La Hacienda alemana castiga más a los trabajadores que a las grandes fortunas: los alemanes puntúan su calidad de vida por debajo de la media europea

A pesar de los elevados impuestos, en comparación con otros países del continente, un estudio recalca que los alemanes no creen que tengan una calidad de vida equivalente a su contribución al Estado

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El sistema tributario de Alemania
El sistema tributario de Alemania castiga más a los trabajadores que a las grandes fortunas. (Montaje Infobae España/Canva)

Alemania es una de las economías más importantes de Europa, pero sus ciudadanos no lo ven tan claro ni están contentos con su posición. Y es que los alemanes creen que, pese a soportar una de las cargas fiscales más elevadas del continente y pagar un porcentaje elevado de impuestos, su calidad de vida no está a la altura de lo que contribuyen al Estado.

Según un análisis de BuchhaltungsButler y DataPulse Research, basado en datos de la OCDE y el Informe Mundial sobre la Felicidad, la presión fiscal recae de manera desproporcionada sobre los trabajadores de ingresos bajos y medios del país, mientras que quienes perciben salarios mayores se benefician de una carga impositiva más moderada en comparación con el resto de Europa.

Noticias del día 05 de agosto del 2025

Cifras clave: presión fiscal y satisfacción vital en Alemania

El análisis detalla que Alemania ostenta la segunda carga fiscal más alta de Europa, con un 47,9% sobre el trabajador promedio. Esta cifra incluye tanto las contribuciones a la Seguridad Social de empleadores y empleados como el impuesto sobre la renta. Sin embargo, la satisfacción de vida de los alemanes, medida en una escala de 0 a 10, se sitúa en 6,75 puntos, lo que coloca al país en el puesto 16 entre 26 naciones europeas evaluadas.

Además, los datos destacan que, a pesar de los elevados impuestos y cotizaciones, los alemanes solo alcanzan la media europea en satisfacción con la vida. Esta contradicción se hace más evidente al comparar a Alemania con los países nórdicos, que, con cargas fiscales similares o incluso superiores, logran puntuaciones de felicidad considerablemente más altas.

Cómo se distribuye la carga entre los diferentes ingresos

Para entender este fenómeno alemán, es importante saber qué es la cuña fiscal. Este indicador mide la diferencia entre el coste laboral total para el empleador y el ingreso neto que recibe el trabajador, después de deducir impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social. En Alemania, la cuña fiscal para un trabajador soltero sin hijos con un ingreso promedio alcanza el 39,8%.

Sin embargo, el análisis marca un gran desequilibrio en la distribución de esta carga impositiva. Los trabajadores con ingresos bajos, que ganan la mitad del salario medio, reciben solo el 59% de su salario bruto como ingreso neto, una proporción inferior a la de casi todos los países de la Unión Europea.

Para los trabajadores con ingresos equivalentes a la media europea, la situación tampoco es favorable: solo perciben el 52% de los costes laborales como salario neto, el segundo peor resultado de Europa, solo superado por Bélgica.

En contraste, quienes perciben ingresos altos, que equivaldría al doble del salario medio, tienen que enfrentarse a una carga fiscal muy parecida a la del resto del continente, lo que los coloca en una posición mucho más beneficiosa respecto al resto de la sociedad alemana. Esta disparidad ha puesto sobre la mesa el debate sobre la equidad del sistema tributario, que, en teoría, busca la igualdad social, pero en la práctica parece aliviar más la carga de quienes tienen más dinero.

Comparación europea: Alemania frente a otros países en impuestos y bienestar

El informe, además, ha hecho una comparativa de la situación alemana con la de otros 29 países europeos, utilizando datos de la OCDE sobre los impuestos en los salarios, y del Informe Mundial sobre la Felicidad 2025 para comparar la relación entre carga fiscal y satisfacción vital.

Alemania se ubica en el cuadrante de “impuestos altos, baja satisfacción vital”, junto a países como España, Francia, Italia, Eslovaquia, Letonia, Hungría y Estonia. En estos países, la elevada presión fiscal no se traduce en una mayor percepción de bienestar entre los ciudadanos. Por el contrario, países como Finlandia, Dinamarca e Islandia demuestran que es posible combinar una alta carga fiscal con altos niveles de satisfacción vital. Finlandia, por ejemplo, lidera el ranking de felicidad con una presión fiscal del 41,9% y una puntuación de 7,74 en satisfacción con la vida.

El análisis también destaca el caso de Suiza, donde una presión fiscal relativamente baja del 22,9% se asocia con un índice de felicidad de 6,9 sobre 10. Estos ejemplos evidencian que la relación entre impuestos y bienestar no es lineal y depende de factores como la estructura tributaria, la eficiencia del gasto público y las preferencias sociales.

Factores detrás de la paradoja: estructura tributaria y servicios públicos

Pero, aunque el estudio se centra en la alta tributación de los salarios, también señala que los impuestos sobre la riqueza, las ganancias de capital y las herencias tienen un peso menor en el sistema alemán en comparación con otros países. Esta situación contribuye a que la carga fiscal recaiga principalmente sobre los ingresos del trabajo, y más en los niveles bajos y medios.

Asimismo, la equidad fiscal, según el informe, no solo depende del nivel de ingresos, sino también de la situación familiar. En Alemania, como en otros países europeos, los empleados casados con hijos suelen beneficiarse de desgravaciones fiscales o prestaciones económicas, lo que reduce su carga fiscal efectiva. De media, la diferencia entre la carga fiscal de empleados solteros sin hijos y la de empleados casados con dos hijos es de 11 puntos porcentuales, aunque en países como Eslovaquia y Polonia esta brecha supera los 20 puntos.

La gente lleva sus bolsas
La gente lleva sus bolsas de la compra en el centro de Hamburgo, Alemania. 25 de enero de 2018. REUTERS/Fabian Bimmer

Propuestas de reforma: alivio para las rentas bajas y más eficiencia en el gasto público

El doctor Druyen, investigador de patrimonio consultado por los autores del estudio, sostiene que “una solución eficaz no requiere una reforma radical del sistema tributario, sino más bien una transformación inteligente y específica”, afirmó el experto.

Entre las recomendaciones de Druyen está el alivio estructural para los ingresos bajos, mediante el aumento de las desgravaciones fiscales, la reducción del tipo impositivo inicial y la disminución de las contribuciones a la Seguridad Social. Además, aboga por un incremento en la eficiencia del gasto público, y da importancia a que la aceptación de impuestos elevados depende de que los ciudadanos perciban el rendimiento como significativo, visible y justo.

El experto también propone una reforma de la estructura tributaria, con un aumento de los impuestos sobre la riqueza, las ganancias de capital y las herencias, con el objetivo de aliviar la carga de la clase media sin poner en peligro los ingresos fiscales ni las perspectivas empresariales. Asimismo, destaca la importancia de fortalecer áreas como la educación, la atención, las infraestructuras y la digitalización, financiándolas de forma transparente.

Druyen enfatiza en la necesidad de una nueva cultura de transparencia y participación, en la que los ciudadanos puedan entender el destino de sus impuestos y participar en la toma de decisiones, por ejemplo, a través de plataformas de presupuesto digital o procesos de presupuesto participativo. “La confianza solo se desarrolla cuando un Estado no solo recibe, sino que también da e invita visiblemente. Solo así puede tener éxito un sistema tributario moderno y sostenible: justo, transparente y eficaz”, concluyó el experto.