Golpe a las barras: atraparon a un violento de Chicago acusado de un crimen y a otro de Aldosivi por quemar los autos de los jugadores

Maximiliano Reyes Pineda llevaba un año y medio prófugo, investigado por un asesinato. Lucas Sosa, en tanto, está señalado como uno de los dos responsables del ataque a los vehículos de los futbolistas del Tiburón

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Reyes, al momento de su
Reyes, al momento de su detención. También estaba prófugo por otra causa desde 2012

En un año de muchísima violencia interna en las barras del fútbol argentino con el Mundial en la cabeza, porque quien gane la tribuna antes de octubre será el beneficiario del viaje a Qatar, hubo esta tarde dos golpes duros para los delincuentes de las tribunas: uno de los barras más temidos de Nueva Chicago cayó tras un año y medio prófugo, acusado de un crimen en la interna de la barra. Y también fue detenido uno de los barras de Aldosivi, acusado de incendiar los autos de los jugadores del club tras la derrota frente a Godoy Cruz de Mendoza. Un buen síntoma en un momento en que recrudeció la guerra en las tribunas.

El primero de los casos lo contó Infobae en exclusiva en enero del año pasado. El 6 de enero de 2021 en la villa Las Antenas de Lomas del Mirador, hogar de una de las facciones de la barra de Nueva Chicago, era asesinado Hernán Pedrozo Godoy, de apenas 18 años. Si bien todos pertenecían al mismo bando (los otros grupos que reinan en la popular del club de Mataderos son los del barrio Los Perales que está detrás de la cancha y el de Ciudad Oculta), por negocios que tenían que ver con la cancha, pero también de otra índole, se habían dividido y enfrentado en dos episodios a balazos. En el último, cayó muerto Pedrozo Godoy y todos apuntaron como culpable al Negro Maxi, quien ya había sido investigado años atrás por un doble homicidio en la interna de la barra.

Aquella vez decidió irse a Tucumán hasta que se aclare todo. Esta vez estaba escondido más cerca: lo detuvieron en Lomas de Zamora manejando una flamante Chevrolet Tracker, con un arma calibre 40 milímetros con el cargador lleno de balas, tres teléfonos celulares y documentación falsa a nombre de otra persona, para intentar que no salgan sus antecedentes en los controles policiales. Ahora, Maximiliano Reyes Pineda, 34 años, el terror de la tribuna de Chicago, quedó detenido y no sólo por el homicidio del adolescente, sino que también tenía otro pedido de captura activo por homicidio agravado de 2012. Sí, diez años parándose en el paravalancha aunque supuestamente era prófugo de la Justicia. Increíble.

A Reyes le encontraron un
A Reyes le encontraron un arma calibre 40 milímetros con el cargador lleno de balas, tres teléfonos celulares y documentación falsa a nombre de otra persona

El otro caso es mucho más reciente y tiene que ver con el escándalo por la quema de autos de los futbolistas de Aldosivi, que generó estupor en toda la sociedad y promovió una medida en todas las categorías del fútbol argentino para decirle basta a la violencia. Tras dos semanas de investigaciones, la Justicia ubicó como responsables de lo sucedido a dos barras del equipo del Tiburón y ayer lograron dar con uno de ellos: Lucas Sosa.

Según la investigación, sería de una facción enfrentada a Luis Coman, el líder histórico de La Pesada del Puerto, tal como se hace llamar la barra del equipo de Mar del Plata. De hecho, en los barrios más pesados de La Feliz se habla de que la propia facción oficial habría aportado datos para que el caso no quedara impune, lo que generó una tensión tal que la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) decidió que el partido de este próximo sábado se juegue a puertas cerradas por temor a que haya una guerra en la tribuna del Mundialista.

Sosa es apuntado como uno
Sosa es apuntado como uno de los responsables de la quema de automóviles

En una nota exclusiva con Infobae tras el vandálico hecho, Coman había admitido que “nosotros no tuvimos nada que ver. Fueron unos pibitos de entre 16 y 20 años que los maneja uno que está en la cárcel, que investiguen bien. Mirá, nosotros íbamos a ir a hablar con los jugadores, no te lo niego, porque no puede ser esto. Pero íbamos a ir el jueves y siempre con el permiso del club. Nosotros les hablamos bien, les planteamos nuestras dudas. Y cuando tenemos que putear, puteamos. Pero nada más. Y además cuando insultamos lo hacemos desde el alambrado para que nadie se confunda”.

Lo cierto es que la Justicia tomó esta misma hipótesis y ya detuvo a uno de los apuntados en su momento, que derivó en un enfrentamiento a balazos dos días después cuando supuestamente miembros de la barra oficial fueron a hacer justicia por mano propia contra la disidente. La historia está lejos de terminar pero que la Justicia actúe, y rápido como en este caso, es un aliciente para desactivar tanta violencia y poder alguna vez tener un fútbol en paz.

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