En un marco de ajuste generalizado en las cuentas públicas y “motosierra profunda”, las transferencias automáticas del Gobierno Nacional hacia las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cerraron el 2024 con un total de $42,1 billones. Este monto, que incluye conceptos como la coparticipación federal, leyes especiales y compensaciones, representa un aumento nominal del 194% respecto al año anterior.
Sin embargo, al considerar el impacto del proceso inflacionario del período, que en promedio ascendió a 220%, se observa una caída real del 10%, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
Puntualmente en diciembre, el Ejecutivo envió a las jurisdicciones $4.245.000 millones frente a los $1.928.000 millones transferidos en el mismo mes de 2023. Es decir, un 120% más en términos nominales, pero descontando la inflación, se traduciría en una suba real del 1%.
Es en este contexto que todas las provincias hicieron ajustes presupuestarios y cerraron el primer semestre de 2024 con superávit primario. A excepción de la Ciudad de Buenos Aires, las jurisdicciones mostraron una variación positiva interanual del gasto primario nominal, aunque en términos reales se evidenció una caída.
En tanto, la coparticipación, que excluye leyes complementarias y compensaciones, mostró un mejor desempeño que meses anteriores, con un aumento real del 7% en diciembre. Este resultado estuvo impulsado por la recaudación del Impuesto a las Ganancias y el IVA.
En el último mes de 2024, Ganancias tuvo un incremento real del 13% interanual, mientras que el IVA logró revertir caídas previas con una suba del 2,6% real. Pese a estos números positivos al cierre del año, en el acumulado anual, la recaudación real conjunta de ambos impuestos mostró una caída del 9 por ciento.
Desigualdades entre provincias
El impacto de las transferencias automáticas no fue homogéneo en todo el país. En términos reales, la mayoría de las provincias recibió en diciembre montos superiores al año anterior. Santa Cruz encabezó los incrementos con una suba del 8% real, mientras que Buenos Aires fue la única jurisdicción en registrar un descenso, con una caída del 6,5%.
Sobre esta última jurisdicción, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, aseguró recientemente: “Pareciera que tanto el gobierno nacional como la oposición quieren quebrar las arcas de la Provincia de Buenos Aires”. El funcionario ya había apuntado contra Javier Milei: “Tiene particular saña en fundir a la provincia de Buenos Aires”. No obstante, afirmó: “En la Provincia de Buenos Aires no habrá ajuste a pesar de los recortes del gobierno nacional”.
Por otro lado, al considerar el acumulado de transferencias automáticas en los últimos nueve años, 2024 se ubicó en el octavo puesto en términos reales, de acuerdo con proyecciones basadas en una inflación promedio mensual del 2,8% en diciembre. Este contexto refuerza la pérdida de capacidad adquisitiva de los recursos transferidos y la creciente dificultad de las provincias para cubrir sus compromisos.
La caída real en los montos transferidos, junto con la presión inflacionaria y la recesión económica, agravó los problemas fiscales en varias jurisdicciones. Muchas redujeron sus niveles de inversión pública y destinaron los recursos disponibles hacia gastos corrientes, priorizando el pago de salarios y prestaciones sociales.
Las provincias en donde se vieron los mayores ajustes son aquellas en las que la mayor proporción del gasto se destinaba a obra pública, debido a que el gasto de capital es discrecional y, por lo tanto, hay una mayor flexibilidad y margen de maniobra.
Para las provincias con mayor grado de autonomía fiscal, como Córdoba o Santa Fe, el impacto de la caída real fue amortiguado por ingresos propios, derivados de impuestos locales como Ingresos Brutos. En cambio, provincias más dependientes del régimen de coparticipación, como Formosa o Chaco, enfrentaron mayores desafíos para mantener el equilibrio fiscal.
Para 2025, Milei adelantó en diálogo con Forbes: “Ahora se viene la motosierra profunda. Hicimos un primer gran recorte y ahora vamos a las cosas más profundas, que no es solo desregular y quitar estas trabas, sino que implica una nueva reforma al Estado para achicarlo más todavía”.
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