Crean nueva versión de la bandera LGBT+ para protestar en contra de la homofobia en el mundial de fútbol de Qatar 2022

Se trata de una tela blanca con las divisiones de la bandera original; sin embargo, en lugar de los colores lleva el código de color respectivo según la paleta de Pantone

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Bandera LGBTIQ+
Bandera LGBTIQ+

Bajo la campaña Colors of Love (Colores del amor), Pantone alzó su voz de protesta en contra de la evidente homofobia que existe dentro del país en el que, en apenas días, iniciará el mundial de Fútbol: Qatar. Es de resaltar que para asistir a ese encuentro deportivo, autoridades de ese territorio entregaron advertencias respecto al uso de la bandera multicolor que representa a la comunidad LGBTIQ+. Lucir este símbolo traería fuertes castigos, entre ellos, incluso, pagar entre siete y once años de prisión. Es respuesta, la empresa, creadora de un sistema de identificación de colores, lanzó una nueva propuesta de bandera.

Se trata de una tela blanca con las divisiones de color que tiene la bandera original, sin embargo, en lugar de tener los colores, en cada cuadrícula tiene el código de color respectivo según la paleta de Pantone. Por ejemplo, en lugar del color rojo, aparece la siguiente definición: Pantone 2347 C. Es de recordar que la Copa Mundial de la FIFA 2022 iniciará el próximo 20 de noviembre. Pantone, para esta campaña, se unió con la organización social ‘Stop Homofobia’ (’Paren la homofobia). Así mismo, la idea contó con el apoyo de la agencia TBWA París.

“La Copa del Mundo atrae una inmensa atención de los medios de comunicación internacionales y de los aficionados, pero hay un lado oscuro del torneo que está eclipsando el fútbol (...) el legado de la Copa Mundial de 2022 dependerá de si Qatar remedia con la FIFA las muertes y otros abusos que sufrieron los trabajadores migrantes que construyeron el torneo, aplica las recientes reformas laborales y protege los derechos humanos para todos en Qatar, no solo para los aficionados y futbolistas visitante”, dijo Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch, acerca de la violación de derechos humanos en ese país.

De acuerdo con Amnistía Internacional, Qatar es uno de los 70 países del mundo en dónde están criminalizadas las relaciones amorosas y sexuales entre personas del mismo sexo. En aquel territorio, esto se considera un delito que puede llegar a otorgar penas de hasta siete años de prisión. Esa misma entidad señala que las mujeres también son una población víctima de diferentes abusos y situaciones violentas. Allí, el Islam es la religión oficial. Bajo sus leyes, las mujeres se encuentran en un nivel inferior al de los hombres, tan así, que deben pedir permiso para trabajar, estudiar o casarse. Están bajo el mando, siempre, de una figura masculina.

Además de estas dos poblaciones fuertemente afectadas por este régimen, llama la atención el contexto de las personas migrantes que trabajan allí. Amnistía Internacional, de hecho, le solicitó a la FIFA destinar una cifra cercana a los US$ 440 millones para compensar a los trabajadores migrantes. Ellos son sometidos, de acuerdo con las denuncias, a situaciones denigrantes, a explotación laboral y a condiciones que están lejos de ser dignas. Desde el 2010, resalta el periódico británico The Guardian, hasta la fecha, han fallecido unas 6.500 personas.

Archivo
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Nasser al Khatel, jefe ejecutivo del comité que organiza el Mundial en Qatar, destacó, en una entrevista con el portal internacional de noticias CNN que el número de víctimas mortales en los estadios de la Copa del Mundo, que están relacionadas con el trabajo, son tres, no más de eso.

“En Qatar, las mujeres, diversidades y personas migrantes tienen un margen muy limitado para defenderse y actuar por sus derechos. Cuando lo hacen, en las calles o en las redes, enfrentan intimidaciones y agresiones por parte de la sociedad o son sometidas a prisión y castigo por parte de las autoridades. Por eso, en Amnistía Internacional miramos donde hay que mirar para garantizar los derechos humanos de todas las personas”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

“El uso abusivo de la fuerza, la tortura, e incluso las desapariciones y asesinatos, son un problema estructural en Argentina. El Estado es responsable de garantizar el control, monitoreo, la capacitación y la rendición de cuentas por parte de las fuerzas de seguridad”, añadió la funcionaria.

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