Guillermo Martínez y el relato policial que inventa un crimen donde no lo había

En el ensayo “Gombrowicz como escritor del policial filosófico”, el autor de “Crímenes imperceptibles” y “Los crímenes de Alicia”, entre otros títulos, desarrolla una teoría de lectura sobre Gombrowicz que puede aplicarse sobre sus propios libros

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Witold Gombrowicz
Witold Gombrowicz

“¡Maten a Borges!”. Dicen que Witold Gombrowicz, desde la cubierta del barco que lo alejaba definitivamente de la Argentina, les gritaba eso a quienes habían ido a despedirlo. Si la anécdota es real o, por lo pronto es fabulosa.

Por entonces —principios de los años 60—, Borges era el escritor más relevante del país y su figura eclipsaba al polaco, como a tantos otros. Lo irónico es que el autor de Ferdydurke y Transatlántico y Borges tuvieron la misma (mala) suerte: ambos fueron mencionados varias veces para recibir el premio Nobel, pero ninguno de los dos lo obtuvo. Con el tiempo, aquel grito parece haber sido profético y muchos escritores contemporáneos de Borges han ido cobrando relevancia; Gombrowicz uno de ellos.

Vale la pena leer el ensayo Gombrowicz como escritor del policial filosófico, de Guillermo Martínez, que es sorprendente por varios motivos. El primero: porque a partir del cuento Crimen premeditado y la novela Cosmos, Martínez desmonta una idea de Gombrowicz que se acerca muchísimo a la ficción paranoica de Ricardo Piglia —y recordemos que Piglia lo tiene a Gombrowicz como figura destacadísima de Respiración artificial—.

Gombrowicz como escritor del policial filosófico
Gombrowicz como escritor del policial filosófico

¿Puede el relato generar el crimen que no existía?, se pregunta Martínez. El protagonista de Crimen premeditado es un juez de instrucción que recibe el telegrama de un amigo que teme ser asesinado. El juez viaja a verlo y llega tarde: cuando llega se encuentra con la noticia de que su amigo ha muerto. Pero aquí la historia da un vuelco. El amigo tuvo un ataque cardíaco. El juez no puede aceptar la idea de la muerte natural y, perturbado y ridiculizado por la situación, comienza a construir la idea de un crimen. “Después de todo”, dice, “soy un juez de instrucción y aquí hay un cadáver”.

Tal vez sin proponérselo, Guillermo Martínez da con la lectura de Crimen premeditado y Cosmos una clave de acceso a sus propios libros. Quienes hayan leído Crímenes imperceptibles —que muchos han vinculado con El nombre de la rosa— encontrarán aquí una forma de acceder, si no diferente, complementaria. “¿Qué es una novela policial?”, escribió Gombrowicz. “Un intento de organizar el caos, por eso Cosmos, que me gusta llamar una novela sobre la formación de la realidad, será una especie de novela policial”. Qué es Crímenes imperceptibles sino el cosmos organizado de pistas falsas y muertes reales.

Gombrowicz como escritor del policial filosófico es un ensayo breve e intenso, a la vez que una interesante manera de pensar hacia dónde va el género, ahora que Borges y Gombrowicz han muerto.

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