Revolución tecnológica y logística en el rubro alimentario “tech”

“La planificación ya no puede depender exclusivamente de datos pasados: necesita combinar intuición, análisis en tiempo real y una lectura muy precisa del mercado”, explica Leticia. Además, señala que el modelo logístico del sector Food-Tech (tecnología aplicada a mejorar la eficiencia, sostenibilidad y seguridad en la industria alimentaria) requiere adaptabilidad, visión estratégica y equipos preparados para operar en entornos altamente cambiantes.

El rubro alimentario tech tiene ciertas particularidades que lo vuelven especialmente desafiante desde el punto de vista logístico. En primer lugar, muchas compañías del sector trabajan con múltiples categorías que requieren distintos tipos de frío –productos secos, refrigerados y congelados–, lo que demanda una logística altamente especializada y flexible.

Además, la diversidad y el origen de los insumos son factores clave. Es habitual manejar cientos de materias primas provenientes de distintos países, y cada una tiene requerimientos específicos en cuanto a conservación, trazabilidad y tiempos de entrega. En un contexto regional cambiante como el sudamericano, esto exige una planificación dinámica, capaz de adaptarse con rapidez a nuevas normativas, restricciones y condiciones económicas.

Los vaivenes regulatorios tienen un impacto directo en la estrategia de inventarios. Existen momentos donde conviene anticiparse y acumular stock, y otros en los que es más eficiente operar con niveles mínimos para evitar sobrecostos o desactualización de insumos. La clave está en encontrar un equilibrio entre no generar quiebres operativos y no inmovilizar capital innecesariamente.

Los riesgos de un exceso de inventario son múltiples: desde la pérdida de producto hasta una mala utilización del capital de trabajo. Además, en una industria que se reinventa constantemente y actualiza fórmulas con frecuencia, un insumo comprado en exceso puede quedar fuera de uso si cambia la composición del producto. Por eso es tan importante que planificación y compras trabajen de forma coordinada, evaluando constantemente la rotación y vigencia de cada ítem.

En esta industria se combinan insumos de origen local con otros provenientes de mercados más consolidados en ciertas categorías. Asia, Estados Unidos y Brasil son grandes proveedores de ingredientes funcionales, aditivos y conservantes. Sin embargo, también se observa un desarrollo creciente de proveedores regionales que ofrecen soluciones innovadoras en proteínas, sabores y otros componentes clave.

Diversificar el origen de los insumos no solo permite mitigar riesgos, sino también mejorar tiempos de respuesta y costos logísticos. La integración de proveedores cercanos es una tendencia en crecimiento, especialmente en América Latina, donde hay una fuerte búsqueda de alternativas más sostenibles y eficientes.

La inteligencia artificial es una herramienta clave en los procesos de desarrollo de nuevos productos dentro del Food-Tech. Permite acelerar la creación de fórmulas, evaluar múltiples combinaciones de ingredientes y anticipar resultados que, de forma tradicional, requerirían meses de prueba y error.

En la práctica, este tipo de tecnología facilita una exploración más amplia e innovadora de insumos. Sin embargo, esa agilidad muchas veces se enfrenta con los tiempos propios de otras partes de la cadena, como los registros sanitarios, el desarrollo de packaging o la logística de exportación. Es un avance enorme, pero todavía hay procesos externos que necesitan evolucionar para que el potencial se traduzca rápidamente en productos en góndola.

Uno de los mayores desafíos es que muchas veces no hay historial confiable sobre el que planificar. En sectores tradicionales, la historia es una base sólida para estimar la demanda; en cambio, cuando se está creando una categoría nueva o explorando nichos, la incertidumbre es la norma.

Esto obliga a repensar cómo se proyecta la demanda, cómo se organiza la producción y cómo se abastece. La planificación ya no puede depender exclusivamente de datos pasados: necesita combinar intuición, análisis en tiempo real y una lectura muy precisa del mercado. Es un gran reto, pero también una oportunidad para innovar en los propios procesos operativos.

Una tendencia común en este tipo de compañías es optar por modelos logísticos tercerizados. En lugar de invertir en centros de distribución propios que cubran todas las temperaturas y categorías, se trabaja con operadores especializados que ya cuentan con la infraestructura y la experiencia necesaria.

Esto permite escalar operaciones con mayor rapidez, adaptarse a nuevas categorías sin grandes inversiones iniciales y concentrar los esfuerzos en el núcleo del negocio, como el desarrollo de productos o la innovación en sustentabilidad. La flexibilidad operativa es clave para adaptarse a un entorno que cambia todo el tiempo.

El control de la cadena de frío es fundamental. Desde el momento en que se produce un alimento hasta que llega al consumidor, hay múltiples puntos donde puede romperse esa cadena. Por eso es tan importante trabajar con operadores que garanticen estándares de calidad y trazabilidad en cada etapa.

Los sistemas actuales permiten hacer seguimiento en tiempo real, registrar temperaturas, verificar condiciones de transporte y detectar desvíos rápidamente. Además, los equipos de calidad suelen realizar auditorías periódicas para asegurarse de que se cumplan todas las especificaciones. Es un trabajo coordinado entre logística, calidad y operaciones que requiere mucha atención al detalle.

El mayor desafío y al mismo tiempo la mayor oportunidad es cómo incorporar tecnología en todos los niveles de la cadena, no solo en el desarrollo de producto. Hay muchas tareas operativas que podrían automatizarse, liberando tiempo y recursos para procesos más estratégicos y creativos.

También hay una expectativa clara de hacer más atractivo al sector para nuevos talentos. Mostrar que logística, operaciones y abastecimiento pueden ser espacios de innovación, impacto y propósito. Si logramos eso, no solo vamos a tener mejores resultados, sino también equipos más motivados y comprometidos con el cambio.