Cuánto oro tiene el Banco Central, para qué sirve y qué riesgos puede generar utilizarlo

Hay casi 2 millones de onzas en las arcas de la autoridad monetaria. El metal se puede usar para intervenir en el dólar y el mercado no se daría cuenta de la estrategia

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El BCRA cuenta con 1.98 millón de onzas troy de oro, que al 31 de julio estaban valuadas en USD 3.910 millones
El BCRA cuenta con 1.98 millón de onzas troy de oro, que al 31 de julio estaban valuadas en USD 3.910 millones

En momentos en los que ante la constante demanda de dólares por parte de ahorristas, importadores y empresas que cancelan deuda en moneda extranjera el Banco Central (BCRA) se ve obligado a vender reservas para conducir el avance del mercado cambiario, la mirada de operadores y analistas se posa sobre las tenencias de la entidad conducida por Miguel Pesce, para estimar qué margen tiene para resistir el embate. Dentro de las reservas, un concepto que creció en importancia este año por la suba de su precio es el oro físico en manos de la autoridad monetaria. Se trata de tenencias de un metal que es extremadamente “líquido” -en la jerga, fácil de transformar en dinero en efectivo- y que forma parte de la munición para intervenir en el mercado cambiario.

El BCRA cuenta con 1.98 millón de onzas troy de oro, que al 31 de julio estaban valuadas en USD 3.910 millones, según el último dato publicado por la entidad en sus informes según las normas NEDD del FMI (normas estandarizadas de difusión de datos).

Detrás de estas tenencias está la relativa buena salud que mostró el nivel de reservas en los últimos meses, a pesar de las ventas de divisas que debió hacer la entidad en el mercado de cambios. El oro subió un 30% en el el mercado internacional en lo que va del año, por lo que lo que la entidad perdía a través de sus ventas diarias de dólares lo compensaba en parte por el aumento de valor del que gozaba esa parte de las reservas.

En muchos análisis, el oro se resta de las reservas líquidas del Central porque se asume que tiene poca utilidad a la hora de respaldar las operaciones en el mercado cambiario y como respaldo de los pasivos del banco. Pero tanto desde la administración actual, como entre los empleados de línea de la entidad y funcionarios que en administraciones pasadas tuvieron responsabilidad sobre el Tesoro de la autoridad monetaria señalan que su uso es igual de sencillo que el de un dólar.

Según tres personas que tienen o tuvieron en el pasado responsabilidad sobre esas operaciones, para utilizar las reservas de oro como las tenencias de moneda extranjera hace falta un procedimiento muy sencillo. Alcanza con vender a cambio de dinero en efectivo o, más fácil aún, tomar un préstamo en dólares con oro como garantía, lo que en la jerga se conoce como un swap. La operación tiene como costo una tasa, pero ese costo es bajo y la practicidad de la operación la hacen la opción favorita a la hora de utilizar el metal.

Con todo, existe sí algún límite temporal de acuerdo a dónde se encuentra el oro físico. La mayor parte de las 1,98 millón de onzas están en el país, en el Tesoro del Banco Central. El resto, mientras tanto, están en Londres y en Basilea.

La entidad contaba al cierre de agosto con algo más de USD 7.800 millones disponibles para intervenir. Es, sin dudas, una caída abrupta respecto de los USD 14.700 millones líquidos heredados en el cambio de Gobierno y muy lejos de los USD 27.900 millones de diciembre de 2017

El oro ubicado fuera del país, explicó uno de los ex responsables del tema a Infobae, es el más fácil de usar para un swap y transformar en dinero. El que está ubicado en Buenos Aires, mientras tanto, puede tomar un par de días antes de ser utilizados.

“El que está en Londres se puede utilizar en un minuto, el de Buenos Aires -que es oro de buena entrega- se puede usar en tres días”, dijo esa fuente, que pidió no ser nombrada.

Otra fuente que tuvo responsabilidad sobre las reservas de la autoridad monetaria en administraciones pasadas abundó sobre la ubicación de las tenencias físicas de oro. Alrededor de unos USD 700 millones están resguardados en el Tesoro del banco, en la calle Reconquista. El resto, distribuido en Basilea y Londres.

infobae

“Es más líquido el metal que está en el exterior, porque en caso de que se use como colateral para un préstamo es más difícil ejecutarlo si está en Buenos Aires que si está resguardado en un banco europeo. Llegado el caso, la ejecución ahí es un trámite muy sencillo”, comentó.

Fuentes de la administración actual del Banco Central corroboraron estos comentarios, reforzando que las tenencias de metal de la entidad son tan líquidos como cualquier otra tenencia. En las reservas de la entidad -además de dólares- hay oro, derechos especiales de giro (DEG), yuanes del swap de monedas con el Banco Popular de China y otras tenencias que, aseguran, se activan inmediatamente en caso de ser necesario.

Sólo en un momento de la historia reciente esas reservas líquidas llegaron a ser negativas: al cierre de 2015, durante la transición entre el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner y la presidencia de Mauricio Macri.

En el pasado, tanto el oro como los DEG fueron utilizados para intervenir en el mercado cambiario. También, si se quiere, dinero que es considerado encaje de depósitos en dólares en bancos se volcó a la plaza en algunas ocasiones. Aunque visto como poco menos que intangible, en realidad históricamente el Tesoro del BCRA establece límites de seguridad para cubrir posibles salidas de depósitos. Y son límites altos, dado que en la Argentina ese riesgo es mayor que en otros países. Pero en la mesa del Central, históricamente, hablan de reservas disponibles en lugar de reservas netas. Y, explican distintos ex funcionarios que operaron a lo largo del tiempo en la calle Reconquista, que dentro de las tenencias disponibles tienen un margen de acción mucho mayor del que se cree.

Así por ejemplo lo considera Hernán Lacunza, quien fue el último ministro de Economía del Gobierno de Cambiemos pero, mucho antes, trabajó como gerente general del Banco Central durante la gestión de Martín Redrado al frente de la entidad."El oro es muy líquido, tiene mercado internacional y allí se cambia por divisas, en definitiva forma parte de las reservas líquidas", dijo Lacunza a Infobae.

El riesgo, claro, es que recurrir a tenencias como el oro puede ser contraproducente en términos de confianza.

“Intervenir es en si mismo algo temporal. Si estas peleando con un stock contra un flujo y las causas del flujo no cambian, es pan para hoy y hambre para mañana”, se sumó Gabriel Caamaño de consultora Ledesma.

“No todos los instrumentos son iguales, algunos tienen más contraindicaciones que otros. El tema es que cuando empezás a usar el oro o los bonos, muchos pueden pensar que ya te quedaste sin otros activos más líquidos y da la sensación que estás gastando las últimas balas”, dijo el economista.

Pero incluso los operadores del Central tienen herramientas para limitar la visibilidad de sus manejos, de manera tal que el hecho de tener que recurrir al oro no despierte temores entre analistas y operadores. Si, por ejemplo, la mesa de operaciones toma un swap a cambio de sus tenencias de oro, en el balance no se variación alguna en cuanto a las tenencias del metal. Sólo aparece del lado de los pasivos el préstamo contraído.

En ese punto, entonces, las reservas líquidas o disponibles con las que cuenta el Banco Central en la actualidad están en un nivel sin dudas preocupante. En base a datos de Consultora Ledesma que sigue la publicación del informe NEDD de reservas, la entidad contaba al cierre de agosto con algo más de USD 7.800 millones disponibles para intervenir. Es, sin dudas, una caída abrupta respecto de los USD 14.700 millones líquidos heredados en el cambio de Gobierno y muy lejos de los USD 27.900 millones de diciembre de 2017, antes de la crisis de balanza de pagos que empujó a la economía a una recesión de la que todavía no logra salir.

Sólo en un momento de la historia reciente esas reservas líquidas llegaron a ser negativas: al cierre de 2015, durante la transición entre el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner y la presidencia de Mauricio Macri.

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