
En la madrugada del 17 de octubre de 1918, en el corazón de Brooklyn, nació Margarita Carmen Cansino, la futura estrella mundialmente conocida como Rita Hayworth. Hija de un inmigrante español y de una madre estadounidense, Hayworth llegó al mundo en una vivienda neoyorkina rodeada de sueños y necesidades, en un contexto donde la cultura y el espectáculo eran el sustento de la familia.
Una forma de conocer a la mujer que acortó su nombre para ser Rita y utilizó el apellido materno, Hayworth, es sobrevolar la biografía de la actriz llamada “If This Was Happiness” (Si esto fue felicidad) de Barbara Leaming, publicada en 1989.
Allí se relata que el nacimiento de Hayworth marcó el inicio de una vida que se vería atravesada por la rigidez y el abuso de su padre al tiempo que crecía la expectativa de un triunfo artístico.
Su padre, Eduardo Cansino, se había destacado como bailarín de flamenco en el circuito de vodevil, presentándose junto a su hermana bajo el nombre de los “Dancing Cansinos”. Esa tradición familiar, centrada en la danza y el espectáculo, sellaría muy pronto el destino de la pequeña Margarita.
La infancia en Brooklyn estuvo inicialmente marcada por el ambiente humilde y por la influencia constante de Eduardo, quien reconocería el potencial artístico de su hija casi desde los primeros años. El entorno familiar se completaba con la madre, Volga Hayworth, oriunda de Washington, y los hermanos de Rita. Según recuerda la directora de la escuela a la que asistió, citada en la biografía, Margarita era “una de las niñas más amables y maternales que conocí, pero una estudiante débil. Hacía lo mejor que podía, lo cual no era suficiente”.

Cuando Rita cumplió 12 años, la familia atravesaba dificultades financieras, lo que llevó a su padre a decidir que la niña sería su nueva pareja de baile en el resurgimiento de los “Dancing Cansinos”. Su aspecto fue alterado para adaptarla a las expectativas de quienes los contrataran: “su cabello castaño oscuro fue teñido de negro para parecer mayor y más latina”, se cuenta en el libro. Así iniciaron presentaciones en casinos flotantes frente a la costa del sur de California.
En este proceso, Margarita no solo abandonó progresivamente la infancia sino que también quedó atrapada en una dinámica familiar exigente y, según el libro de Leaming, marcada por el maltrato y el abuso. Después de que Eduardo gastara el dinero en juegos y alcohol, “la enviaba a pescar para la cena y, si volvía sin nada, la castigaba con los puños, teniendo siempre cuidado de no dejar marcas que el público pudiera notar”, señala la biógrafa.
Durante ese periodo, la familia trasladó su residencia a Chula Vista, cerca de la frontera con México, para favorecer las oportunidades artísticas. Mientras los hermanos jugaban en el barrio, Margarita “nunca participó de sus juegos, aunque a menudo se sentaba en el porche, mirando fijamente, como observando mientras jugaban”, se explica en la biografía. Los vecinos, como Loretta Parkin, recordaban haber espiado a través de las ventanas y escuchado al padre -mientras ensayaban para los shows- gritarle instrucciones con dureza: “‘¡No hagas eso! ¡No seas tan tonta!’. Ella nunca le respondía, solo volvía a empezar la rutina hasta que él se diera por satisfecho”, relató Parkin.

El acceso a la educación, los amigos y la experiencia común de la niñez se vieron suprimidos por las demandas artísticas y la situación violenta vivida en su familia.
Parkin le dijo a la autora de la biografía: “Para Rita no había vida, no había escuela, no había amigas, solo estar sentada esperando a que fuera hora de ir a Tijuana”, donde se presentaban ante empresarios de Hollywood en selectos clubes nocturnos.
La niñez de Rita Hayworth no solo fue condicionada por la exigencia profesional y la disciplina, sino también por circunstancias mucho más graves.

Hayworth se casó cinco veces y tuvo romances con Howard Hughes, Victor Mature, David Niven y Kirk Douglas. Sin embargo,halló poco consuelo en sus relaciones: “Los hombres se acuestan con Gilda, pero despiertan conmigo”, dijo una vez Hayworth. Hablaba del personaje que daba título a la película: una bellísima y sensual mujer.
“Sentía algo profundo dentro de ella que no podía ayudar: soledad, tristeza, algo que me arrastraba”, recordó Douglas tras su aventura con Hayworth, según Leaming. “Tuve que alejarme”.
Pero Hayworth nunca logró escapar de los problemas que tuvo en su infancia. “Ya viste cómo era”, dijo su segundo esposo Orson Welles a Leaming. “Toda su vida fue dolor”.

Según revela la biografía de Leaming, la propia Hayworth confió a Orson Welles que su padre, en aquellas épocas de mandarla a pescar para comer, también abusó sexualmente de ella, hecho que marcó su vida para siempre.
Esos años cruciales estuvieron definidos por largas jornadas de aprendizaje y práctica. Como recordaría posteriormente el eximio bailarín Fred Astaire a Leaming: “Aprendía los pasos más rápido que nadie. Yo le mostraba una rutina antes del almuerzo y ella volvía después y la había perfeccionado. Probablemente la asimilaba mientras comía”. Tras las funciones, sin embargo, Hayworth retornaba a su asiento y permanecía en silencio, un aislamiento que para algunos compañeros, como el actor James Cagney, evidenciaba el peso de experiencias difíciles vividas en la infancia.
Según certificó Fred Astaire, “lo que más impactaba cuando la veía bailar era la mezcla de perfección y tristeza que la acompañaba desde siempre”, y varios colegas y testigos coincidieron en rastrear esos rasgos hasta las primeras experiencias vitales y familiares, es decir, hasta el mismo momento y el lugar de su nacimiento.

Padeció otra situación violenta en su primer matrimonio. En 1937, Hayworth se casó con Eddie Judson, un ex vendedor de autos que la doblaba en edad. “Me casé por amor, pero él por inversión”, declaró Rita más tarde, según su biógrafa. “Durante cinco años me trató como si no tuviese pensamiento ni alma propios”, había dicho la actriz.
Judson tenía un plan: quería convertirla en estrella y fue por eso que la obligó a participar en interminables promociones publicitarias, por lo que recibió el apodo de “la muchacha más cooperativa de Hollywood”. Además le modificó el aspecto: para que luciera menos “latina”, Judson le impuso dolorosos tratamientos de electrólisis para retrasar su línea de cabello y tiñó su pelo de color caoba.
Según se revela en la biografía, Judson también alentó a Hayworth a acostarse con hombres influyentes. “Su primer esposo era un proxeneta, literalmente”, contó más tarde Welles. Un día, Judson planeó que su esposa tuviera sexo con un hombre importante de los estudios Columbia, Harry Cohn. Hayworth se negó, lo que inició una enemistad que marcaría los siguientes veinte años de la carrera de la actriz. El ejecutivo jamás le perdonó aquella negativa y fue un feroz enemigo de la estrella durante su carrera. Nuevamente dos hombres abusivos se cruzaron en la vida de Rita Hayworth.

La actriz se casaría con Orson Welles y con el hijo del Aga Khan, el excéntrico príncipe Alí Khan, embajador de Pakistán ante Naciones Unidas y ciudadano del mundo. De su matrimonio con el director y actor estadounidense nació en 1944 Rebecca Welles. En tanto, en 1949 nació su segunda hija: Yasmina Aga Khan. Ambos matrimonios terminaron en divorcios.
Según la biografía, Hayworth le dijo a Welles: “¿Sabes? La única felicidad en mi vida ha sido contigo”. Welles, apesadumbrado, dijo: “Si esto fue la felicidad, imagina el resto de su vida”. Esa frase le dio título a la biografía.
A principios de los años 60, Hayworth empezó a mostrar síntomas de Alzheimer temprano. Su círculo cercano atribuyó los padecimientos al alcoholismo. En el set de la película The Wrath of God (La ira de Dios) en 1972, ya no recordaba sus diálogos. El maquillador Lynn del Kail explicó que le enseñaba una línea, salía a filmarla y volvían para aprender la siguiente.
El diagnóstico definitivo de Alzheimer llegó en 1980. Hasta su muerte en 1987, su hija Yasmin la cuidó en un departamento en Nueva York. Hayworth pasaba los días sentada en silencio. Tal vez intentando recordar y al mismo tiempo olvidar los tiempos de la dura infancia y de los hombres abusivos con los que se encontró en su vida de estrella.
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