Reservas ecológicas urbanas: pulmones verdes entre el cemento y la degradación ambiental

Las áreas protegidas urbanas aparecen como espacios destinados a la conservación de la sociodiversidad y a la educación ambiental. ¿Por qué son necesarias y cuántas hay en la ciudad?

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"No existe una definición que diga que los Parques Nacionales conservan una muestra verdadera de la naturaleza y las áreas protegidas urbanas solo lo que quedó o se salvó", dice el miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas. Foto: Fernando Calzada
"No existe una definición que diga que los Parques Nacionales conservan una muestra verdadera de la naturaleza y las áreas protegidas urbanas solo lo que quedó o se salvó", dice el miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas. Foto: Fernando Calzada

Muchas veces, se escuchan los relatos de los turistas maravillados por la arquitectura y la cultura de Buenos Aires, pero en muy pocas oportunidades se han escuchado elogios sobre nuestros espacios verdes. De hecho, la ciudad tiene un promedio de seis metros cuadrados por habitante, cuando los estándares internacionales son de entre diez y quince metros cuadrados.

Sin embargo, en este contexto, y peleándole al cemento y la degradación ambiental, emergen las áreas protegidas urbanas como espacios destinados a la conservación de la sociodiversidad, entendida como un punto de encuentro entre la diversidad biológica y la expresión cultural de las comunidades, y a la educación ambiental.

Para Adriel Magnetti, asesor legislativo en materia ambiental en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina y miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (UICN), estos espacios “son el soporte de nuestras vidas en las ciudades” y “necesitan de la presencia permanente de personas”. Además, agrega que no es posible contemplar un área urbana que sea estrictamente usada con fines científicos porque “son fundamentales para la salud y no podemos prescindir, ni privar a la gente del acceso a ellas”. Entrevistado por DEF, Magnetti derriba mitos y ayuda a comprender su importancia para el contexto urbano en el que se desarrollan.

-Las áreas protegidas nacionales se constituyen a partir de lugares con un alto grado de conservación de flora y fauna. En el caso de las reservas urbanas, ¿se forman a partir de lugares abandonados por el hombre en medio de las ciudades o hay otra génesis?

-No existe una definición que diga que los Parques Nacionales conservan una muestra verdadera de la naturaleza y las áreas protegidas urbanas solo lo que quedó o que se salvó. No solo se forman a partir de la intervención humana sobre el paisaje, como por ejemplo en los rellenos que suelen realizarse de manera ilegal sobre humedales, sino que pueden constituirse desde lugares que tengan un grado de conservación importante.

Para Magnetti es fundamental que en estas áreas "no solo se prioricen, sino que tengan como objetivo la conservación de una muestra representativa de la flora y fauna de la región". Foto: Fernando Calzada.
Para Magnetti es fundamental que en estas áreas "no solo se prioricen, sino que tengan como objetivo la conservación de una muestra representativa de la flora y fauna de la región". Foto: Fernando Calzada.

-¿Puede intervenir la mano del hombre en su formación, por ejemplo, plantando flora nativa?

-Hay casos muy exitosos de regeneración ambiental de ecosistemas muy degradados que pasaron de ser sitios abandonados a áreas de valor para la diversidad local. En Buenos Aires, podemos citar la Reserva Ecológica Lago Lugano y la Reserva Natural Urbana “El corredor”, en San Miguel. Ambos sitios fueron basurales abandonados, y hoy en ellos se han logrado restaurar muestras de los ecosistemas representativos de la región con sus ensambles de flora y fauna, y sus características fisonómicas emblemáticas.

-¿Reflejan el ambiente de la región?

-Si no lo hacen, no es posible desarrollar actividades de conservación de la biodiversidad y educación ambiental. Por lo tanto, es fundamental que estas áreas no solo prioricen, sino que tengan como objetivo la conservación de una muestra representativa de la flora y fauna, y de la sociodiversidad propia de la región en la que se ubican.

En la ciudad existen tres áreas protegidas reconocidas por la legislación de la ciudad: Reserva ecológica Lago Lugano, Costanera Sur, y Ciudad Universitaria. En la foto, Ciudad Universitaria. Foto: Fernando Calzada.
En la ciudad existen tres áreas protegidas reconocidas por la legislación de la ciudad: Reserva ecológica Lago Lugano, Costanera Sur, y Ciudad Universitaria. En la foto, Ciudad Universitaria. Foto: Fernando Calzada.

-¿Contemplan la posibilidad de flora y fauna que no sea nativa?

-Resulta fundamental entender que no hay un criterio purista que sentencie que un espacio, por tener flora y fauna exótica, abandone la categoría de área protegida. Sería un error contemplar que las reservas naturales no las tengan. Por eso, es fundamental comprender que convivimos con estos organismos. La clave está en lograr un manejo holístico, armonioso y estratégico para que no generen más problemas que beneficios.

-La ciudad, como soporte, ¿limita el número de reservas?

-Si bien el grado de transformación sobre el territorio y el grado de constructividad e impermeabilización con el que convivimos en el área metropolitana de Buenos Aires es muy elevado, esto no impide que todo tipo de lugares, que incluso tienen un alto grado de degradación ambiental, en el futuro no puedan transformarse en áreas naturales silvestres protegidas. Esto no quiere decir que cualquier lugar que haya sido transformado completamente tenga potencial de serlo. Pero seguro que las posibilidades son infinitas si ejecutamos adecuadamente un proceso de planificación estratégica en la metrópoli.

-¿Cuántas hay en la ciudad de Buenos Aires?

-Tenemos tres áreas protegidas reconocidas por la legislación de la ciudad, que son: la Reserva ecológica lago Lugano, la de Costanera sur y la de Ciudad Universitaria. Hay un cuarto sitio que se está manejando como un área de conservación por parte del Gobierno de la Ciudad, que son los Reservorios del Parque Sarmiento. Por otro lado, tenemos la reserva El renacer de la laguna, en la Facultad de Veterinaria de la UBA, y en otra medida existen ciertos espacios ubicados en diferentes sitios, como las vías de ferrocarriles, que son conservados por la comunidad.

"Hay casos muy exitosos de regeneración ambiental de ecosistemas muy degradados que pasaron de ser sitios abandonados a áreas de valor para la diversidad local, como la Reserva Ecológica Lago Lugano", dice el especialista. Foto: Archivo DEF.
"Hay casos muy exitosos de regeneración ambiental de ecosistemas muy degradados que pasaron de ser sitios abandonados a áreas de valor para la diversidad local, como la Reserva Ecológica Lago Lugano", dice el especialista. Foto: Archivo DEF.

-¿Son suficientes?

-Si bien la ciudad tiene infraestructura verde urbana diversa y heterogénea, compuesta por plazas, parques, pequeños espacios barriales, la cantidad de lugares silvestres protegidos aún son escasos. Por la cantidad de personas que habitan en la ciudad y su calidad ambiental, que está muy degradada, es necesario contar con más y mejores áreas protegidas urbanas. Por lo tanto, no son suficientes y yo creo que esto se debe a la política de planeamiento y ordenamiento del suelo que promueve el gobierno actual desde hace 14 años. Un modelo de ciudad que no es tendiente a generar cada vez más áreas de protección de naturaleza silvestre, sino que es más propenso a crear sitios de acceso privilegiado y de privatización de la tierra pública.

-¿Tienen un tipo de estructura en común?

-Respetan la lógica que también se da en áreas protegidas en general. Pueden tener una zona donde se priorizan las actividades de conservación en sentido estricto, como la investigación científica y el monitoreo; otra de uso público en general, y finalmente una donde se ubique la infraestructura. Sin embargo, una aclaración interesante para hacer es que estos lugares necesitan de la presencia permanente de las personas. No es posible contemplar un área urbana que sea estrictamente destinada a fines científicos. Porque son fundamentales para la salud y no podemos prescindir de ellas ni privar a la gente del acceso a ellas.

-Es decir, las reservas cumplen un rol social además del ambiental.

-Ninguna puede sobrevivir aislada del entorno que la contiene, por lo tanto, es fundamental que sirvan para su comunidad.

Para Magnetti, las áreas urbanas "necesitan la presencia permanente de personas. No es posible contemplar un área urbana que sea estrictamente destinada a fines científicos". Foto: Fernando Calzada.
Para Magnetti, las áreas urbanas "necesitan la presencia permanente de personas. No es posible contemplar un área urbana que sea estrictamente destinada a fines científicos". Foto: Fernando Calzada.

-¿Cuál es la diferencia entre ellas y un área verde o parque de la ciudad?

-Un parque público tiene como objetivo principal el de construir infraestructura verde urbana, siendo su misión la recreación y el esparcimiento. En cambio, las áreas protegidas persiguen como objetivo prioritario la conservación de la biodiversidad y la educación ambiental. Son sus pilares; así una plaza o un parque pueden contener vegetación exótica y no contemplar acciones de manejo tendiente a valorizar la biodiversidad local. Pero un área protegida no puede darse estas libertades: esa es la distinción principal y una distinción de objetivos.

-¿Pensás que, con la pandemia, estos lugares se revalorizaron?

-Si bien la pandemia fue un momento de quiebre para la valorización de los lugares abiertos, no hemos dado el salto de calidad que permitiría hacer una valoración diferencial de las áreas protegidas urbanas por sobre las áreas verdes públicas. Todavía existe una barrera, un salto, que tenemos que dar para ponerlas en valor. Por eso, es fundamental trabajar la articulación con diferentes actores de la sociedad para que les demos la real importancia que tienen a estas áreas, que son el soporte de nuestras vidas en las ciudades.

* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF.

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