flexibilidad operativa para importadores y operadores logísticos

Frigoríficos, trazabilidad y control extremo: cómo se exporta carne en un mercado exigente
Mariana López, licenciada en comercio internacional y docente con experiencia en el sector frigorífico, analiza los nuevos estándares de trazabilidad, sanidad y control logístico en la exportación de carne

La industria mantiene la tendencia a la baja y ajusta su logística
El menor ritmo productivo, combinado con sectores que evolucionan a distintas velocidades, impacta en la logística y exige una gestión más fina de inventarios, tiempos y recursos operativos

La eficiencia logística como factor clave de la competitividad chilena
En una economía abierta y dependiente del comercio internacional, la logística dejó de ser operativa para convertirse en una variable estratégica del desarrollo


