Pese a los refuerzos, la caída real de los salarios arrastra también a las jubilaciones

El aumento anual de los haberes quedará a diciembre más de 20 puntos por debajo de la inflación. Los bonos otorgados a quienes perciben la mínima recomponen parcialmente ya que no se computan para el próximo ajuste por movilidad.

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Los jubilados peribirán un aumento de 15,62% el mes próximo con un refuerzo de $10.000 para la mínima (Nicolás Stulberg)
Los jubilados peribirán un aumento de 15,62% el mes próximo con un refuerzo de $10.000 para la mínima (Nicolás Stulberg)

El Gobierno anunció ayer el último aumento de jubilaciones del año, de 15,62%, de acuerdo a lo establecido por la fórmula de movilidad. Los haberes acumularán así en todo el año una suba de 72,5%, lo que los dejará con una pérdida mayor a 20 puntos respecto de la inflación esperada a diciembre, cuyo piso es de 95 por ciento. Así, quienes perciben la jubilación mínima pasarán de cobrar $43.353 a $50.125, lo que resulta un incremento a todas luces insuficiente. De ahí que, al igual que en los anteriores ajustes trimestrales por movilidad, el ministro de Economía, Sergio Massa, y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, dispusieron el pago de un bono adicional, en esta oportunidad de $10.000. Lo mismo venía ocurriendo durante el trimestre anterior cuando, ante la insuficiencia del aumento respecto del avance de los precios, se implementó un bono de $7.000. En ambos casos, si bien esos refuerzos complementan los ingresos de los pasivos para amortiguar la pérdida de poder adquisitivo, no se integran a la composición del haber, con lo cual no computan en la base del cálculo para el siguiente aumento jubilatorio según la ley de movilidad, Es decir, cuando en febrero próximo se anuncie la nueva suba, el porcentaje determinado por la fórmula, en el caso de la jubilación mínima, se aplicará sobre los $50.135 que quedaron determinados ayer, sin el bono. Previsiblemente, la cifra final arrojará un atraso igual o mayor al actual con lo cual las jubilaciones quedan condenadas al otorgamiento de refuerzos y bonos excepcionales, hoy convertidos en norma, que dispone unilateralmente el Gobierno nacional.

Eso es válido para los haberes mínimos. Para el resto de las jubilaciones, la constante del año ha sido una fuerte caída en términos reales. Detrás de esa pérdida de poder adquisitivo, se encuentra no sólo la intensa suba de la inflación sino, sobre todo, el retroceso de los salarios. Dicho en otros términos, la acelerada carrera contra la inflación que los salarios vienen perdiendo por varios puntos este año arrastra también a las jubilaciones.

Es la consecuencia de la composición de la fórmula de movilidad, que sólo incorpora la inflación a través del avance promedio de los sueldos de la economía. La fórmula se compone 50% en el nivel de recaudación de la Anses, en la que impacta el nivel de empleo y nivel salarial, y 50% por el avance del RIPTE, el indicador del Ministerio de Trabajo que mide mensualmente la evolución de los ingresos de los asalariados registrados. Es decir, el empleo formal. El indicador que arroja la fórmula se aplica, además, en función de lo ocurrido en el trimestre anterior. De esta manera, el aumento que acaba de oficializar el Gobierno, corresponde a la evolución de salarios y recaudación por seguridad social entre julio y septiembre último.

El ministro de Economía, Sergio Massa, y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, compartieron el anuncio de suba de jubilaciones.
El ministro de Economía, Sergio Massa, y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, compartieron el anuncio de suba de jubilaciones.

En dicho período, las condiciones no podrían haber sido más desfavorables: julio marcó el pico inflacionario del año, con 7,4% de avance de los precios al consumidor, mientras que agosto marcó el mínimo del trimestre respecto al avance de los sueldos formales. El combo resultó letal: mientras en el trimestre la inflación acumulada fue de 22%, el avance de los salarios medidos por el RIPTE fue de apenas 17%, es decir, 5 puntos por debajo. Esa brecha es la que hoy impacta de manera decisiva en las jubilaciones. Como paliativo, el desfase trimestral que hoy juega en contra del poder adquisitivo de los jubilados, podría revertirse durante el primer trimestre del año, siempre y cuando los salarios logren en los últimos tres meses de 2022 recuperar algo de terreno frente a una inflación que el Gobierno espera “se estacione” en 6% mensual para empezar a descender. El objetivo no parece sencillo.

Por lo pronto, la contracara de la caída real de los haberes jubilatorios redunda en un ahorro fiscal no menor para las cuentas del Tesoro. Massa lo negó en las últimas horas: “Si estuviera haciendo un ajuste, no habría un bono a jubilados”, dijo. Pero hay otra forma de mirarlo: “Precisamente como está aplicando un ajuste con la fórmula de movilidad, es necesario otorgar un bono”, opinó el ex director de la Anses durante la gestión, Alejandro Chiti.