Así presentaron las autoridades a ‘El Chapo’ Guzmán tras su captura en 1993

Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, en 1993 fue presentado por las autoridades ante la prensa, en las inmediaciones de los patios del Penal de Altiplano, como si se tratara de un capo de alto perfil en el crimen organizado, cuando en realidad era alguien en segunda posición dentro del organigrama criminal.

Anabel Hernández señala en su libro ‘Los Señores del Narco’ que ‘El Señor de la Montaña’ para esa época era alguien que apenas comenzaba a figurar entre los principales capos.

En unos momentos, Joaquín Archivaldo se mostraba sonriente, como si no supiera que le esperaban varios años de cárcel, algo que llamó la atención de los periodistas presentes en el lugar.

“El Gobierno de Salinas de Gortari presentó con bombo y platillo al capo de capos creado de la noche a la mañana, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, decenas de fotógrafos se dieron cita en el penal de máxima seguridad de México para su presentación en sociedad, ante ellos posó ‘El Chapo’ Guzmán con su uniforme color caqui, pelo cortísimo y una gruesa chamarra de nilón, en su rostro tenía plasmada una sonrisa, ¿de qué o de quién se reía, y no del capo, a quien le esperaban muchos años en prisión”, relató Anabel Hernández.

El día de su presentación, estaba cayendo lluvia en los patios del Altiplano, mientras que por su parte, las autoridades ya pensaban en el análisis del perfil criminal de ‘El Chapo’, de aquel entonces 36 años de edad.

“En 1993, Joaquín Guzmán Loera posaba sonriente ante las cámaras, bajo la lluvia en el patio del Centro Federal de Readaptación Social número 1 del Estado de México, las fotografías tomadas por decenas de periodistas son engañosas”, se lee en el libro de Anabel Hernández.

De 1 metro con 68 centímetros, el entonces joven criminal era de tez blanca, cejas pobladas, cara cuadrada, boca mediana, de la cual se escondía una extraña personalidad que años más tarde formaría uno de los cárteles más poderosos en el país.

“A los 36 años de edad, aquel hombre de rostro inofensivo que ocupaba un escalafón secundario en el mundo del crimen organizado, ya tenía todos los rasgos de un delincuente profesional, detrás de su físico mundano, un metro, 68 centímetros de estatura, complexión regular, ojos marrones, tez blanca, cejas pobladas, cara cuadrada, boca mediana, cabello quebrado color castaño, frente mediana, nariz recta, escondía una compleja personalidad”, se lee en la obra.

De acuerdo con la PGR, Guzmán Loera era una persona egocéntrica, narcisista, astuta, perseverante, selectivo y hermético, además de tener una gran adaptabilidad social, sin dejar de lado que era ingenioso, manipulador y encantador, lo que lo llevó a escalar en poco tiempo en el organigrama criminal.

“Cuando ‘El Chapo’ ingresó en el penal de máxima seguridad, la PGR hizo un exhaustivo análisis de su perfil criminal, Guzmán Loera resultó un hombre egocéntrico, narcisista, astuto, perseverante, tenaz, meticuloso, selectivo y hermético, con una capacidad criminal alta y una adaptabilidad social media alta que le ha permitido crear redes de lealtad, complicidad, de todos los rasgos que distinguen su carácter, tres lo alejan de ser un narco del montón, es ingenioso, manipulador y encantador”, relató la periodista Anabel Hernández.