
“Hacernos estudios médicos, esperar los resultados, y llegado el momento de retirarlos, es una situación difícil de transitar. Más aún cuando nos asusta padecer una enfermedad grave. Abrir el sobre que puede dar cuenta de un posible diagnóstico de cáncer es algo sumamente abrumador. Inmediatamente, aparece el miedo y la angustia que nos deja paralizados. Perdemos el control de la situación. Tenemos pánico”, describe Victoria Viel Temperley, fundadora de la fundación Donde Quiero Estar. Cada año, 130 mil argentinos son diagnosticados con cáncer según indica el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. Esa palabra que nadie quiere escuchar, pero que forma parte de la vida de millones de personas alrededor del mundo, no conoce de fronteras ni edades, y nos afecta a todos de manera directa o indirecta.
El 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una iniciativa que tiene como principal objetivo la concientización sobre la enfermedad, desde la reducción de los factores de riesgo, la importancia de la detección en etapas tempranas y una mejora en el acceso al diagnóstico y tratamientos.
En ese sentido, según indica la American Cancer Society, en los últimos 30 años, los índices de mortalidad por diagnósticos de cáncer bajaron aproximadamente un 30%. “Esto se debe a múltiples factores, siendo los más importantes el diagnóstico precoz del cáncer en estadios más tempranos y localizados, la innovación en nuevos tratamientos como la inmunoterapia, las terapias dirigidas contra blancos moleculares y el mayor acceso de la población a la atención médica e información”, aclara el Dr. Gonzalo Recondo (MN 134.284), médico oncólogo en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).

“Una vez diagnosticada la enfermedad es fundamental que la persona sea firmemente acompañada. Dado que cada paciente es un ser único y especial que transitará la enfermedad de manera diferente, intentando hacer todo lo posible para poder elaborar algo que es sumamente duro y complejo”, señala Viel Temperley.
Y desarrolla: “Desde la fundación Donde quiero estar, buscamos disminuir la angustia y el desborde emocional acompañando desde el primer momento. Alentamos a cada paciente a pedir ayuda, a dejarse acompañar y comunicar sus temores, dudas y deseos. Como equipo, trabajamos para reforzar la esperanza, encontrar un sentido y transformar la espera pasiva en actividades que permitan que el paciente sea protagonista de su propia recuperación. Como sociedad, hemos aprendido que no se puede atravesar una enfermedad como el cáncer estando solos. De ahí, nuestro desvelo por aprender a acompañar de la manera que se merece cada persona que se acerca a la Fundación”.
Por su parte, María Julia Caffaro, Directora Médica de Roche Argentina, explica: “Cada paciente es único y su enfermedad también lo es desde el punto de vista biológico. Esto significa que aun cuando dos personas tengan el mismo tipo de cáncer, las alteraciones genéticas del tumor pueden diferir entre uno y otro, y por ende, las terapias pueden ser más o menos efectivas. Por este motivo, en la actualidad, abordamos el tratamiento de cada persona diagnosticada con cáncer desde la medicina personalizada, que significa ofrecer, a través de un diagnóstico preciso, un tratamiento individualizado en el momento oportuno”.
Y agrega: “De este modo, se busca salir del modelo de “un tratamiento único para todos los pacientes” e incorporar abordajes terapéuticos personalizados basados en el entendimiento integral del paciente, esto es, sus características clínicas y la información genética del tumor. El conocimiento de las alteraciones genómicas en cáncer, el diagnóstico de avanzada y el desarrollo de terapias dirigidas son pilares fundamentales para el avance de la medicina personalizada en oncología”.
La situación en la Argentina
“En Argentina, antes de la pandemia, ya existían grandes disparidades en el acceso al diagnóstico y tratamiento del cáncer de acuerdo a tipo de cobertura de salud, situación económica, laboral y educativa”, describe Recondo. Sumado a esto, el profesional detalla que “con la importante caída en las consultas y prácticas de tamizaje para la detección precoz del cáncer y el agravamiento de la situación económica y social, es muy probable que estas disparidades se acentúen y dificulten aún más el acceso de las personas al diagnóstico precoz y a terapias dirigidas que tienen un mayor costo que la quimioterapia”.
Asimismo, Recondo subraya que en el país “el acceso a terapias dirigidas también es inequitativo”. En su artículo, publicado en International Journal for Quality in Health Care, señala: “El acceso a estos tratamientos por parte de los pacientes está determinado por el tipo de cobertura, con pocos niveles de acceso en el ámbito público y con crecientes dificultades en el acceso en el ámbito privado. Para esto, es necesario el trabajo coordinado entre los entes regulatorios del estado, las empresas farmacéuticas, las obras sociales y prepagas y las asociaciones médicas y de pacientes para mejorar las condiciones de acceso a los pacientes a estos tratamientos”.

Por este motivo, este 4 de febrero, Roche Argentina junto la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), Sociedad Argentina de Mastología (SAM), Fundación Cáncer (FUCA), Asociación de Oncología de Rosario (AOR), Sociedad Argentina de Hematología (SAH), Sociedad Argentina de Patología (SAP), Asociación Argentina de Ginecología Oncológica (AAGO), Asociación Civil Sostén, Fundación Donde Quiero Estar, Asociación Geselina Llegaremos a Tiempo, Asociación Civil Linfomas Argentina, Fundación ACIAPO, Fundación Pacientes Cáncer de Pulmón y Fundación Apostar a la Vida lanzan #CánSer, una campaña que se centra en la persona que transita la enfermedad e invita a reflexionar sobre el valor de las experiencias personales como fuerza movilizadora en la evolución del tratamiento de cada paciente. Por esta razón, la iniciativa convoca a las personas a sumarse a través de sus historias. “Juntos podemos transformar vidas, y a veces alcanza con cambiar una letra para empezar a sentir mejor el poder de las palabras”, alienta la acción.
Sumado a esto, desde la fundación Donde Quiero Estar se busca disminuir la angustia y el desborde emocional de cada paciente acompañándolo desde el primer momento, cuando la ayuda es esencial. “Alentamos a cada paciente a pedir ayuda, a dejarse acompañar y comunicar sus temores, dudas y deseos. Como sociedad, hemos aprendido que no se puede atravesar una enfermedad como el cáncer estando solos”, concluye Viel Temperley.
Inhouse para Laboratorio Roche.
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