En el corazón de la Reserva de la Biosfera de las Terres de l’Ebre, la ciudad de Tortosa despliega un sugerente legado histórico y natural, entre llanuras fértiles e imponentes elevaciones. Situada entre el Delta del Ebro y el macizo de els Ports, esta localidad de Tarragona fusiona de manera magistral el arte renacentista y el respeto por el entorno, ofreciendo al viajero la posibilidad de sumergirse en siglos de historia, arquitectura y biodiversidad. Resulta inevitable dejarse fascinar por sus monumentos, pasear junto al curso del Ebro e imaginar cómo el río modeló la vida y los sueños de sus habitantes durante generaciones.
La ciudad brilla con sus monumentos renacentistas, que han llevado a que Tortosa reciba el apodo de ‘ciudad del Renacimiento’; este prestigioso título lo respalda su portal oficial de turismo, convertido casi en sello de identidad del municipio. En este escenario, el visitante puede admirar la imponente silueta del castillo de la Zuda y la majestuosa iglesia de Tortosa, dos hitos arquitectónicos que prometen un viaje inmersivo a otras épocas.
Pero esto no es todo, pues como si de una fortaleza surgida del pasado se tratase, el Parador de Turismo de Tortosa se eleva adosado al castillo de la Zuda, constituyendo uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad. Este alojamiento ha sido concebido como un edificio de nueva planta, perfectamente integrado en el entorno monumental. Sus robustos muros, altos ventanales y reminiscencias góticas evocan el esplendor medieval y dialogan con el legado arquitectónico que lo rodea.
Dormir junto a un castillo

Desde los balcones y terrazas del Parador se disfruta de unas de las mejores vistas panorámicas de la región, cuyos atardeceres recuerdan al viajero la grandeza de los siglos pasados. El conjunto no termina en el castillo; a él se enlaza una extensa muralla y un sofisticado sistema de fortificaciones: destacan el fortín de Tenasses, las fortificaciones del Sitjar, los fortines de Orleans y varios tramos de muralla del siglo XIV que aún se conservan en pie. Entre bastiones y torres, se vislumbra la antigua defensa de la ciudad, todavía visible para el explorador curioso.
El Parador de Tortosa suma tradición y modernidad en todos los detalles. El viajero encuentra habitaciones amplias, equipadas con servicios completos e instalaciones preparadas para todo tipo de necesidades. Entre las comodidades sobresalen la piscina de temporada, el parking gratuito, los puntos de recarga para coches eléctricos y un moderno centro de convenciones orientado tanto al turismo de ocio como al de negocios.
Una cocina de proximidad

Sin embargo, es la apuesta por la gastronomía uno de los grandes atractivos. El restaurante del Parador se nutre principalmente de productos de proximidad, recogiendo la riqueza agrícola del Delta, la excelencia del mar y la montaña y la tradición de las huertas del entorno. “Una oferta de cocina catalana de influencia mediterránea, surtida de productos de la huerta, del Delta del Ebro, del mar y la montaña, con el arroz como uno de sus principales protagonistas, de la que se disfruta en un singular ambiente medieval”, explican desde la web oficial.
El ambiente señorial del comedor transporta al comensal a un salón de época, donde cada servicio se cuida al detalle. Entre sus especialidades brillan el suquet de peix, el arroz costa, los guisos de anguila, los calamares de costa y la clásica crema catalana, todos ellos servidos en un espacio que invita a sentirse como un auténtico aristócrata.
Cómo llegar
Desde Tarragona, el viaje es de alrededor de 1 hora y 5 minutos por la carretera AP-7. Por su parte, desde Barcelona el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas y 10 minutos por la misma carretera.
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