Después de la pandemia, vuelve el Festival Internacional de Literatura de Tucumán

La sexta edición, que se desarrolla hasta el domingo, propone un cruce con la música, el teatro y el cine. Participan, entre otros, los escritores Dolores Reyes, Hernán Ronsino y Marina Yuszczuk, la cineasta Lucrecia Martel y la cantautora Luciana Tagliapietra

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Arranca este viernes una nueva edición del Festival Internacional de Literatura de Tucumán, que se realiza desde 2015
Arranca este viernes una nueva edición del Festival Internacional de Literatura de Tucumán, que se realiza desde 2015

Con una propuesta tan expansiva como el particular escenario geográfico donde transcurre -entre jardines de árboles añosos y silenciosos claustros académicos- arranca la sexta edición del Festival Internacional de Literatura de Tucumán (FILT), que propone cruzar a la literatura con otros lenguajes como el cine, la música y el teatro, además de poner en discusión la idea de literatura regional en tanto categoría que limita y acorta el campo de acción.

Muy cerca del Cementerio del Oeste, bajo la sombra de los árboles centenarios del Parque Avellaneda, se extiende el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT). Una vereda más alta de lo estándar, una puerta ancha y, de inmediato, la continuidad del parque: el museo se compone de un jardín inmenso y salones alrededor. En ese parque y las sucesivas salas, entre un cielo abierto y el silencio de las habitaciones, escritores y escritoras del país y del mundo se dan cita, desde 2015, para uno de los eventos culturales más importantes de la provincia, el Festival Internacional de Literatura de Tucumán (FILT), que se lleva adelante, como cada temporada, en el marco del Julio Cultural de la UNT.

La cita es este fin de semana, hasta el domingo 31. Para esta edición, además, se ha pensado una propuesta tan expansiva como el particular escenario geográfico del festival: además de la habitual agenda literaria, el FILT 2022 recibirá la visita de la cineasta Lucrecia Martel y de importantes figuras de la música nacional, en un original cruce en el que el cine, la música y el teatro se pondrán en diálogo con la literatura, de la mano de autoras y autores como Dolores Reyes, Hernán Ronsino, Daniel Mella y Marina Yuszczuk.

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Tal vez esa particular forma del museo -una geografía entre el aire y los silencios- haya ido configurando la esencia única de este festival. Lo mismo que otros encuentros de literatura que se abren paso en las distintas provincias de nuestro país, como el bellísimo Festival Mulita del Chaco, el FILT aparece como un espacio de introspección y respeto, de calidez, de piernas relajadas. Durante el día, el sol de julio en los jardines; a medida que se acerca la noche, las luces cálidas comienzan a encenderse e invitan a escuchar las voces de las escritoras y los escritores en las salas.

De esa misma introspección emerge, también, un FILT diferente cada año: un festival que se piensa y se repiensa a sí mismo, en base al arduo trabajo de sus organizadores, Sofía de la Vega, Ezequiel Nacusse y Blas Rivadeneira, tres escritores tucumanos que desde hace ya muchos años vienen poniendo el cuerpo para que estos tres días, en los que Tucumán es centro de la escena literaria, sean una realidad. En esta sexta edición -después de dos años de interrupción por la pandemia-, además de plantearse como un espacio de cruces, diálogos y articulaciones de la provincia con el campo literario nacional, el FILT intenta expandir límites, traspasar fronteras que permitan una conversación de lo literario con el cine, el teatro, la música. Así lo adelanta Blas Rivadeneira, quien destaca que este festival contará con la presencia de Lucrecia Martel y será el espacio para la presentación de los nuevos libros de Gabriela Bejerman y de la cantautora tucumana Luciana Tagliapietra, y también para la actuación de Paula Trama, en su doble condición de música y poeta.

REUTERS/Piroschka van de Wouw
REUTERS/Piroschka van de Wouw

Rivadeneira señala otra de las particularidades del FILT, que este año volverá a estar presente: la idea de pensar a las autoras y autores más allá de la figura evidente del autor de un libro. “Las vanguardias -dice- ya expusieron que la construcción de la figura del autor es parte de la obra, y en ese sentido pensamos que todo festival es una celebración de esos procedimientos; por eso, en el FILT hemos trabajado desde siempre en la composición de mesas que abordan qué hacen los escritores cuando no escriben, cuáles son los textos que no pudieron terminar, la conformación de sus bibliotecas o el relato de sus trayectorias en los que es posible rastrear la configuración de ese fantasma que es el autor”. Es ese encuentro, personal e íntimo, lo que ocurre precisamente en cada edición del FILT: las charlas nunca son exposiciones sino diálogos, conversaciones con pausa, espacios en los que las autoras y autores están, física y emocionalmente, muy cerca del espectador.

Año tras año, además, el FILT se expande y deja huellas. Ningún escritor o escritora sale indiferente. Bajo el cielo abierto las ideas se contaminan, cambian, se abren hacia otras direcciones. Y tal vez, aquello que se entiende como “literatura regional” es uno de esos conceptos que se modifican. “En parte -plantea De la Vega- siento que hablar de literatura regional nos limita y acorta el campo de acción. En todo caso no entiendo qué sería literatura regional y qué no, ya que toda literatura pertenece a una región. El problema es cuando esa región no es cosmopolita y con la palabra ‘regional’ se busca posicionarla en un lugar diferente a la literatura de capital, como una forma más simpática o sencilla frente a la ‘alta’ literatura. Son términos que en la actualidad se están deconstruyendo”.

En coincidencia con ella, Ezequiel Nacusse destaca: “La literatura regional no existe, lo que hay es literatura a secas que se produce en diferentes regiones y desde diferentes perspectivas. La gestión de esa literatura puede ser regional, en todo caso, cuando es necesario pensar en políticas para su circulación. Creo que es una distinción fundamental para el término: separar lo regional en tanto el hecho de la gestión política de lo regional esencialista. La literatura es contradicción y forma, ambigüedad; la política literaria o de gestión es un camino que debería ser mucho más lineal, objetivo y certero”. En el norte de los tres organizadores está la idea de abrir la literatura, como lo resume de la Vega: “Pensamos en una literatura sin atributos, una literatura que no necesite un gentilicio para ser ubicada en un nicho”.

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El rol del FILT en la visibilización de las “literaturas de provincias”

El trabajo pese a estas dificultades, sin embargo, ha dado sus frutos. El FILT no solo es un espacio que los habitantes de Tucumán esperan cada año, sino que también ha logrado trascender esa idea de sus organizadores de posicionar en un otro lugar a Tucumán y a las literaturas que se escriben en las provincias. Así lo explica de la Vega, quien señala que, antes de este festival, había otra visibilidad respecto de las “literaturas de provincias”.

“Creo que eso se ha modificado también gracias a escritores como Federico Falco, Selva Almada, Carlos Busqued, Marina Closs, entre otrxs, quienes han logrado generar un artefacto literario que responde también a una geografía alejada del centro. Uno de los propósitos del FILT es colaborar con estos movimientos, no solo para el ‘engordamiento’ del campo literario tucumano sino también para la articulación con otros lugares del país”, dice.

“Pienso que estamos en otra etapa también por la fluidez de comunicación entre los agentes literarios provinciales y nacionales. Hay un reconocimiento en el mapa, escritorxs tucumanxs han ganado premios, hay un mayor flujo de publicación de literatura tucumana y una mayor consciencia de creación de obra, podríamos decir que se aceita poco a poco la idea de profesionalización del escritor, que es uno de los objetivos principales del FILT”, agrega de la Vega.

Marina Yuszczuk (foto: Catalina Bartolomé)
Marina Yuszczuk (foto: Catalina Bartolomé)

Precisamente en torno a ese crecimiento, y sobre el rol que el FILT tuvo en ello, un papel preponderante que a ningún tucumano se le pasa por alto, Nacusse acota: “Cuando comenzamos había un mercado editorial muy limitado en Tucumán. Al menos ese era nuestro diagnóstico, que también partía del deseo de ser escritores, de que el lugar fuera contado y leído en otras partes. Es imposible despegar estos objetivos de ese deseo. La literatura en Tucumán adolecía de cierto amateurismo que, si bien es necesario y fundamental, no es suficiente para constituir un campo”.

“En estos años, el balance es muy positivo. En Tucumán han crecido la cantidad de editoriales, que antes eran mayoritariamente de servicio, pero sobre todo se han profesionalizado. El trabajo de sellos como Gerania y La papa ediciones, por mencionar solo dos ejemplos, es fundamental, ya que no sólo publican autores tucumanos vivos, sino que hacen rescates literarios y abren el juego a escritores de otros lugares para que circulen en el mercado emergente tucumano. El FILT se propuso hacer dialogar a los escritores locales con otras experiencias de literatura y edición y eso ha dado por resultado una movilización, un cimbronazo, en los actores culturales. Hoy por hoy, la apuesta es seguir creciendo y expandir la literatura en todos sus sentidos, tanto hacia la circulación de lo tucumano por fuera de Tucumán, como hacia experiencias de intercambios con otras artes”.

Fuente: Télam S.E.

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