El curioso belén de arena a orillas del Mediterráneo: 400 toneladas y artistas de todas las partes del mundo

Este nacimiento es uno de los más pintorescos de Cataluña y es un reclamo para los viajeros gracias a la sus figuras y representaciones

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Pessebre de Sorra de Vila-seca
Pessebre de Sorra de Vila-seca (La Pineda Platja).

Cuando la Navidad impregna cada rincón de Cataluña, las tradiciones se multiplican: desde la feria del abeto y la del Caga Tió, hasta los siempre entrañables pastorets. Sin embargo, hay un municipio que ha roto todos los moldes y ha llevado el espíritu navideño directamente a la orilla del Mediterráneo. En una época en la que los belenes suelen asociarse a montajes interiores, nieve artificial y luces de colores, Vila-seca, en Tarragona, destaca por celebrar la Navidad de una manera única: con un monumental belén de arena, a pie de playa.

Este evento, que cada año despierta la expectación de vecinos y visitantes, convierte la costa de La Pineda Platja en un auténtico museo efímero al aire libre. No solo desafía al invierno jugando con las texturas de la arena en pleno litoral, sino que demuestra que el arte, cuando es compartido, puede transformar una pequeña localidad en el epicentro de la creatividad y la celebración.

Un belén monumental frente al mar

El emblemático Pessebre de Sorra de Vila-seca —nombre en catalán del belén de arena— es mucho más que una curiosidad navideña. Es el resultado de meses de trabajo, en los que entre 300 y 400 toneladas de arena son moldeadas y compactadas cuidadosamente para dar vida a escenas bíblicas y pasajes tradicionales bajo el cielo invernal de la Costa Dorada. Año tras año, la instalación ocupa más de 400 metros cuadrados y se ha convertido en todo un símbolo para la región.

Pessebre de Sorra de Vila-seca
Pessebre de Sorra de Vila-seca (La Pineda Platja).

El belén permanece a disposición del público de manera totalmente gratuita desde el 6 de diciembre hasta el 6 de enero. A lo largo de este periodo, los visitantes pueden pasear entre esculturas colosales que recrean el nacimiento de Jesús, los Reyes Magos y los pastores, añadiendo además novedades inspiradas en la historia pesquera y marinera de la comarca. El resultado es un espectáculo visual que sorprende tanto a pequeños como a mayores y que, bajo la tenue iluminación nocturna, cobra un aura aún más mágica.

El arte efímero de la arena

Conseguir que las esculturas de arena resistan viento y humedad no es tarea simple. Más de una decena de escultores internacionales, primero compactan la materia y después le dan forma, desafiando a la humedad de la costa y el riesgo del viento. Se emplea un aglutinante natural junto a una precisa cantidad de agua; un proceso artesanal que permite que la arena se mantenga firme, transformándose en figuras que desafían la gravedad y despiertan la admiración de los paseantes.

El resultado es tan impresionante como efímero. El objetivo de los artistas es claro: que el púbico quedo asombrado con las figuras. Si el clima juega malas pasadas y alguna figura se ve afectada, el trabajo vuelve a empezar. La pasión y el talento traspasan fronteras, ya que en la edición de este año participan artistas procedentes de Bélgica, Irlanda, Países Bajos, Italia y la República Checa, sumándose a los catalanes.

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El belén no está completo sin los elementos clásicos de la Navidad catalana: el Tió de Nadal y el caganer encuentran su hueco entre las figuras principales, dialogando con homenajes a la pesca y las profesiones tradicionales del municipio. Todo forma parte de una escenografía compleja cuyo montaje es, en sí mismo, un reclamo turístico. La composición de este año amplía además la oferta de actividades: al lado del belén se instalará el Nomad Nadal, una edición especial del Nomad Festival, con mercado de productos artesanos, food trucks y espectáculos familiares, programados para los días 6, 7, 8, 13 y 14 de diciembre.