
La Unión Europea alcanzó un nuevo hito en la modernización de su transporte por carretera. Desde el 19 de agosto de 2025, todos los vehículos pesados matriculados en un Estado miembro y que circulen en operaciones internacionales dentro del bloque están obligados a contar con el tacógrafo inteligente de segunda generación (G2V2).
Se trata de la última fase de un proceso de implementación que busca unificar criterios de control, garantizar mayor transparencia en el cumplimiento normativo y avanzar hacia un modelo digitalizado en la logística europea.
La puesta en marcha del G2V2 comenzó hace dos años con la obligación de instalarlo en todos los vehículos nuevos. En diciembre de 2024 se alcanzó el segundo hito, que exigió su incorporación a las unidades ya en circulación que utilizaban tacógrafos analógicos o digitales tradicionales. Sin embargo, en esa instancia muchos transportistas enfrentaron dificultades para adecuarse por la escasez de equipos, demoras en los talleres autorizados y fallas técnicas en los primeros dispositivos disponibles.
Frente a esta situación, los Estados miembros concedieron períodos de gracia que permitieron sostener la continuidad de las operaciones internacionales durante la transición. La medida fue solicitada por la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), que subrayó la necesidad de evitar la paralización de flujos logísticos en un momento crítico para la economía regional. Ahora, con la fecha límite definitiva cumplida, la gran mayoría de los operadores logró adaptar sus flotas y dar por concluido el proceso en el segmento de vehículos pesados.
Un salto en control y trazabilidad
El tacógrafo G2V2 ofrece una serie de funciones adicionales respecto a la primera versión. Entre las más destacadas se encuentran el registro automático de cruces fronterizos y la posibilidad de acceso remoto a los datos por parte de las autoridades competentes. Estas características no solo facilitan la supervisión del cumplimiento de las normas de conducción y descanso, sino que también fortalecen la fiscalización en áreas sensibles como el cabotaje y el desplazamiento de conductores.
La digitalización de la información agiliza las inspecciones en ruta y reduce la necesidad de documentación en papel, lo que aporta eficiencia a las operaciones transfronterizas. Al mismo tiempo, refuerza la seguridad jurídica para las empresas y mejora la transparencia en un mercado altamente competitivo, donde las diferencias regulatorias entre países han sido motivo de tensiones recurrentes.

Impacto logístico y proyección hacia 2030
La plena implementación del G2V2 se interpreta como un paso clave en el camino hacia las “cabinas sin papel” que la Comisión Europea proyecta alcanzar en 2030. Aunque el objetivo aún parece lejano, la modernización de los tacógrafos constituye un avance tangible hacia la digitalización integral del transporte por carretera en la región. Para las empresas de logística, el cambio supone tanto un desafío financiero por la inversión realizada como una oportunidad para optimizar la planificación de rutas y la gestión de flotas.
La transición también abre interrogantes sobre la capacidad de los pequeños y medianos transportistas para sostener los costos de la actualización tecnológica. Sin embargo, las asociaciones sectoriales destacan que la armonización de requisitos en toda la Unión Europea evita distorsiones competitivas y refuerza la previsibilidad de las operaciones internacionales.
Lo que viene: los vehículos ligeros en la agenda
Aunque los vehículos pesados ya completaron su migración tecnológica, el calendario de implementación continúa. A partir del 1 de julio de 2026, los vehículos de transporte de mercancías por carretera de entre 2,5 y 3,5 toneladas que operen internacionalmente también deberán estar equipados con el G2V2. Será la primera vez que este segmento quede sujeto a las mismas reglas que los camiones pesados en materia de tiempos de conducción y descanso, así como a la normativa europea sobre desplazamiento de conductores.
Estos cambios se suman a la obligación de respetar las normas de cabotaje vigente desde 2022, lo que refuerza la tendencia hacia la equiparación de estándares regulatorios para todas las categorías de vehículos involucrados en transporte internacional.
Con la entrada en vigor de la última fase del tacógrafo inteligente para vehículos pesados, la logística europea da un paso significativo hacia una gestión más transparente, controlada y digitalizada. El desafío ahora se traslada al transporte ligero, que en menos de un año deberá alinearse con las mismas exigencias. El camino hacia la plena digitalización del transporte por carretera ya está en marcha, y la experiencia acumulada en el sector pesado marcará la hoja de ruta para lo que viene.
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