Sampaoli cambia: por qué pasó del "protagonismo desmedido" al doble cinco para jugar con Islandia

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Jorge Sampaoli apostó por un doble cinco con Mascherano y Biglia para enfrentar a Islandia (Reuters)
Jorge Sampaoli apostó por un doble cinco con Mascherano y Biglia para enfrentar a Islandia (Reuters)

Muchas veces ampuloso en su discurso, Jorge Sampaoli suele decir que quiere darle forma a una Selección Argentina que tenga "un protagonismo desmedido". Siempre proclamó un fútbol ofensivo el técnico que vive como un sueño el desafío de buscar la tercera Copa del Mundo para la Selección. ¿Cómo pasó, entonces, de tener ese discurso tan ambicioso a planificar el debut de Argentina en Rusia 2018, ante una debutante en Mundiales como Islandia, con un doble cinco conformado por Javier Mascherano y Lucas Biglia? El 2–3-3-2 del que supo hablar el técnico tiene que ver más con la postura que adoptará el equipo cuando ataque que con lo que será en realidad el resto del partido.

La metamorfosis de Sampaoli tiene una explicación. Cinco explicaciones, en realidad:

1) El entrenador entiende que, al poner de lateral derecho a un Eduardo Salvio que supo arrancar su carrera como delantero, por ese costado no tendrá las mismas garantías defensivas que si jugara Gabriel Mercado, a quien piensa poner de "cuatro" el jueves 21 frente a Croacia. Por eso, cada vez que Salvio se proyecte por el lateral, entre Mascherano y Biglia le realizarán el relevo correspondiente.

2) En la planificación previa de Sampaoli, si jugaba Mercado iba a poner al lado de Mascherano a un mediocampista con mayores características ofensivas que Biglia. El indicado era Giovani Lo Celso, con quien ensayó durante buena parte de la preparación. Sin embargo, en los últimos días se inclinó por la chance de tener mayor salida por el lateral derecho con la presencia de Salvio y a la vez por tomar mayores precauciones en el retroceso. Por eso la zona de contención en la mitad de la cancha estará ocupada por Mascherano y Biglia, más aptos para la obstrucción del juego rival que Lo Celso.

3) Argentina saldrá a intentar imponer condiciones, como manda la historia y como exige su mayor potencial individual. Pero entre el discurso de Sampaoli y lo que en realidad se verá en la cancha habrá una distancia. Se verá un equipo ofensivo, sí, pero el "protagonismo desmedido" que figura en el ideal de Sampaoli tal vez quede para otra oportunidad. En la intimidad, Sampaoli reconoce que en un Mundial no se pueden cometer ingenuidades. Y el técnico quiere evitar que le pase eso ante un adversario que se prepara para el partido de mañana en el estadio del Spartak de Moscú como si fuera una final del Mundial. Para Islandia, enfrentar a Messi y compañía será el partido de sus vidas y Sampaoli no quiere sorpresas desagradables.

4) Consciente de que Argentina todavía es un equipo en formación, Sampaoli prefiere ir despacio. Sus ideales futbolísticos se chocan con un escenario que muestra a la Argentina parada sobre un escenario ajeno al ideal: con jugadores que se perdieron el Mundial por lesiones como Sergio Romero y Manuel Lanzini, con otros que llegan con escasa actividad en sus clubes como Wilfredo Caballero y Marcos Rojo, con un antecedente preocupante en el último amistoso serio como fue el 6 a 1 en contra ante España, con temas extradeportivos que alteraron la tranquilidad del grupo.

5) Realista, el técnico sabe que en Argentina le está pasando algo que hasta ahora no le había ocurrido en ninguno de los equipos que dirigió. En la Universidad de Chile, la Selección chilena y el Sevilla, los tres equipos más importantes que dirigió, rápidamente dotó de su impronta a esos conjuntos. Era reconocible el estilo Sampaoli cada vez que se los veía jugar. Con algún cambio en el formato, porque al principio apostaba por un fútbol más vertical y ahora prefiere tener mayor posesión de pelota, esos equipos se caracterizaban por la decisión con que salían a buscar los partidos. Esta Argentina hasta ahora no mostró ese rasgo de un modo tan marcado. Busca, intenta, quiere adueñarse de los partidos, pero de momento sin la audacia marcada que supo figurar en el ADN del técnico casildense.

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