La UE moderniza su marco vehicular con nuevas reglas para eléctricos, capacidad de carga y controles

La reforma incorpora ajustes para vehículos eléctricos, nuevas categorías de peso y mayor digitalización, en busca de armonizar controles y reducir cargas operativas en el transporte europeo

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Uno de los puntos más
Uno de los puntos más sensibles para el transporte es la adecuación de los vehículos eléctricos comerciales. La IRU planteó que estas unidades siguen enfrentando restricciones de peso que no se ajustan a su diseño actual (Imagen: Shutterstock)

Los ministros de Transporte de la Unión Europea alcanzaron un acuerdo clave para actualizar el marco de inspección técnica de vehículos, una reforma que apunta a mejorar la seguridad vial, incorporar nuevas tecnologías y fortalecer el intercambio digital de información entre Estados miembros.

La iniciativa, celebrada por organizaciones del transporte pero aún sujeta a ajustes, marca un paso relevante para el sector logístico europeo.

El paquete aprobado por el Consejo introduce criterios modernos para las revisiones periódicas y los controles en carretera, integrando sistemas electrónicos avanzados, digitalizando documentación, y homogeneizando procedimientos de matriculación. La medida busca unificar prácticas en toda la región y reducir diferencias regulatorias que afectan tanto a operadores como a autoridades de control.

Desde la International Road Transport Union (IRU) destacaron que el enfoque consensuado evita cargas innecesarias para las flotas ligeras, mantiene la teledetección como mecanismo voluntario y limita las verificaciones de estiba a un examen visual alineado con la operatividad cotidiana. Aun así, la entidad remarcó que persisten vacíos normativos que deberán resolverse durante la negociación con el Parlamento Europeo.

Otro desafío surge en las
Otro desafío surge en las inspecciones en carretera. El sistema continúa priorizando la cantidad de controles por sobre el riesgo, lo que puede derivar en intervenciones poco eficientes y en tiempos muertos para el transporte de carga (Foto: Shutterstock)

Cambios para vehículos eléctricos, cargas y controles operativos

Uno de los puntos más sensibles para el transporte es la adecuación de los vehículos eléctricos comerciales. La IRU planteó que las unidades N1 de cero emisiones siguen enfrentando restricciones de peso que no se ajustan a su diseño actual: elevar el límite de 3,5 a 4,25 toneladas permitiría evitar requisitos propios de categorías superiores y dar mayor coherencia técnica al proceso de inspección.

También se reclama claridad sobre los procedimientos posteriores a suspensiones temporales y la necesidad de garantizar la validez plena de los certificados emitidos tras una regularización.

Otro desafío surge en las inspecciones en carretera. El sistema continúa priorizando la cantidad de controles por sobre el riesgo, lo que puede derivar en intervenciones poco eficientes y en tiempos muertos para el transporte de carga y pasajeros. Para minimizar este impacto, la IRU propone reforzar áreas seguras de inspección en la red TEN-T, agilizar verificaciones en terminales y avanzar en documentos unificados que simplifiquen la labor de las autoridades.

La armonización de la documentación vehicular también se considera insuficiente. Aunque el Consejo establece un estándar mínimo, la falta de un formato plenamente común podría generar divergencias entre países en certificados y registros. A esto se suma la necesidad de adaptar los datos de vehículos matriculados antes de la entrada en vigencia de la nueva normativa, un aspecto clave para evitar archivos incompletos o incompatibles.

En el terreno digital, la interoperabilidad vuelve a ser un punto crítico. El nuevo MOVE-HUB —plataforma destinada a centralizar información del sector— deberá demostrar que pueden integrarse sin fricciones herramientas ya operativas, como el sistema IMI o el registro ERRU, para evitar duplicación de datos y fragmentación tecnológica.

El paquete de reformas se encamina ahora a su debate legislativo en el Parlamento Europeo. Para el ecosistema logístico, el proceso es determinante: una regulación moderna, armonizada y técnicamente coherente puede reducir tiempos improductivos, elevar los estándares de seguridad y mejorar la competitividad del transporte en todo el continente.