La cita fue el 4 de junio en el St. Regis de Paseo de la Reforma, Ciudad de México. Maluma recibió a GENTE para un mano a mano exclusivo antes del lanzamiento mundial de su bio documental, producido por YouTube Originals, en el Auditorio Blackberry de la capital mexicana.
Hablando de sus pasiones, Juan Luis Londoño Arias (25), contó que creció entre abuelos "salseros", quienes repetían "a todo lo que escucha le pone el oído". Con ellos conoció algún tango, la cumbia de La Sonora Dinamita y los boleros de Los Panchos. A los cinco años ya cantaba las rancheras de Vicente Fernández, y a los doce recibió su primera batería, "que debimos regalar porque enloquecía".
Pero, por aquel entonces y todavía, –aunque participó de torneos de Volleyball, Pingpong y Ajedrez– nada le ganaba al fútbol. Durante casi nueve años, "Joaco" –como llamaban a Maluma en las canchas– integró las divisiones inferiores de Atlético Nacional y Equidad Club Deportivo.
"Recuerdo aquellos años, era realmente lo que soñaba", señaló. "Le gustaba el balón y tenía incidencia entre sus compañeros, por eso ganó el título de capitán en varios partidos importantes. Sí que tenía liderazgo", sumará más luego Chato Montoya, su entrenador.
A lo que Juan Fernando Quinteros (jugador de la Selección colombiana y amigo personal), añadirá: "Tiene potencia con la pierna izquierda, es un privilegiado. Pudo haber sido un gran profesional por su técnica".
Pero, en 2010, cuando su padre pasó por él a uno de los entrenamientos, Juan Luis fue honesto: "Ya no quiero jugar fútbol. Pero ese no fue el único baldazo de agua. Le dije: yo quiero ser cantante urbano, cantante de raggaetón. Mi viejo casi se me infarta ahí en la carretera. Pero siempre fui de blanco o negro. Música o fútbol. No puedo repartir mi energía, debo ir de lleno a una de las dos".
–¿Qué aspectos, lecciones o valores del fútbol replicas hoy en los escenarios?
–Siempre digo que mi carrera realmente creció a raíz de la disciplina que gané con el fútbol. La constancia. La perseverancia. La responsabilidad. Salir del colegio una hora antes para viajar por otra hora y media hasta el club. Entrenar hasta la noche y regresar para hacer mis tareas. El fútbol me dio la cultura del esfuerzo. Marcó mi vida. Y se lo agradeceré por siempre.
–En el documental se te ve, de niño, vistiendo una camiseta de Racing. Decime que sos hincha…
–(se ríe) Me la dio papá. Cada vez que él tenía la oportunidad de viajar, yo le pedía que me trajese las camisetas de los clubes locales de la ciudad que visitaba. No es porque hoy estés aquí, pero siempre fui fanático del fútbol argentino. En mis tiempos de juego, me sentí muy identificado con ese estilo.
Por redacción Gente.
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