Joseph Stiglitz, premio Nóbel de Economía y mentor académico de Martín Guzmán, afirmó que el acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para restructurar el crédito stand by por USD 44 mil millones “no es ideal” pero destacó que ambas partes comprendieron “los peligros de caer en el abismo”, en clara referencia a un posible default que podría haber amenazado la estabilidad del sistema financiero internacional.
“El acuerdo de la semana pasada entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar un préstamo récord de 2018 sacó al país y al mundo del borde del incumplimiento, lo que podría haber amenazado la estabilidad del sistema financiero internacional. Como con cualquier acuerdo negociado, no era ideal. Pero ambas partes entendieron claramente los peligros de caer en el abismo de lo desconocido”, aseguró Stiglitz.
En un artículo publicado en el portal Foreign Policy, el economista destacó que lo más importante, es que “el FMI no insistió, como suele hacer, en la austeridad” y añadió que, “en cambio, el acuerdo brinda a Argentina espacio para continuar con su recuperación económica”.
Cabe recordar que el economista se refirió recientemente al rebote de la actividad económica cercana al 10% del PIB como “milagro argentino”, algo por lo que luego se retractó ante las críticas recibidas de economistas académicos y profesionales. Se trató de un artículo en el que habló del “milagro argentino” del Covid y elogió calurosamente la política económica del gobierno de Alberto Fernández.
En tanto, en su artículo Stiglitz dijo que lo que hace que el acuerdo entre Argentina y el FMI sea tan importante es que “puede sentar un precedente para hacer frente a la reestructuración de la deuda y las crisis financieras que podrían surgir tras la pandemia”.
En ese sentido, afirmó que los niveles de deuda han aumentado en todo el mundo, al tiempo que remarcó que los países de altos ingresos como Estados Unidos pueden manejarlos, pero muchos países en desarrollo y mercados emergentes estarán “estresados hasta el límite”.
“El acuerdo argentino les da la esperanza de que pueden recurrir al FMI sin que el Fondo imponga una austeridad perjudicial y otras condiciones contraproducentes. Esperemos que ese sea el caso”, analizó.
En otro orden, afirmó que el Gobierno enfrenta una enorme carga de deuda, así como otras restricciones heredadas del acuerdo con el FMI de 2018 realizado por el gobierno anterior.
“También está lidiando con el flagelo del COVID-19. Pero el país logró una tasa de crecimiento cercana al 10 por ciento el año pasado, cuando los economistas habían pronosticado una recuperación mucho más tibia. Con una economía en crecimiento, Argentina logró reducir su déficit presupuestario primario en un 3,5 por ciento del PIB en 2021. Al ingresar a las negociaciones con el FMI, Argentina simplemente quería tener la capacidad de continuar con su recuperación, sin las condiciones perjudiciales que tan a menudo se han incluido en los programas anteriores del FMI”, opinó.
El acuerdo argentino les da la esperanza de que pueden recurrir al FMI sin que el Fondo imponga una austeridad perjudicial y otras condiciones contraproducentes. Esperemos que ese sea el caso
Según Stiglitz, la mayoría de los economistas reconocen la importancia de que los gobiernos brinden apoyo fiscal a las economías que hoy se están desacelerando en medio de la pandemia y sus impactos económicos y de salud.
“Eso es lo que han hecho las administraciones de (Donald) Trump y (Joseph) Biden en Estados Unidos. Eso es todo lo que la Argentina había estado pidiendo, dentro de los límites de sus propios recursos. Argentina no estaba pidiendo una nueva entrada de fondos; el gobierno solo necesitaba evitar condiciones que ahogarían la recuperación económica o dañarían a los pobres y trabajadores”, insistió.
En tanto, apuntó con el organismo internacional de crédito al afirmar: “La ironía aquí es que la misión principal del FMI es proporcionar préstamos en moneda fuerte a los países que enfrentan problemas de balanza de pagos. Pero los gigantescos pagos de la deuda al FMI se han convertido en el principal riesgo para la balanza de pagos de Argentina”.
Argentina no estaba pidiendo una nueva entrada de fondos; el gobierno solo necesitaba evitar condiciones que ahogarían la recuperación económica o dañarían a los pobres y trabajadores
Asimismo, el Nóbel de Economía dijo que los peligros de que se imponga la “austeridad” en el acuerdo con el FMI son especialmente grandes.
“Dadas las circunstancias de Argentina, y la probabilidad de que aumenten las tasas de interés internacionales, era probable que hubiera poco en términos de flujos de capital o inversión extranjera. La idea de que recortar el gasto público restauraría mágicamente la confianza, lo que generaría una afluencia de dinero y compensaría la pérdida de apoyo fiscal es pura fantasía”, aseguró.
Por último, se refirió a la alta inflación que hay en el país y cuestionó qué pasaría si el gobierno pusiera la reducción de la inflación, en lugar del crecimiento y la reducción de la pobreza, en el centro de su agenda.
“Es casi seguro que el crecimiento y el empleo habrían sido mucho menores y la pobreza mucho mayor. Ninguno de los críticos de las políticas argentinas ha presentado una agenda económica creíble, dado el desorden que heredó el gobierno y las realidades del COVID-19, por la cual habría habido una mayor reducción de la inflación sin efectos adversos sobre la pobreza y el crecimiento. El gobierno de Macri demostró que se podía hacer mucho peor: lograr una alta inflación incluso con un crecimiento negativo y aumentos masivos de la pobreza”, concluyó.
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