Claudia Cardinale cumple 85 años: la bomba del cine italiano y por qué ocultó un abuso sexual hasta los 60

Nació en Túnez y es uno de los grandes mitos del cine italiano junto a Sofía Loren y a Gina Lollobrígida. De chica se veía “fea” pero ganó un concurso de belleza que la catapultó a ser la actriz fetiche de Fellini y Visconti, filmar 130 películas y dar el salto a Hollywood. El oscuro episodio que vivió de joven y la poderosa razón que la hizo esconderlo durante años

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Claudia Cardinale nació en Túnez y no habló una palabra en italiano hasta los 18 años (Getty)
Claudia Cardinale nació en Túnez y no habló una palabra en italiano hasta los 18 años (Getty)

“No quería hacer cine porque pensaba que era fea”, declaró Claudia Cardinale, quien como muchas otras estrellas del cine italiano, tuvo su entrada al negocio de las películas a través de un concurso de belleza. Su éxito en el séptimo arte fue indiscutible pero lo que nadie sospechaba es que, al mismo tiempo que su nombre se expandía, su secreto mejor guardado también crecía, en el sentido más literal de la palabra.

“Nunca he querido operarme para parecer más joven. Mi secreto es otro. Me lo enseñó mi madre: ‘Claudia, la forma de que no sepan que envejeces es estar siempre sonriendo’”, reconoció en una entrevista con el diario ABC de España. Sin cirugías y con las inevitables marcas de la vida, el mito erótico viviente de varias generaciones, a sus 85 años conserva la hipnótica sonrisa y algunas malas mañas, “La culpa es de Visconti. Cuando rodamos Sandra, él quería que yo fumara, nunca lo había hecho antes. Desde entonces no he parado”, confesó con su voz grave, llena de erotismo y tabaco.

Belleza sin fronteras

Claudia Giuseppina Rose Cardinale nació el 15 de abril de 1938 en el barrio La Goulette, en el puerto de Túnez. Su padre, Francesco Cardinale, era un trabajador ferroviario, y tanto él como su madre, Yolanda Greco, provenían de Trapani, una ciudad italiana del oeste de Sicilia. El matrimonio había emigrado a Túnez buscando un mejor futuro ya que en ese momento el territorio estaba bajo el protectorado francés.

Aunque en su casa se hablaba francés, árabe y siciliano, ella no aprendió el idioma italiano hasta que empezó a trabajar en películas con dicha lengua: “No hablé ni una palabra de italiano hasta los 18 años. ¡Tuvieron que doblar mi voz en mi primera película italiana!” Fue al Saint Joseph de l’Apparition de Cartago, colegio al que asistió junto con su hermana menor Blanche. Luego pasaría a la Escuela Paul Cambon, donde se graduó con la intención de convertirse en maestra.

Su primer contacto con el mundo del cine fue cuando participó junto con otros compañeros de clase, en el cortometraje Anneaux d’or del director francés René Vautier, presentado en el Festival de Cine de Berlín. Aquél inocente corto llevó a Claudia Cardinale a lo más alto.

Claudia Cardinale no quería hacer cine porque se consideraba fea
Claudia Cardinale no quería hacer cine porque se consideraba fea

“Yo era una niña terrible. Cuando era muy joven, vivía en Túnez y sí, era terrible, estaba siempre peleando con los chicos, gritaba, no dejaba hablar a nadie... creo que por eso tengo esta voz... Un día un director de cine francés, Jacques Baratier, se presentó en el colegio y me preguntó si quería hacer películas. No le hice ni caso. El director del colegio les dijo que no lo intentaran porque yo era imposible. Pero insistieron, hablaron con mi familia y finalmente hice mi primera película”, explicó la actriz, refiriéndose a Goha, la película que rodó junto a Omar Sharif. Ese fue el principio del éxito.

El atractivo de la adolescente Cardinale era notable aunque, según relata al ABC, ella era la última en enterarse, “Fue un comienzo increíble, pero fue un accidente. Yo tenía 14 años y estaba en la Embajada de Italia en Túnez ayudando a mi madre a preparar el concurso de la chica italiana más bella de Túnez. Todas las chicas estaban en el escenario. Cuando, de repente, un hombre me agarró del brazo, me subió al escenario y me puso la banda. Gané el concurso, pero ni siquiera me había presentado”. Su premio fue un viaje al Festival de Cine de Venecia. “En aquella época no se solía llevar bikini, pero Túnez era un protectorado francés y yo estaba acostumbrada, así que lo llevé: el bikini y la túnica árabe”, recuerda. Enseguida, los empresarios del ambiente quedaron obnubilados con su encanto; los papparazis empezaron a hacerle fotos. Claudia caminaba con su madre mientras le ofrecían centenares de papeles, “Pero, en serio, yo no quería hacer cine porque pensaba que era fea. No podía entender todo lo que estaba pasando. Yo tenía una hermana que era un sueño para el cine: rubia, de ojos azules, bellísima. No entendía por qué me querían a mí en vez de a ella. Luego, con el tiempo, lo entendí mejor. Con el cine, me sucedió lo que ocurre con los hombres: cuanto más los rechazas, más insisten. Si les dices que sí desde el principio, entonces se van”. De todos modos, rechazó las ofertas y regresó a su ciudad. “Cuando nos fuimos, un periódico escribió sobre mí: ‘La chica que no quiere hacer cine’. Entonces comenzaron a llamar a mi padre, a enviarle telegramas a Túnez para que me convencieran. Estuve diciendo que ‘no’ mucho tiempo. Hasta que dije que sí”.

Claudia Cardinale en 2020 durante un desfile de moda (Photo by Edward Berthelot/GC Images)
Claudia Cardinale en 2020 durante un desfile de moda (Photo by Edward Berthelot/GC Images)

En 1957, un productor la convenció de una carrera en el cine y se fue a Roma con sus padres, dos hermanos y su hermana. La familia Cardinale alquiló una casa en Castel Giubileo, un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, y se instaló por el próspero futuro de su hija mayor.

Secreto de familia

Aquella belleza que relució en el ‘57 contrastó con un hecho que le había pasado dos años antes. Sonreía para las cámaras pero por dentro estaba dolida, triste, marcada… Cuando Claudia Cardinale tenía 17 años y vivía en la capital tunecina fue ultrajada por un hombre que se obsesionó con ella. Aunque la joven no mostraba ningún tipo de interés, el sujeto la seguía sin descanso. Un día, harta de la persecución, ingenuamente accedió a acompañarlo a una fiesta y se subió a su coche, época en la cual tener un automóvil era sólo para unos pocos. Pero todo fue un engaño: el hombre abusó sexualmente de ella. Como resultado, la joven quedó embarazada, hecho que se mantuvo en secreto dentro de la familia Cardinale, y cerrado a cuatro llaves.

Cuando nació el bebé fue bautizado con el nombre de Patrizio. La familia Cardinale lo acogió y, Francesco y Yolanda lo criaron como un hijo, es decir, sería como un hermano más para Claudia. “El nacimiento de mi hijo me empujó a dedicarme al cine para ganarme la vida y ser independiente. Lo hice por él, por ese bebé al que quise tener pese a las circunstancias”, explicó a Il Messaggero. “Mi agresor continuó persiguiéndome y quería que abortara, pero yo no quise. Los hombres nunca valdrán más que nosotras. Aún no han aprendido a aceptar nuestra emancipación, el derecho a la independencia que hemos conseguido a través de tantas batallas”.

Franco Cristaldo, director de cine, mentor y primer pareja de Claudia, adoptó a Patrizio dándole su apellido. Fue el mismo Cristaldo el que la sacó de Túnez, gracias a una propuesta de siete años de exclusividad con su productora. Cardinale y Cristaldo mantuvieron una relación de 1966 a 1975.

“Nunca sentí que el escándalo y la confesión fueran necesarios para ser actriz. Nunca me he revelado a mí misma o incluso mi cuerpo en las películas. El misterio es muy importante”, declaró la actriz en alguna ocasión. Su culto al misterio fue demasiado lejos, llevándola a guardar el secreto de su violación, y posterior nacimiento de su hijo durante casi toda una vida: Cardinale reveló el abuso que sufrió a sus 60 años, y su propio hijo, Patrizio, no supo quién era su verdadera madre hasta cumplir 19 años. “No prestaría mi historia al cine. Es un asunto personal”, sentenció.

En una entrevista reciente, al ser consultada sobre el abuso sexual y la contención a la víctima de hoy en día, Cardinale dijo, “se está levantando un velo. Las mujeres se sienten más libres para denunciar. Esto es muy importante. Yo lo he superado viviendo... Transformando cosas. Recuperando la relación con mi hijo”.

La que todos querían

Trabajó con los mejores: Luchino Visconti, Sergio Leone y Federico Fellini. “Fellini y Visconti no tenían nada en común. Nada. Eran totalmente opuestos. Con Visconti era como hacer teatro; estaba todo decidido de antemano. Con Federico no había guión, todo era improvisación”, contó “La bambolona”, como la llamaban en una época -una expresión coloquial italiana que daba cuenta de su aspecto de muñeca-. Luego se supo que los dos grandes directores, tras pelear entre ellos para que Cardinale protagonizara sus películas, lograron llegar a un acuerdo: se alternarían para trabajar una semana cada uno con la actriz. Así lo recuerda ella, “Luchino Visconti me quería morena, para Federico Fellini tenía que ser rubia, yo tenía el pelo largo en ese momento y me lo iba tiñendo de uno a otro. Los dos directores eran completamente diferentes, creo que casi se odiaban”.

Claudia Cardinale y el célebre director Federico Fellini durante la grabación de 8 1/2, en 1963: con él era todo improvisación
Claudia Cardinale y el célebre director Federico Fellini durante la grabación de 8 1/2, en 1963: con él era todo improvisación

Sus interpretaciones terrenales de las mujeres sicilianas hicieron que los productores italianos se fijaran en ella, y la combinación de su belleza, sus ojos oscuros y centelleantes, sus curvas explosivas y su genuino talento actoral prácticamente garantizaron su estrellato. “La peculiaridad del trabajo de artista es que puedes llegar a vivir cientos de vidas totalmente diferentes: yo he sido princesa, puta, aldeana… eso es fantástico. Pero, para hacer este trabajo, necesitas ser muy fuerte por dentro; si no, pierdes tu identidad. Tienes que ser otros, solo enfrente de la cámara. Luego debes seguir siendo tú. Es muy peligroso este trabajo”. Como tenía una voz potente y hablaba italiano con un fuerte acento francés, su voz fue doblada en sus primeras películas. La pantera rosa (1963) estaba destinado a ser su primer papel de habla inglesa; sin embargo, su voz terminó siendo doblada.

El mundo del espectáculo primero vio nacer a la inolvidable BB: Brigitte Bardot. Luego llegó ella, CC: Claudia Cardinale. Y aunque el imaginario las quiso enfrentar, siempre fueron grandes compañeras. “La mujer más bella para mí fue siempre Brigitte Bardot”, se sinceró generosa Cardinale, “Hicimos una película juntas. Éramos BB contra CC, la rubia contra la morena”. Sin embargo en su memoria la morocha atesora una tierna anécdota junto a la actriz blonda, “¿Sabes lo que hicimos en el estreno en los Campos Elíseos? Algo terrible. Me llamó (Bardot) el día anterior y me dijo, ‘Claudia, tienes que ir muy sexy, con minifalda, al estreno’. Al día siguiente, ella apareció vestida como un hombre; las dos fumando. Los fotógrafos se quedaron impactados”, contó divertida en una entrevista. “Tengo la estima de siempre por Brigitte. De vez en cuando nos hablamos. Nos queremos mucho”.

Claudia catalogó a Brigitte Bardot como una de las mujeres más hermosas (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)
Claudia catalogó a Brigitte Bardot como una de las mujeres más hermosas (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

Fue musa inspiradora del diseñador Giorgio Armani y compartió pantalla con los actores más deseados de la época, “El cine ha sido como un amante, pero nunca he tenido amantes que fueran actores. He trabajado con hombres maravillosos, pero por más que insistían nunca tuve un affaire con ninguno de ellos. Con Marcelo Mastroianni fue muy divertido. Insistió mucho”, confesó al ABC, “Marcelo insistía mucho y yo no le hacía ni caso. Hasta que un día el director se acercó a mí en un descanso y me dijo, ‘Por favor, Claudia, sonríele’”. Años más tarde, ya en la adultez, el mismo Mastroianni se le confesó a la tunecina ante los ojos del mundo: en medio de una entrevista que el italiano daba en vivo para la televisión de París, llevaron a la Cardinale de sorpresa, cuando Mastroianni la vio dijo ante las cámaras, “Tú no me creías, pero yo realmente te amaba”, repetía Marcelo en aquellos años que aún estaba casado con Catherine Deneuve.

Marcello Mastroianni le declaró su amor varias veces a Claudia, pero ella no le hizo caso. (Photo by FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images)
Marcello Mastroianni le declaró su amor varias veces a Claudia, pero ella no le hizo caso. (Photo by FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images)

No sólo una cara bonita

La consagrada actriz hace tiempo se dedica a actividades filantrópicas y feministas. A sus 85 años, Claudia Cardinale disfruta de una vida opulenta gracias a sus años de trabajo pero a la vez puede decir que luchó sin duda alguna por los derechos de la mujer. “Hoy con mis hijos estamos montando una fundación para poder continuar las batallas que están cerca de mi corazón, el derecho de la mujer, el medio ambiente y el Mediterráneo. Y pronto deberían salir proyectos que han sido bloqueados por el Covid. Decido trabajar menos, pero si pasa siempre me hace feliz”, explicó en una entrevista. Nunca se dió por vencida y, a pesar de lo que sufrió en su juventud, se mantuvo firme con sus convicciones.

Sobre todo en 2017, cuando se armó un debate tras hacerse público el afiche de la 70ª edición del Festival de Cannes, en el cual se valían de una antigua foto de Cardinale para promocionar el evento. Ella enseguida reconoció que la foto había sido intervenida con Photoshop en función de “rejuvenecer” su imagen: habían afinado su cintura y piernas. “No tengo comentarios respecto al trabajo artístico sobre la foto. Se trata de un póster que, más que representarme a mí, representa un vuelo. La imagen ha sido retocada para destacar ese efecto de ligereza y transportarme hacia un sueño: es una sublimación. Como feminista convencida, no veo ataque al cuerpo de la mujer. Hay cosas mucho más importantes para debatir en este momento en el mundo. Esto no es más que cine”, sentenció dejando clara su postura.

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Junto a su ex pareja, el director Pasquale Squitieri con quien mantuvo una relación de 30 años (Photo by Vittoriano Rastelli/CORBIS/Corbis via Getty Images)
Junto a su ex pareja, el director Pasquale Squitieri con quien mantuvo una relación de 30 años (Photo by Vittoriano Rastelli/CORBIS/Corbis via Getty Images)

Una caja de sorpresas

A lo largo de su vida fue objeto de deseo de innumerables hombres, muchos de ellos de los más codiciados, como Marlon Brando, galán al que CC rechazó cuando este se le apareció en la habitación de su hotel en medio de un rodaje. Tuvo dos parejas conocidas: Cristaldo, el hombre que adoptó a su hijo producto de una violación, y Pasquale Squitieri, padre de su hija Claudia de quien se separó luego de casi 30 años de relación. Pero a pesar de poder haber estado con quien quisiera, hoy elige la soledad, “Conozco a los hombres y he tenido muchos amigos, aunque ahora viva sola. Nunca me he casado, quizá porque ya he firmado suficientes contratos. Mis amigos son sobre todo hombres.

Alain Delon ha sido un gran amigo. Lo terrible es el tiempo. Hace dos años coincidí con Alain en el Festival de Cannes para presentar la restauración que había hecho Scorsese de El Gatopardo. Durante la proyección, me agarraba mi mano todo el tiempo, la apretaba y me decía, ‘Claudia, somos los únicos vivos, están todos muertos’. Y lloraba. Es terrible, porque cuando ves una película recuerdas el rodaje, a las personas… Después, me dijo, ‘No recordaba que habíamos estado besándonos todo el tiempo’. Scorsese había montado escenas que no habíamos visto nunca”.

Alain Delon y Claudia Cardinale en un film de Luchino Visconti
Alain Delon y Claudia Cardinale en un film de Luchino Visconti

Sin embargo, a pesar de desechar a muchos candidatos, tuvo un enamoramiento oculto con el ex presidente de Francia Jacques Chirac, con quien viviría un apasionado romance. También se supo que recibió invitaciones y propuestas de Robert De Niro y Bob Dylan, pero como ella misma dijo, “Yo soy de las que creen que no se puede tener sexo sin amor”. Así que el “no” fue rotundo. En cambio Cardinale rescata los valores que para ella están ante todo, “Para mí, la familia es lo más importante. Somos cuatro hermanos: una hermana vive en Polinesia, uno vive en Roma y el otro en Turín, pero nos llamamos continuamente. Con Pasquale Squitieri, el padre de mi hija y con el cual viví muchos años, también hablo mucho”, describió sobre su mundo actual, desde el barrio Le Marais en París, ciudad que adoptó hace décadas para vivir. “Elegí París porque aquí se respeta mucho a los artistas. Mi corazón es africano, tengo la nacionalidad italiana, pero el francés es mi lengua materna”.

La actriz Claudia Cardinale en el rodaje en Salas de los Infantes, Burgos. Fotos cedidas por la Asociación Sad Hill. SOLO USO EDITORIAL
La actriz Claudia Cardinale en el rodaje en Salas de los Infantes, Burgos. Fotos cedidas por la Asociación Sad Hill. SOLO USO EDITORIAL

Cardinale llegó al cine en los años sesenta, cuando era algo grandioso. Rodó más de 130 películas; viajó por todo el mundo: América, Europa, Australia. “De pequeña quería ser exploradora y, de alguna forma, lo he sido. No me arrepiento de nada de lo que he hecho. Soy religiosa, cristiana, pero prefiero ir a la iglesia cuando no hay nadie. Y creo en el ‘Maktub’, el destino: si lo hiciste es porque tenías que hacerlo. He tenido suerte”, afirmó en paz.

A pesar de haber comenzado su carrera gracias a su atractivo, Claudia Cardinale tiene un concepto muy particular al respecto, “La belleza fue una ayuda ciertamente para mí. Pero más que la belleza, yo diría que he sido fotogénica. Para mí, la belleza es la simplicidad”.

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