
Aunque fueron bien recibidas por el mercado en términos de brecha cambiaria y precio de los activos argentinos, el paquete de anuncios del ministro de Economía, Luis Caputo, especialmente la devaluación de 54% implementada ayer, dispararon los precios y también las expectativas inflacionarias. Un informe del influyente banco norteamericano JP Morgan publicado para sus clientes apenas realizados los anuncios y que se viralizó en las últimas horas encendió todas las alarmas al pronosticar una inflación de 60% acumulada para los meses de diciembre y enero.
“Las medidas anunciadas hoy parecen alinearse con la hipótesis de base que establecimos para diciembre y el primer trimestre de 2024. Se espera que la inflación general se acelere, acumulando algo más del 60 % en diciembre y enero. Sin embargo, si se ejecuta correctamente, debería empezar a desacelerarse en el segundo trimestre”, escribieron los analistas de la entidad. El título del informe del banco más grande de EEUU fue “Se presentó el paquete urgente: primer conjunto de medidas económicas de Milei”. En el texto también pronostica una contracción de la actividad económica, que prevé de 3% con riesgo una caída mayor para el próximo año.
Ante la fuerte repercusión, la entidad publicó un segundo informe más tarde en el que precisó que, para diciembre, la expectativa de inflación se ubica en 25% sin mencionar la pauta de enero. Esas proyecciones se encuentran en línea con advertencias de otras entidades de Wall Steet, que pusieron el foco en el impacto de las medidas de ajuste. “Siempre está más oscuro antes del amenecer”, fue en este caso el mensaje central.
A ninguna de ellas se le escapa de la foto el duro trance que implicará para la economía Argentina la implementación del combo de medidas de “pura ortodoxia fiscal”, tal como venía anticipando Caputo antes de asumir en gestiones privadas. De hecho, desde el título de su último reporte, el banco suizo UBS anticipó “dólar en el corto plazo” aunque puso también de relieve las mejoras que se podrían obtener en el largo plazo.
Según la entidad, el equipo económico avanzó rápidamente en un ambicioso paquete de medidas de fiscal y una fuerte devaluación de la moneda, entre otras medidas que “si se aplican correctamente, exacerbarán las presiones inflacionistas y recesivas a corto plazo a corto plazo, pero reducirán los desequilibrios macroeconómicos de Argentina y sentarán las bases para resultados económicos mucho mejores en el futuro”.
A pesar de esa mirada positiva, el banco advirtió a sus clientes que los bonos argentinos en dólares pueden seguir subiendo aunque consideró que sigue mandando la cautela y la selectividad.
Es que, si bien la primera reacción del mercado a la corrección cambiaria fue positiva, permitiendo al Banco Central comprar reservas, achicar a menos de 30% la brecha cambiaria y bajar el riesgo país, lo cierto es que el plan recién arranca y no está exento de tropezones en la medida que las consecuencias se impongan cada vez con mayor fuerza.
En esa línea, desde el Bank of America también apuntaron a la eventual inestabilidad si bien en términos generales plantearon una visión moderadamente positiva de cara a los cambios económicos. La entidad envió a principios de diciembre a dos emisarios para evaluar in situ el contexto en el que el Gobierno deberá -o al menos intentará- avanzar con las reformas.
“La incertidumbre sigue siendo alta en medio de una dura herencia económica y de transición, incluido un reciente repunte de la inflación. Pero encontramos algunos resquicios de esperanza que nos hacen ser marginalmente más constructivos tras el viaje. Entre ellas, la moderación y el pragmatismo mostrado por el gobierno entrante, el margen para acuerdos en el Congreso y la mejora esperada de las cuentas fiscales”, sintetizó el banco norteamericano.

En ese sentido, los anuncios de Caputo no decepcionaron, más allá de su viabilidad. En rigor, de los 5 puntos del PBI de ajuste fiscal que se presentó, la expectativa es que el Gobierno se acerque a 3%, es decir, al equilibrio primario. Eso ya sería considerado una gran mejora.
Pero el camino está plagado de escollos. El principal de ellos, los riesgos de una aceleración inflacionaria, es decir, la hiperinflación que se busca evitar. Las proyecciones en esa materia son lapidarias: además de la última estimación de JP Morgan, Goldman Sachs fue tal vez el banco que emitió el informe más duro.
“En general, tras el anuncio de una devaluación del 54% del tipo de cambio oficial y un dato de inflación intermensual del 12,8% en noviembre, por encima de lo esperado, esperamos que las expectativas de inflación sigan subiendo en diciembre y en el segundo trimestre se mantengan sin anclaje. Los responsables de diseñar las políticas navegan por aguas traicioneras y la implementación será fundamental para equilibrar la economía”, sostuvo Sergio Armella, vicepresidente para América latina de la entidad.
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