Marc Gasol, uno de los jugadores más emblemáticos del baloncesto español, ha dejado atrás las pistas y la adrenalina de la competición para enfocarse en una nueva etapa de su vida. Tras proclamarse campeón de la NBA con los Toronto Raptors y lograr hazañas memorables con la selección española, el catalán lleva dos años alejado del baloncesto, no solo como profesional, sino incluso en su vida cotidiana. De hecho, asegura que ni siquiera juega de forma recreativa porque no sabe hacerlo por puro entretenimiento. “No puedo jugar… No sé jugar al baloncesto para pasármelo bien”, confesó recientemente. Esa mentalidad altamente competitiva, que lo marcó desde el inicio de su carrera, sigue tan arraigada en él que no concibe entrar a una cancha sin exigirse al 100%.
Desde su retirada, Gasol ha abrazado un estilo de vida más sencillo, centrado en la familia, los proyectos personales y la introspección. Su despedida del baloncesto profesional tuvo lugar tras haber combinado durante dos años el rol de presidente y jugador del Básquet Girona, el club que fundó y al que llevó a la élite con un histórico ascenso a la Liga ACB. Aquella etapa fue particularmente enriquecedora para él porque le permitió vivir el baloncesto desde una perspectiva completamente diferente a la que conoció en la NBA y otros escenarios internacionales: “Fue como experimentar la cara opuesta de lo que significa el baloncesto en Estados Unidos”, explicó.
Sin embargo, la distancia con el baloncesto no ha sido sencilla. Lograr desconectar de una disciplina que lo acompañó toda su vida fue para él un proceso continuo, en el que ha tenido que lidiar con las emociones asociadas a la competencia y canalizarlas en otros aspectos de su día a día. Para Marc, jugar dejó de ser una actividad recreativa para convertirse en algo que solo cobra sentido si hay un propósito competitivo detrás.
Ahora, Gasol ha redirigido su pasión competitiva hacia nuevos proyectos, entre los que destaca su implicación en el mundo empresarial. Es socio de la marca Café de Finca, en la que participa no solo como inversionista, sino también entendiendo todo el proceso detrás del producto, desde su origen hasta su distribución. Su naturaleza metódica lo lleva a analizar cada detalle, una forma de trabajar que claramente trae del deporte: “Siempre he sido un trabajador diario que se preguntaba cada día: ‘¿Qué tengo que mejorar hoy?’”.

Más allá de lo profesional, esta nueva etapa le ha permitido reconectar con su familia, un aspecto que durante muchos años quedó relegado por la intensidad de su carrera. Marc asegura que, aunque estaba físicamente presente, su mente siempre estaba ocupada en el próximo reto deportivo. Ahora, dedica su tiempo a estar al lado de sus hijos, acompañándolos en su día a día y disfrutando de los momentos que antes no podía aprovechar plenamente. “Ver crecer a mis hijos es lo más importante para mí. Recuperar esa cercanía ha sido mucho más significativo que cualquier logro deportivo que haya tenido”, reflexiona.
Cuando no está inmerso en sus proyectos empresariales o compartiendo tiempo con su familia, Marc adopta una rutina tranquila, donde valora pequeñas actividades cotidianas que antes pasaban desapercibidas. Se le puede ver paseando junto al mar, observando obras “como un abuelete”, según él mismo bromea, o jugando al pádel, donde aún aflora su espíritu competitivo: “Si pierdo, me cuesta aceptarlo, pero estoy intentando equilibrar ese aspecto”, dice entre risas.
Marc continúa vinculado al Básquet Girona
Aunque ya no pisa las pistas como jugador, Marc sigue vinculado al Básquet Girona, apoyando desde una perspectiva más emocional que técnica. Su rol como presidente no está enfocado en la táctica ni en el día a día del equipo, sino en ser una figura alentadora. “Mi papel ahora es acompañar, estar ahí para motivar a los demás y aportar una exigencia moral que es fundamental en cualquier proyecto”, comenta.
Gasol reconoce que el proceso de retirarse y adaptarse a una vida fuera del foco mediático ha sido un reto, pero lo afronta con serenidad. Admite que ha aprendido a aceptar que el cuerpo ya no responde igual que antes, aunque para él la clave sigue siendo la fortaleza mental: “La cabeza siempre manda, pero tienes que saber escucharla y aceptar lo que te dice”. Hoy, Marc Gasol disfruta de una vida más pausada, alejada de la presión del espectáculo deportivo, pero sin perder la esencia que lo caracteriza. Como él mismo dice, su historia no es la de un jugador que extraña el pasado, sino la de alguien que sigue buscando objetivos y valor en lo que hace.
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