
En el corazón de La Mancha, imponentes molinos inundan la estampa de una tierra donde Miguel de Cervantes se inspiró para escribir su obra más exitosa: El Quijote. Estas construcciones son uno de los emblemas de la región y son muchos los recorridos turísticos que existen para descubrir este rico patrimonio. Los molinos de Campo de Criptana son de los más conocidos, de hecho el lugar es conocido como Tierra de Gigantes. Esto no es para menos, ya que estas estructuras conforman un conjunto que ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
Sin embargo, en Toledo, los molinos de Consuegra se alzan como uno de los emblemas de la provincia. Estos, situados en el cerro Calderico conforman un conjunto monumental único gracias a sus doce molinos restaurados. Cada uno de ellos cuenta con nombre propio y se encuentran alineados junto al castillo de La Muela, una fortaleza de origen andalusí reconstruida en el siglo X. Así, se ha convertido en uno de los mayores atractivos de la localidad gracias a la ruta de senderismo que recorre sus siluetas.
Un legado patrimonial único

Los molinos de Consuegra tienen su origen en la ausencia de corrientes de agua constantes en la región, lo que imposibilitaba la instalación de molinos fluviales. La denominación de La Mancha, con raíces en el árabe y que puede interpretarse como “tierra seca”, refleja esta característica esencial del territorio. Además, la gran producción cerealista que caracteriza la comarca exigió la construcción de estos ingenios industriales para transformar el trigo y otros cereales en harina y piensos, materiales clave para la subsistencia y la economía local.
Aunque el principio de funcionamiento de estos molinos es simple, su maquinaria y estructura han sido perfeccionadas a lo largo de siglos de uso. De hecho, Consuegra contaba con trece molinos, de los cuales hoy se conservan doce restaurados y en pie. Cada uno posee un nombre propio; algunos evocan la cultura manchega y otros están inspirados en capítulos de Don Quijote, resaltando la conexión con la obra cervantina y el imaginario popular.
La conservación y rehabilitación de estos molinos responde al esfuerzo colectivo de un pueblo que apuesta por recuperar y preservar su historia a través del patrimonio. Así, este conjunto ha dejado de ser un símbolo exclusivo de Consuegra para convertirse en un atractivo nacional e internacional que recibe a miles de visitantes interesados en la cultura y tradición manchega.
Una sencilla y bonita ruta

Para descubrir el paisaje que dejan los molinos de Consuegra tan solo hay que hacer la sencilla ruta que recorre estas construcciones. El sendero, de casi cuatro kilómetros de longitud, permite conocer en apenas una hora gran parte del patrimonio histórico y natural de la villa. Además, el camino no entraña dificultad alguna, por lo que es una actividad perfecta para hacer en compañía de la familia o amigos. El trayecto comienza en el aparcamiento público de Consuegra y asciende suavemente hasta el cerro del Calderico.
A lo largo del camino, los senderistas pueden contemplar vistas panorámicas del paisaje manchego, caracterizado por sus amplias llanuras y un cielo despejado que se extiende hasta el horizonte, así como los molinos. El punto final y más destacado de la ruta es el castillo de La Muela, una fortaleza del siglo X que domina el paisaje desde su posición estratégica. Desde sus murallas, es posible disfrutar de una vista amplia que abarca la villa de Consuegra y los campos circundantes. El castillo, con su historia vinculada a la Reconquista y a las órdenes militares, es un testimonio del pasado medieval de la zona y uno de los atractivos culturales más relevantes para los visitantes.
Cómo llegar
Desde Toledo, el viaje es de alrededor de 40 minutos por la carretera CM-42. Por su parte, desde Ciudad Real el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 5 minutos por la vía N-401.
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