El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está tranquilo a pesar de las continuas informaciones sobre el caso Koldo, la presunta trama del cobro de comisiones en la compra de mascarillas al inicio de la pandemia, por la que el exministro de Transportes y exnúmero tres del PSOE, José Luis Ábalos, está imputado por varios delitos, entre ellos tráfico de influencias y organización criminal.
Aunque la causa judicial está en la fase de instrucción, el líder socialista consideró que ya ha asumido las responsabilidades políticas pertinentes al adoptar medidas contra Ábalos, “esa persona” condenada al ostracismo por el partido de la rosa. Y, pese al goteo de acusaciones e informaciones que vinculan al considerado comisionista, el empresario Víctor de Aldama, con miembros del Gobierno, el líder del Ejecutivo defendió que no existen pruebas que las corroboren.
En una conversación informal con corresponsales políticos, Pedro Sánchez subrayó la falta de evidencias aportadas por Aldama, más allá de que la agenda del exasesor de Ábalos, Koldo García, quien supuestamente habría cobrado por mediar en las adjudicaciones del Ministerio de Transportes, recoge citas de Aldama con jefes de gabinete de varios ministerios.
El presidente del Gobierno no solo entiende que la carga de la prueba debe recaer sobre el acusador, pues echa por tierra las afirmaciones vertidas contra el propio Sánchez, varios miembros del Ejecutivo y dirigentes del PSOE. En esta línea, criticó las últimas revelaciones del comisionista, en las que aseguraba tener más papeles contra dirigentes socialistas, y los siete contratos de obra pública que supuestamente fueron preadjudiados por el José Luis Ábalos a cambio de comisiones. Para Sánchez, “eso y la nada es lo mismo”, sostuvo.
El actual ministro de Transportes, Óscar Puente, ya negó la veracidad de las acusaciones y, aportando una serie de copias de documentos, señaló varias conclusiones “claras”: “Dos de las 7 obras se corresponden con un periodo anterior a José Luis Ábalos. Dos se corresponden con un periodo posterior a José Luis Ábalos como ministro. Dos jamás se llegaron a licitar”, aseveró en un hilo en la red social X.
Primer gran caso de corrupción que acecha al Gobierno
En cuanto a Ábalos, que declarará el próximo 12 de diciembre de manera voluntaria ante el Tribunal Supremo –lo hará antes que el empresario Víctor de Aldama y Koldo García, citados como investigados para los próximos días 16 y 17 respectivamente–, Sánchez da por amortizado el escándalo sobre su imputación, siendo el primer gran caso de corrupción que salpica al Gobierno.
Sánchez llegó en 2018 a la Moncloa a lomos de la lucha contra la corrupción, después de que prosperara la moción de censura contra Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel, en la que quedó probado que el PP se había beneficiado a título lucrativo de dicha trama de corrupción desde 1989. Por tanto, este caso desafía una de las principales banderas de los socialistas, poniendo a prueba además hasta dónde escala la responsabilidad en el seno de sus formaciones.
Para restar importancia a esta causa, este caso de corrupción –en sus palabras– contrasta con las distintas causas judiciales, aún pendientes de resolverse, que involucran al PP. Además, se escudó en que el 30% de los gobiernos en las democracias europeas –según sus datos– cuenta con un partido que “sufre” un caso de corrupción.
Si bien, reivindicó sus decisiones para atajar esta crisis y el acierto para hacerlo a la hora de adoptarlas a pesar de las críticas. En este sentido, recordó que el PSOE señaló a Ábalos la puerta de salida apenas cinco días después de que estallara el caso Koldo, que al principio solo implicaba al exasesor del exministro. Ante la negativa del exdirigente socialista a dejar su acta, Ferraz le suspendió cautelarmente de militancia y abrió la vía a expulsarlo del partido.
Meses después, cuando el último informe de la UCO puso a José Luis Ábalos en el centro del caso Koldo, Moncloa le dejó caer al depositar todas las responsabilidades en el exdirigente socialista e insiste en delimitar la causa al exdirigente socialista. No obstante, los interrogantes que arrojan las pesquisas sobre el caso Koldo dejan preguntas sin resolver, además de estar en duda hasta dónde llega el desconocimiento de los miembros del Gobierno sobre la trama.
Y es que, la UCO cuestionó el relato defendido por el presidente del Gobierno sobre la polémica reunión en enero de 2020 entre el exministro socialista y la número dos de Maduro, Delcy Rodríguez, sobre quien pesa una prohibición de pisar suelo europeo. Tampoco está claro el motivo del cese fulminante como ministro de José Luis Ábalos, en julio de 2021, después de que Moncloa alegara que el líder del Ejecutivo fue engañado por el extitular de Transportes con motivo de dicha reunión “informal”. Después de esa decisión, contra todo pronóstico, Ábalos volvió a ser incluido en las listas para las elecciones generales del 23-J y revalidó su escaño.
Ahora, Ábalos no tiene a “nadie” y, a las puertas de su declaración ante el Supremo, el presidente del Gobierno diluye la causa para rebajar la presión sobre un caso con consecuencias políticas y judiciales aún por determinar.